LA HABANA, 1 Ago. (EUROPA PRESS) -
El presidente de Cuba, Fidel Castro, afirma en una de sus nuevas 'reflexiones' que su hermano Raúl, a quien delegó el poder hace un año, le consulta "cada decisión importante" a medida que se ha ido recuperando de la enfermedad que padece y que le obligó el 31 de julio de 2006 a ceder "temporalmente" todos sus cargos.
"El propio Raúl se ha encargado de responder que cada decisión importante a medida que me iba recuperando era consultada conmigo", afirma Castro en una nueva reflexión, bajo el título 'La Llama Eterna', que ha sido publicada por el diario oficial Granma con motivo del primer aniversario de su cesión del poder.
Además, asegura que está "luchando sin descanso", tal como ha hecho toda su vida, para lograr un pronto restablecimiento, y reconoce que se siente "acosado" con muchas preguntas sobre el momento en que volverá a ocupar "lo que algunos llaman el poder, como si tal poder fuera posible sin independencia".
En otro momento, asegura que la lucha debe ser "implacable", tanto contra "nuestras propias deficiencias" y como contra el "enemigo insolente" que intenta "apoderarse" de isla, en referencia a Estados Unidos, a quien recuerda que los cubanos están preparados para cualquiern intento de invasión.
"Hay algo que no puede ser jamás olvidado por los dirigentes de la Revolución. Es deber sagrado reforzar sin tregua nuestra capacidad y preparación defensiva, preservando el principio de cobrar a los invasores en cualquier circunstancia un precio impagable", asegura tajante Fidel Castro.
En este punto, el presidente convaleciente advierte que "nadie se haga la menor ilusión" de que Estados Unidos que, según dice, "lleva en sí los genes de su propia destrucción", negociará con Cuba, tras lo cual insiste en la necesidad de seguimos batallando sin tregua por liberar a los Cinco Héroes detenidos en Estados Unidos.
"Por mucho que le digamos al pueblo de Estados Unidos que nuestra lucha no es contra él, este no está en condiciones de frenar el espíritu apocalíptico de su gobierno ni la turbia y maniática idea de lo que llaman 'una Cuba democrática'", concluyó Castro.