Actualizado 09/08/2007 19:45

Crónica Colombia.- Unos 17.000 indígenas han sufrido violaciones de Derechos Humanos entre enero y julio, según ACNUR

Los grupos armados entran en las zonas habitadas por los indígenas con tácticas terroristas, asesinatos selectivos, amenazas y violencia


BOGOTA, 9 Ago. (EUROPA PRESS) -

Unos 17.000 indígenas colombianos han sufrido violación directa de los Derechos Humanos, que están recogidos en el Derecho Internacional Humanitario, en los primeros siete meses del año, lo que significa que un promedio de 80 personas por día han sido víctimas de crímenes que van desde el desplazamiento forzoso a los asesinatos selectivos, o las amenazas contra sus vidas.

Así lo asegura el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), basándose en cifras de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), con motivo de la celebración hoy, 9 de agosto, del Día Internacional de los Pueblos Indígenas.

Además, denuncia que alrededor del 12% del total de la población indígena actualmente está en situación de riesgo por el conflicto, ya que sufren la violencia del mismo, intimidación, y han visto como se han reducido sus recursos económicos. Los resultaos son devastadores ya que la malnutrición entre los niños de las tribus Embera y Wounaan ha alcanzado el 75% en la costa pacífica de la región del Chocó.

Otro de los grupos especialmente afectados por esas violaciones de Derechos Humanos son los indígenas Kogi, guardianes de la Sierra Nevada de Santa Marta en la costa caribeña de Colombia, un lugar que consideran "mágico" situado a 6.000 pies sobre el nivel del mar y que llaman el "Corazón del Mundo" porque está comunicado por invisibles líneas con otros sitios sagrados del país.

VICTIMAS DEL CONFLICTO ARMADO

Los Kogis se llaman así mismos los Hermanos Mayores de la Humanidad y hasta hace muy poco han evitado todo contacto con el mundo exterior. Además, la ladera baja de la Sierra Nevada está habitada por otros tres grupos indígenas: los Arhuaco, los Wiwa y los Kankuamo, cuyo papel es proteger a los Guardianes.

Sin embargo, en la última década el conflicto armado colombiano ha irrumpido en ese mundo sagrado, ya que los grupos armados irregulares han penetrado en esta zona con tácticas terroristas, asesinatos selectivos, amenazas y violencia. Hoy, cuando los Kogis miran desde la cima de su montaña cubierta de nieve, ven como aquellas líneas se han convertido en un reguero de sangre de muchos de sus hermanos.

"Mientras nosotros estamos preparando el Día Mundial de los Pueblos Indígenas, nuestra gente sigue viviendo en medio de la violencia, absoluta impunidad, y con falta de protección", afirma Luis Evelis Andrade Casama, presidente del Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC).

En el otro lado del país, en la zona sur del Putumayo, los indios Cofan están también padeciendo problemas de inanición, ya que el conflicto les impide moverse libremente y limita sus posibilidades de pesca, caza y cosecha tradicional, según recuerda el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.

MALNUTRICION E INANICION

"No somos demasiado, alrededor de 1.200 Cofans", explica Iván Queta en nombre del grupo. "Estamos tratando de no perder nuestra cultura, de enseñarle a nuestros niños nuestro lenguaje. Pero ¿cómo pueden nuestros niños ir a la escuela cuando están muriendo de hambre y cuando tenemos que estar moviéndonos de un sitio a otro en busca de un lugar donde podamos estar en paz?", se preguntó.

La ley internacional y la colombiana recogen la obligación del Estado deber de prestar atención especial en la protección de las minorías étnicas y sus culturas. Pero los efectos del desplazamiento forzoso de los indígenas están siendo devastadores, ya no sólo en el plano individual, sino también a en lo que se refiere a la cultura de las tribus, que tienen sus propias tradiciones y organizaciones.

ACNUR trabaja con el Estado para ayudar a cumplir esta obligación de protección, así como con las organización indígenas a lo largo de todo el país. También se ha hecho una campaña para concienciar sobre la magnitud de esta crisis que se continúa año tras año.

"Tenemos que preguntarnos a nosotros mismos qué estamos haciendo para superar esta situación", afirma el representante de ACNUR en Colombia Roberto Meier. "El año pasado denunciamos el asesinato de cinco desplazados de la etnia Awa en el Día Mundial de los Pueblos Indígenas. Ahora la mala noticia es que cinco Awa han fallecido en un accidente en un mina en sus propias tierras", denunció.

DESPLAZADOS A ECUADOR, VENEZUELA Y PANAMA

El representante de ACNUR añade que 1.300 Awa están confinados en sus territorios en Nariño, también en el sur de Colombia, sin poder huir de los combates porque sus tierras están plagadas de minas. Y cerca de 600 han buscado refugio en cinco escuelas dentro del territorio Awa mientras cientos más se vieron forzados a desplazarse otra vez este año, y algunos han atravesado la frontera con Ecuador.

ACNUR precisa que otros indígenas han tenido que huido a Brasil, Venezuela y Panamá en busca de seguridad. Por eso, para conocer la dimensión regional de esta crisis, el organismo de la ONU está desarrollando un plan estratégico basado en los recursos locales y necesidades en ambos lados de la frontera colombiana, empezando por Ecuador y Venezuela.

Leonor Zabaleta, portavoz de las cuatro tribus de Sierra Nevada, condecorada este año con el Premio de Derechos Humanos del Gobierno sueco, dice que ni todas las leyes ni toda la asistencia humanitaria del mundo podrían parar la tragedia. "Hay una ley en Colombia para ayudar a las víctimas del desplazamiento forzado, pero no hay nada concreto para garantizar que no tengamos que desplazarnos. Ahora bien si tenemos que dejar nuestra tierra, todo está perdido", advierte.

Y mientras el conflicto colombiano prosigue, el peligro continuará acechando a la supervivencia cultural de los 80 grupos indígenas que componen el 3 por ciento del total de la población que habita en el país que, según recuerda ACNUR, representan uno de los patrimonios indígenas más ricos y variados del mundo.