Actualizado 27/10/2006 19:29

Crónica Colombia.- Los embera denuncian 52 muertes y 29 desaparecidos entre sus miembros y exigen un acuerdo humanitario

En el Primer Congreso Nacional Embera piden el fin de la guerra, uno de los factores que más les perjudica


BOGOTÁ, 27 Oct. (EUROPA PRESS) -

La comunidad indígena colombiana se reunió durante cuatro días en el Primer Congreso Nacional Embera, celebrado en un campo a cielo abierto en la localidad de Pereira. A lo largo de estas jornadas, que tuvieron lugar esta semana, la tribu embera pidió la elaboración de un acuerdo humanitario, exigió respeto a su cultura y denunció los abusos que se cometen habitualmente contra sus miembros.

Los emberas denunciaron que, sólo en 2006, 52 miembros de esta tribu fueron asesinados, otros 77 resultaron heridos y, en estos momentos hay 29 desaparecidos. Además 8.000 miembros han sido desplazados de sus territorios. En buena medida la tribu culpa a la guerrilla de estas masacres y denunciaron que los paramilitares no han cumplido con las desmovilizaciones. Aseguraron también que varios miembros de grupos armados asesinan a sus líderes en el Chocó.

El encuentro sirvió para manifestar una postura común y denunciar que no quieren que se violen sus tierras -que consideran sagradas-, ni con bombardeos ni con fumigaciones o que no se establezcan cultivos extensivos ni que se instalen megaproyectos hidroeléctricos o petroleros.

Francisco González, de la localidad de Nariño, dijo que las fumigaciones acaban los ríos, lagunas y plantas para su medicina y con los animales de cría y de caza. Asimismo, aseguró que los actores armados del conflicto colombiano han cometido asesinatos, torturas y muchos de sus líderes están desaparecidos.

Luis Evelis Andrade, presidente de la Organización Nacional Indígena de Colombia (Onic) estimó que al Congreso asistieron 5.000 emberas, hombres y mujeres. "Después de siglos de resistirnos a desaparecer, por primera vez la nación embera se reúne para visibilizar su situación, plantear inquietudes y proyectar sueños y anhelos", dijo.

Las tribus que asistieron al encuentro fueron los emberas 'dovidas', los 'pusavidas', y los 'eyavidas'. Muchos llegaron a pie en viajes que duraron hasta tres días. Los emberas 'dovidas' se autoproclaman seres del agua y llegaron desde el Atrato, el Putumayo y el Sinú. Los 'pusavidas' o seres del mar, desde Ungía y Cupica y por último los 'eyavidas' bajaron de las montañas y de lo más profundo de la selva.

INDÍGENAS CONTRA LA GUERRA

Sus quejas ponen de manifiesto que se sienten utilizados como escudos humanos por los sectores armados, que además bloquean el ingreso de alimentos y medicamentos, reclutan jóvenes, violan e irrespetan a sus mujeres y amenazan con la muerte si denuncian los atropellos, según informa el diario local 'El Tiempo'.

Los indígenas piensan que el conflicto armado amenaza su supervivencia como pueblo y exigen el fin de la guerra. "El conflicto no se puede solucionar mediante más guerra, ninguno de los bandos puede vencer y es necesario resolverlo mediante negociaciones y acuerdos", afirmaron en una resolución que leyó el presidente nacional de la Onic, Luis Evelis Andrade. Además pidieron al Gobierno que reanude los contactos para lograr un acuerdo humanitario, según acordaron todos los asistentes, mayores, mujeres y niños.

Estas tribus pertenecen a los casi 200.000 emberas katíos y chamíes presentes en 10 departamentos -sobre todo Chocó, Risaralda, Caldas, Antioquia, Caldas, Valle, Córdoba, César, Nariño, Quindiío y Putumayo- de todo el territorio colombiano.

Durante este congreso histórico, los autóctonos colombianos expusieron que los monocultivos de palma y otros productos, la explotación maderera y los proyectos como las hidroeléctricas acaban con la biodiversidad de sus territorios y con sus economías. Además expusieron que las masivas fumigaciones contra los cultivos ilícitos -coca- acaban con las fuentes de agua y toda forma de vida en las zonas bombardeadas con químicos.

César Karagama, de la comunidad embera en Chocó, denunció que empresas chinas acaban sus territorios con exploraciones petroleras, lo mismo que explotaciones madereras, mineras y grandes ganaderías.

Los representantes del Alto Sinú se quejaron de que, pese a las protestas contra la construcción de la represa Urrá 1, ahora el Gobierno ha adelantado la construcción de la Urrá 2. Los miembros del Alto Sinú denunciaron que los distintos grupos armados ilegales y la policía persiguen a sus dirigentes.

Toda su cultura, reclamos y esperanzas de siglos tuvieron cabida en una cancha a cielo abierto durante cuatro días. Y pese a que Imandau y Kue, dioses del sol y la lluvia, en ocasiones inclementes, ellos recibieron sus rayos y agua como bendiciones naturales.

Por otro lado, la comunidad indígena manifestó su pesar porque las autoridades locales no les permitieron manifestarse en la Plaza de Bolívar. "Un día vamos a pisar la tierra de la Plaza, somos personas, somos colombianos. Deben acostumbrarse a nuestra presencia. La plaza no es solo para las concentraciones de los políticos", expresaron. La Defensoría del Pueblo, Gobernación, Alcaldía, Universidad Tecnológica y organizaciones sociales se hicieron presentes.