Actualizado 15/01/2007 21:21

Crónica Ecuador.- Correa se pone al frente de un país estancado económicamente que ha tenido 8 presidentes en 10 años

El nuevo mandatario asegura en su discurso de investidura que el "nefasto" ciclo liberal en Ecuador ha terminado


QUITO/MADRID, 15 Ene. (EUROPA PRESS) -

El economista Rafael Correa Delgado, de 43 años, asumió hoy el poder presidencial en Ecuador, país que ha tenido ocho gobiernos en diez años debido a los escándalos de corrupción y la crisis económica en la que está inmerso, a pesar de ser uno de los territorios más ricos en recursos de América Latina.

Correa se comprometió hoy, ante el Parlamento ecuatoriano y decenas de jefes de Estado, para los próximos cuatro años y con la promesa de realizar cambios profundos que incluyen la convocatoria a una Asamblea Constituyente para reformar la Carta Magna.

Quien fuera también ministro de Economía en el gobierno saliente de Alfredo Palacio, tomó posesión ayer de forma simbólica en una ceremonia indígena en Zumbahua, localidad de la provincia de Cotopaxi, donde lo acompañaron sus dos mayores aliados: los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y de Bolivia, Evo Morales.

Durante este acto, Correa resaltó que "América ha despertado", y mostró su apoyo a todos los gobiernos de izquierdas que se han ido conformando durante 2006, un año electoral decisivo en Latinoamérica que ha supuesto un cambio radical en el mapa político de la región, esto es, en Brasil, Chile, Nicaragua y Venezuela, haciendo mención también a Argentina, Uruguay y Cuba.

Ecuador inauguró oficialmente esta mañana un nuevo periodo democrático. Quien lo inicia es un economista cuyo paso de 106 días por el Ministerio de Economía en el gobierno saliente le sirvió para ganarse un espacio en la política y conseguir así su objetivo: la Presidencia.

Terminar su mandato de cuatro años es uno de los mayores retos propuestos por Correa, originario de Guayaquil, casado con la belga Anne Malherbe y padre de tres hijos. Pero la Asamblea Constituyente, propuesta con la que se busca transformar la estructura jurídica y el sistema de representatividad ciudadana en el país, fue el centro de su campaña, una asamblea que no lograron los últimos tres gobiernos de Gustavo Noboa, Lucio Gutiérrez y Alfredo Palacio.

Dentro de este largo periplo que le espera a Correa, su gobierno se inicia con un punto a favor al haber logrado ayer el apoyo necesario que respalda la Constituyente, objetivo que hasta la semana pasada le era adverso con la denominada mayoría 'anticonstituyente', al conseguir los votos del Partido Sociedad Patriótica (PSP), partido del ex presidente Gutiérrez.

Pero hay quienes advierten de la necesidad de que la nueva administración no sólo fije en la Constituyente el eje fundamental de la transformación que necesita Ecuador. Para el analista Alfonso Oramas, la transformación viene desde un gran liderazgo político. "No creo que el cambio se va a dar solo a partir de la Asamblea. Creo que el cambio también se da a partir de la capacidad que puede tener el gobernante para que a base de liderazgo y creatividad pueda impulsar el país", añadió.

SITUACIÓN ACTUAL

Correa recibe un país dolarizado, donde el desempleo, las altas tasas de interés y la inflación se mantienen todavía en altos niveles. Y ahí se desprende otro reto para el gobierno: el de saber tener un equilibrio para no descuidar este aspecto por estar abocado en el tema de la Asamblea.

A criterio de José Valencia, catedrático de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, uno de los principales retos para el nuevo régimen seguirá siendo el aspecto económico. En este sentido, opina que si bien Correa llega a un escenario que está marcado de una bonanza debido a los altos precios del petróleo, también está caracterizado por problemas estructurales de la economía que se deberán resolver.

Son muchos los retos que esperan al próximo jefe de Estado ecuatoriano, ya que tendrá que hacer frente a uno de los territorios más ricos en recursos naturales de América Latina, pero con más de la mitad de la población inmersa en los índices de pobreza, con una clase política envuelta en la corrupción y un sistema económico falto de estabilidad e iniciativa.

La deuda exterior pública es actualmente de más de 10.000 millones de dólares (casi 8.000 millones de euros), lo cual pesa demasiado sobre una economía que se mantiene desde hace unos años gracias a las remesas que envían los emigrantes.

DISCURSO

En su discurso de investidura, Correa anunció que renegociará la deuda externa y que impulsará un modelo económico de corte socialista. "Iremos a una renegociación soberana y firme de la deuda externa ecuatoriana y, sobre todo, de las inadmisibles condiciones que nos impusieron en el canje del año 2000", afirmó.

Correa, destacando que el "nefasto" ciclo neoliberal terminó en Ecuador, demandó en su intervención a los organismos multilaterales que sean solidarios con la situación social a la que se enfrenta el país y aprueben una renegociación de sus créditos.

Aunque no mencionó la posibilidad de declarar una moratoria unilateral dentro del proceso de renegociación, advirtió de que la comunidad internacional debería constituir un tribunal para determinar la legalidad de determinados segmentos de deuda y aprobar la suspensión de sus pagos.

El nuevo presidente enfatizó la importancia de tener una legislación laboral que recupere la centralización del sector laboral y "evite el abuso de competir, deteriorando las relaciones laborales", y resaltó la necesidad de buscar una nueva concepción de desarrollo que no refleje los intereses de grupos dominantes, ya que el país se "integra desde hoy, y de manera decisiva, a la gran construcción ciudadana".

Correa aseguró que no vivirá en Carondelet, sede del Ejecutivo, y que ha entrado "sin nada" en la Presidencia y que saldrá "sin nada". Finalizó su intervención agradeciendo, en la lengua indígena quechua, a todos los ecuatorianos que le llevaron a la victoria en las elecciones.

PROMESAS ELECTORALES

Para reducir el desempleo --una de las mayores lacras de Ecuador--, Correa se comprometió en su campaña electoral a entregar créditos masivos de hasta 5.000 dólares a cinco años de plazo y al 5 por ciento de interés para microempresarios de la zona urbana, y de la misma cantidad a diez años de plazo al 5 por ciento para agricultores de la zona rural.

El nuevo mandatario ofreció, por otro lado, incrementar gradualmente el presupuesto destinado a educación para alcanzar el 6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), así como aplicar el Plan Decenal de Educación elaborado por el gobierno de Alfredo Palacio por el ministro Raúl Vallejo, a quien ratificó en el cargo.

En lo económico, ofreció en la campaña bajar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) del 12 al 10 por ciento, lo cual, según aseguró, supondrá una reducción de 400 millones de dólares que se compensarán con una combinación de medidas que incluye el cobro de aranceles, impuestos especiales y a la especulación financiera, y la eliminación de la evasión tributaria.

EQUIPO DE GOBIERNO

Correa ha formado un gobierno con variantes poco comunes en el pasado, con inclinación hacia la izquierda y ministros procedentes principalmente de organizaciones no gubernamentales, pero siempre sin recurrir a pactos políticos con partidos tradicionales.

El gabinete está integrado por 19 miembros de entre 40 y 55 años, ocho de las cuales son mujeres y dos en puestos clave, los ministerios de Exteriores y de Defensa, por primera vez en la historia del país. Pocos ministros destacan por su pasado político en un equipo en el que hay analistas, poetas y activistas sociales.

Destacan en la administración de Rafael Correa el poeta Antonio Preciado, el primer hombre de color en ocupar un ministerio, en este caso el de Cultura, mientras que Mónica Chuji, una indígena kichwa de la Amazonia que ha trabajado de cerca con organizaciones de su pueblo, estará encargada de la cartera de Comunicación.