Actualizado 13/06/2009 01:56

China allana camino a papel global avanzando en crisis

Por Chris Buckley y Simon Rabinovitch

PEKIN (Reuters/EP) - La semana pasada recibieron a los estadounidenses. La próxima semana visitarán Rusia. La intensa diplomacia china en medio de la crisis económica refleja la creciente influencia que según algunos subraya el momento para que China asuma el papel de super potencia.

Muchos observadores chinos piensan que los males que acosan a las naciones ricas de Occidente ayudarán a Pekín a ganar un mayor protagonismo global, pero esas expectativas van atadas a advertencias de que China no debería exagerar su poder -por encima de todo, a no imaginar desbancar el dominio de Estados Unidos o del dólar muy pronto.

"El liderazgo está absolutamente consciente de que Estados Unidos continuará dominando pese a la crisis financiera", dijo Zheng Yongnian, director del Instituto del Este Asiático de la Universidad Nacional de Singapur, que viaja frecuentemente a China.

"China sí ve oportunidades de intensificar su avance, pero aún está lejos de convertirse en una súper potencia", agregó.

Esa cautela se mostrará la próxima semana, cuando el presidente chino Hu Jintao visite Rusia para la primera cumbre de las naciones "BRIC", que integran Brasil, Rusia, India y China.

Los cuatro países de rápido crecimiento podrían discutir maneras de reducir la dependencia de Estados Unidos, pero es Moscú, no Pekín, el que ha llevado la voz cantante en lo que respecta a diversificarse de los bonos del Gobierno estadounidense y hacer del yuan chino una moneda de reserva global.

Apenas la semana pasada, cuando el secretario del Tesoro estadounidense estuvo en Pekín para tranquilizar a sus anfitriones sobre la seguridad de sus enormes tenencias en dólares, los líderes chinos dejaron en claro, también, que ellos deseaban ver una fuerte economía en Estados Unidos.

China, no obstante, sabe bien que han cambiado las reglas de juego. Su creciente preeminencia choca contra su arraigada preferencia por un papel internacional mudo.

La fila de gobiernos extranjeros que acuden a Pekín para un impulso económico ha generado preguntas sobre qué tanto debería China usar sus enormes ahorros y el continuado crecimiento durante la caída económica global para avanzar hacia metas nacionales más amplias.

"Inicialmente hubo alguna incertidumbre sobre el impacto estratégico de la crisis financiera", dijo Yan Xuetong, un prominente experto de relaciones internacionales de la Universidad Tsinghua en Pekín.

"Pero ahora estamos viendo claramente que la crisis impulsará el estatus internacional de China (...) Con países pidiendo a China su dinero se ha descubierto que su influencia internacional también se ha expandido".

La discusión es también en torno a los límites correctos de las ambiciones de China. El rechazo de la compañía china Chinalco de vincularse a la minera global Rio Tinto la semana pasada destacó las dificultades que enfrenta Pekín para ampliar su alcance.

Algunos nacionalistas dicen que la caída económica marca el fin de la preeminencia estadounidense. Pero la mayor de analistas cercanos al Gobierno enfatizan que China permanece vinculada al enorme mercado estadounidense y que no tiene la fortaleza para desafiar a Washington.

Pekín espera impulsar la seguridad económica y de recursos, la influencia regional y un alcance diplomático sin irritar a Estados Unidos y sus aliados, dice Zheng.

"China continuará subiendo la escalera", dice. "Pero no quiere cambios revolucionarios en el sistema internacional".

EXPANDIENDO LA RED CHINA

En lugar de ello, China avanza en una estrategia más oblicua de expander su red de salvamento económico bilateral e internacional a naciones en problemas.

"El centro de China para contrarrestar la crisis estará en sus vecinos regionales", dijo Qin Yaqing, vicepresidente de la Universidad de Asuntos Extranjeros de China en Pekín y un asesor del Gobierno.

En el punto alto de la turbulencia financiera global el pasado septiembre, el primer ministro Wen Jiabao dijo que la mayor contribución china al mundo sería asegurar que su propia economía siga creciendo.

El centro doméstico permanece como piedra angular de la política. Pero desde entonces, Pekín también ha revelado una serie de swaps cambiarios, negociaciones de préstamos por petróleo y compromisos de financiamiento que han demostrado que el Gobierno no quiere mantenerse al margen.

Eso ha significado una mayor dilusión del dominante dictamen de Deng, lanzado durante el pos aislacionismo de 1989 y del colapso del bloque soviético, de que China debe "aguardar su momento y cultivar su fortaleza", manteniendo la cabeza gacha.

"Hubo un intenso debate en torno a si China tomaría un rostro diplomático más proactivo en el mundo. Con la crisis se ha convertido en una necesidad", dijo Gregory Chin, un experto en política exterior china en la Universidad York de Canadá.

"Ya no podían continuar sosteniendo la vieja estrategia de Deng Xiaoping de mantener un bajo perfil".

La primera incursión de Pekín en asistencia directa en la crisis se produjo en diciembre, cuando abrió con Corea del Sur su línea de swaps monetarios. Para fines de marzo había extendido swaps cambiarios a cinco otras naciones desde Indonesia a Argentina, por un total de 650.000 millones de yuanes (95.000 millones de dólares).

China también ha comprometido casi la mitad de esa cantidad en negociaciones de préstamos por petróleo desde febrero, otorgando créditos por 45.000 millones de dólares a Rusia, Brasil, Venezuela y Angola a cambio de abastecimiento petrolero a largo plazo.

Además de esas negociaciones bilaterales, China también se ha comprometido a invertir 50.000 millones de dólares en bonos especiales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y ha ofrecido 38.400 millones de dólares a un fondo regional de liquidez de Asia.

Todo ese dinero puede ayudar a negociar y en última instancia convertirse en influencia política, han dicho expertos chinos y ex funcionarios.

"China pueda ahora aplicar sus reservas (extranjeras) mientras las economías occidentales están débiles e imposibilitadas de extender ayuda a otros países en situación desesperada, y por lo tanto pueda ganar socios", escribió recientemente Zhen Bingxi, ex diplomático chino en Washington, en la revista china International Studies.

También se ha registrado un más ambiguo diálogo en círculos de política exterior china sobre un "G-2", donde Pekín y Washington trabajarían como capitanes conjuntos del crecimiento internacional y redactando reglas.

Por ahora, no obstante, es probable que Pekín se mantenga cauto de abrazar estrechamente a Washington, incluso si se presenta la oportunidad. Pekín ve el poder estadounidense lesionado pero aún demasiado dominante ara igualarlo. El dictamen de Deng es mantener un bajo perfil aun tiene cierto peso.