Actualizado 02/11/2011 18:04

La Iglesia pide al Gobierno cubano que alivie las "molestas restricciones" a la libertad de movimiento

Pide que se haga "justicia" a los cubanos que emigraron de la isla y que ahora desean regresar


MADRID, 2 Nov. (EUROPA PRESS) -

La Iglesia Católica cubana ha criticado este miércoles las "molestas restricciones" que el Gobierno de la isla impone tanto a los que quieren salir de la misma como a los que quieren regresar y ha pedido que se haga "justicia" en esta materia, sobre todo para aquellos que salieron de Cuba y ahora desean volver. Asimismo, ha criticado que La Habana condicione todos sus cambios a que se ponga fin al bloqueo por parte de Estados Unidos.

En un artículo de opinión en la revista 'Palabra Nueva', que publica el arzobispado de La Habana, su portavoz, Orlando Márquez, destaca que "cada año son más los cubanos que vienen desde Estados Unidos, España, Italia y otros lugares", entre los que hay incluso "los que han regresado después de más de 40 años de ausencia", mientras que "el número de los que emigran no decae, crece".

Según el artículo, "corresponde al Gobierno cubano restablecer la justicia en este campo, por ser la autoridad del país la que determina la política migratoria tanto para los que residimos en la isla como para los emigrados".

Para el arzobispado, que ha desempeñado en los últimos tiempos un papel clave de mediación con el Gobierno, sobre todo para la liberación de presos políticos, "es obvio que en las regulaciones actuales hay demasiadas y molestas restricciones al movimiento migratorio, es decir, a la libertad de las personas para entrar y salir del país, lo cual no es justo".

En este sentido, tras recordar que el propio presidente cubano, Raúl Castro, destacó el pasado agosto la importancia de "actualizar la política migratoria", el artículo defiende que "quienes emigraron son cubanos y, salvo que renuncien o desprecien pública y voluntariamente su condición ciudadana, tienen más derecho que ciudadanos de otros países a visitar esta, su tierra natal".

"Ni siquiera deudas legales deben negar tal derecho, y lo más probable es que quienes estén en tal situación declinen voluntariamente para evitar el castigo", subraya Márquez, para quien "los motivos que originaron su salida --sea huyendo del Gobierno revolucionario hace 50 años, presionados por razones políticas después, forzados por lazos familiares o en busca de mejores oportunidades económicas-- por sí solos no despojan a estas personas de su condición de ciudadanos cubanos, adquirida por nacimiento, tal como declara la Constitución de la República".

Asimismo, denuncia "otras serias contradicciones", como que la ley "no admite la doble ciudadanía y declara perdida la propia cuando se adquiere una extranjera". Para el arzobispado, "resulta incoherente exigirles a los emigrados nacionales que visiten su país de origen con pasaporte cubano, aunque hayan adquirido la nacionalidad del país donde residen, y cobrarles un costosísimo permiso de entrada estampado en un pasaporte que los reconoce e identifica como ciudadanos cubanos".

SALIDA DE LA ISLA

En cuanto a "las restricciones y controles migratorios" a los residentes en la isla, este es un asunto de "clamor popular desde hace muchos años" y ha llegado a incluirse en los 'lineamientos' formulados por el Gobierno de cara al futuro de la isla en los que se contempla "estudiar una política que facilite a los cubanos residentes en el país viajar al exterior como turistas", dice.

Aunque "suena estimulante por aquello de reconocer --¡finalmente!-- que los cubanos puedan ser 'turistas en el exterior', refleja el mismo espíritu controlador y paternalista que se quiere erradicar en otros campos". Con ello, prosigue el artículo, se recuerda que "nuestro alcance y límites no dependen de la libre voluntad o capacidad personal --tampoco entonces nuestros sueños o aspiraciones--, sino solo del permiso que el Estado, o más bien ciertos funcionarios con poder, nos conceda".

Aunque el arzobispado asegura que con su artículo no quiere "ofrecer soluciones" puesto que "en nuestro país hay numerosos y bien dotados especialistas en la materia", si bien se hace hincapié en que "la ley que regula la ciudadanía en Cuba fue sancionada en 1944" por lo que "sin duda hace falta una actualización en la materia", más en la "época de la globalización".

NO SUPEDITAR EL DESARROLLO AL FIN DEL EMBARGO

"Cada vez se hace más evidente la urgencia de una concertación nacional, es decir, una actualización, para bien, de las relaciones entre quienes componemos la nación cubana", prosigue Márquez en su artículo, subrayando que el desarrollo del país, objetivo último de cualquier cambio en materia económica, política o migratoria, "no debe supeditarse, por ejemplo, al levantamiento del embargo o bloqueo de Estados Unidos (...) ni a una mejora de las relaciones con aquel país, ni a la existencia de un fondo millonario para generar desestabilización interna en este país".

"Tampoco debe condicionarse a la modificación o eliminación de la Posición Común de la Unión Europea" hacia la isla, aprobada en 2003 y que condiciona las relaciones a avances en materia de Derechos Humanos, puesto que se trata de "un texto redactado por quienes o no conocían la naturaleza del Gobierno cubano y su probable respuesta, o la conocían demasiado bien como para saber que solo serviría para la confrontación".

Así pues, concluye el portavoz del arzobispado, "la salida a la situación crítica que vivimos depende ante todo de nosotros, de reconocer la apremiante necesidad que tenemos de desatar de una vez todas las potencialidades creadas en el país en las últimas décadas y de restablecer los lazos humanos, sin más restricciones que las que demanden el sentido común y la ley justa, dejando definitivamente atrás el paternalismo de Estado y el maldito vicio del 'controlismo' y sus aparejadas incongruencias".

"El pretexto de condicionar las políticas internas únicamente a las actitudes políticas de terceros no es un argumento favorable para nación alguna que desee ocupar, o mantener, un espacio propio en el ámbito internacional" puesto que "hostilidades siempre habrá, y crisis y enemigos o divergencias".