Actualizado 18/07/2009 01:15

Chávez dice Zelaya regresa a Honduras, preocupa EEUU

Por Juana Casas y Esteban Israel

TEGUCIGALPA (Reuters/EP) - El depuesto presidente Manuel Zelaya buscaría volver a Honduras en las próximas horas, según su aliado venezolano Hugo Chávez, lo que alarmó a Estados Unidos y puso presión sobre una ardua segunda ronda de negociaciones en Costa Rica tres semanas después del golpe.

Chávez, al que muchos en Honduras acusan de influir en Zelaya para que intentara eternizarse en el poder, no dio detalles sobre el supuesto regreso del presidente hondureño, sobre el que pesa una orden de arresto en su país por violar la Constitución la reelección.

"Zelaya dijo que en las próximas horas entra a Honduras. Pues nosotros estamos con Zelaya, hay que apoyarlo", dijo a reporteros durante una visita a Bolivia.

Más tarde sugirió que Zelaya podría estar ya clandestinamente en Honduras, pero tampoco dio detalles. El jueves de noche, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, había dicho que el depuesto mandatario estaba en Managua.

Los comentarios de Chávez aumentaron la presión sobre las negociaciones programadas para el sábado con la mediación del presidente de Costa Rica, Oscar Arias, que propuso la formación de un Gobierno de unidad nacional para destrabar la mayor crisis en América Central en las dos últimas décadas.

En Washington, el Departamento de Estado pidió indirectamente a Chávez que bajara el tono.

"Ningún país de la región debe alentar ninguna acción que pueda aumentar potencialmente el riesgo de violencia en Honduras ni en los países vecinos", dijo el portavoz del Departamento de Estado, P.J. Crowley, interrogado sobre los comentarios del líder venezolano.

Otro funcionario del Departamento de Estado, que pidió el anonimato, dijo que Washington miraba con preocupación el supuesto regreso de Zelaya y que la retórica de Chávez "no ayuda" a las discusiones.

"La situación ahora es de una seria preocupación para nosotros y con el potencial de que se agraven severamente las tensiones en la región si (Zelaya) decide hacer ese viaje ahora", señaló.

POSICIONES IRRECONCILIABLES

Zelaya intentó regresar el 5 de junio a bordo de un avión venezolano, que no fue autorizado a aterrizar. Un manifestante murió por disparos de militares que custodiaban el aeropuerto.

El viernes, cerca de un millar de opositores al golpe bloquearon carreteras comerciales de acceso a Tegucigalpa, con el objetivo de poner presión sobre el Gobierno de facto de una de las economías más pobres de América Latina.

Policías antimotines persuadieron a los manifestantes para que levantaran después del mediodía el bloqueo de una carretera en el sur de la ciudad, liberando el paso a decenas de camiones paralizados durante horas.

El Gobierno interino extendió el toque de queda hasta el sábado. Pero, los opositores, reunidos en las rutas con banderas de Honduras, pañuelos rojos y paraguas para protegerse del sol, prometieron intensificar las protestas para el sábado.

Las posiciones de ambas partes parecían irreconciliables pese al optimismo de Arias, Premio Nobel de la Paz por su papel en los acuerdos de paz que zanjaron guerras civiles en la región a inicios de la década de 1990.

Zelaya insiste en su restitución como la única salida a la crisis desatada tras el golpe del 28 de junio, apoyado en un amplio apoyo internacional que unió a enemigos como Estados Unidos y Venezuela.

Pero, su retorno es inaceptable para el Gobierno del presidente interino, Roberto Micheletti, quien dijo estar dispuesto a renunciar y otorgar una amnistía a Zelaya por supuestos delitos políticos si el derrocado mandatario desiste de reclamar el poder.

"No hay posibilidad de negociar el retorno del presidente Zelaya a la Presidencia de la República, pero sí hay manera de que (...) se le otorgue una amnistía por los delitos políticos que pueda haber cometido", dijo el ministro interino de la Presidencia, Rafael Pineda, a la televisión local.

Zelaya, un magnate liberal que irritó a políticos y empresarios en Honduras al aliarse con Chávez, fue sacado de la cama por militares, subido a un avión y expulsado a Costa Rica, horas antes de una consulta popular que abriría paso a la reelección.

ARIAS OPTIMISTA

En una de las pocas señales de apertura dadas hasta ahora, Pineda dijo que el Gobierno interino consideraría aceptar una nueva administración sin Zelaya ni Micheletti, que saque al país de la tormenta política y lo mantenga a flote hasta las elecciones de noviembre.

Arias dijo el viernes que se sentía optimista sobre la reunión, a la que Zelaya y Micheletti enviarán negociadores.

"Creo que han venido ablandando las posiciones iniciales. Creo que voy a encontrar más flexibilidad", dijo el viernes.

Pese a la condena internacional, el Gobierno instalado tras el golpe cuenta en Honduras con fuerte apoyo político, militar, de los empresarios y hasta con la bendición de la Iglesia.

El Gobierno interino adelantó para el viernes el pago de los salarios de los maestros, con la esperanza de que éstos suspendan sus protestas y regresen a las aulas.

Pero muchos de los salones de clase en este empobrecido país centroamericano seguían desiertos, mientras los hondureños miraban de reojo las negociaciones del sábado en Costa Rica.

"A Mel (Zelaya) lo vamos a traer nosotros", dijo Noemí Farías, una profesora de 43 años que participaba en el bloqueo de una carretera comercial en el norte de Tegucigalpa.