Actualizado 02/04/2012 19:52

Arranca el operativo humanitario para la liberación de los diez uniformados en poder de las FARC


BOGOTÁ, 2 Abr. (EUROPA PRESS) -

Un helicóptero facilitado por las autoridades brasileñas ha despegado este lunes desde un aeropuerto colombiano hacia un punto de la selva para buscar a un primer grupo de rehenes, dando así comienzo al operativo humanitario para la liberación de los diez uniformados en poder de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

En la aeronave viaja la exsenadora Piedad Córdoba --principal mediadora de estas liberaciones-- en compañía de Amparo Sánchez, directora de la Casa de la Mujer, representantes del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y militares brasileños.

El helicóptero partió a las 10.30 horas (17.30 horas en la España peninsular) del aeropuerto de Vanguardia, en la ciudad de Villavicencio, capital del departamento colombiano de Meta (sur). El operativo arrancó más tarde de lo previsto debido a una fuerte lluvia que arreció durante un par de horas en esa región.

Córdoba se negó a suspender la misión humanitaria alegando que las condiciones climáticas eran óptimas en el lugar de la selva colombiana donde los guerrilleros entregarán a los primeros secuestrados. Poco después de estas declaraciones el cielo se despejó en Villavicencio y, de inmediato, los helicópteros encendieron los motores.

Todavía se desconoce quiénes serán los primeros uniformados en recobrar su libertad tras más de trece años de cautiverio. Según Córdoba, los mediadores no han querido adelantar los nombres para no crear falsas expectativas, sin embargo, se espera que una vez que el helicóptero llegue a la zona de las liberaciones, la exsenadora revele los nombres de los liberados.

Las FARC tienen en su poder desde hace más de trece años a un grupo de diez policías y soldados a quienes pretendían intercambiar por rebeldes presos en las cárceles colombianas. En febrero, los jefes guerrilleros anunciaron la liberación de estos diez rehenes y el cese definitivo de los secuestros, práctica que mantuvieron durante casi cinco décadas con fines políticos y económicos.