Actualizado 03/05/2014 12:14

El conflicto del Beagle que pudo acabar en guerra

Canal de Beagle en Ushuaia, Argentina
Foto: REUTERS

SANTIAGO, 2 May. (Notimérica/EP) -

   Este viernes, 2 de mayo, se cumplen 37 años del laudo arbitral que apoyó el reclamo de Chile en el conflicto del Beagle, un desacuerdo entre la República Argentina y la República chilena sobre la traza de la boca oriental de dicho canal.

   Pero ese laudo no puso fin al conflicto, que estuvo a punto de acabar en una guerra entre ambos países. Sólo la intervención directa del Papa Juan Pablo II logró apaciguar a los negociadores de cada lado para frenar el conflicto cuando la movilización era total en la frontera.

   Los límites entre Argentina y Chile fueron fijados tomando en cuenta la línea divisoria natural que conforma la Cordillera de los Andes, en un trayecto aproximado de 5.000 kilómetros.

   El problema se presentó respecto a la delimitación de la región sur, que incluye al canal de Beagle, al Estrecho de Magallanes y al meridiano por el que se divide la Isla Grande de Tierra del Fuego.

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   El 30 de octubre de 1964 el Gobierno argentino comunicó al de Chile su decisión de someter el caso a la Corte Internacional de Justicia, lo que fue aprobado por el gobierno chileno. Los ministros de relaciones exteriores de ambos países firmaron una declaración el 6 de noviembre de 1964 en la que expresaron su voluntad de iniciar conversaciones con miras a llegar al acuerdo necesario para someter el caso a la Corte.

   Sin embargo los avances en esta gestión se verían abortados tanto por los nacionalismos extremos (provenientes principalmente desde las Fuerzas Armadas de ambos países), como de las violaciones a los acuerdos limítrofes por barcos en las costas del Beagle, y de otros asuntos.

   Para dirimir la cuestión pacíficamente se convino en nombrar como árbitro en 1970 a la Reina Isabel II de Gran Bretaña. El Laudo Arbitral fue dado a conocer por el gobierno británico el 2 de mayo de 1977. Chile aceptó la sentencia, y la convirtió en ley, mientras que Argentina la declaró nula.

   El 19 de enero del año 1978, el presidente argentino de facto, Rafael Videla y el de Chile, Augusto Pinochet, llegaron a reunirse pero no alcanzaron ningún acuerdo.

   Tras declarar nulo el laudo arbitral, el gobierno militar argentino movilizó todo su poderío militar para cambiar lo establecido por el tribunal. Para ello planificó, bajo el nombre de 'Operación Soberanía', una acción militar contra Chile, con el fin de ocupar las islas que el Laudo Arbitral de 1977 le había otorgado a ese país, e incluso invadir su territorio continental si fuera necesario.

   La 'Operación Soberanía' se puso en marcha la noche del 21 al 22 de diciembre de 1978. El 4º Batallón de Infantería de Marina debía desembarcar en las islas en disputa a las cuatro de la madrugada del 22 de diciembre. Sin embargo, fue abortada sólo unas horas antes, cuando la Junta Militar argentina resolvió aceptar la mediación papal.

   Al obtener la aprobación del Papa Juan Pablo II para realizar el arbitraje, el delegado papal, cardenal Antonio Samoré, anunció su viaje para dirimir el conflicto y evitar la guerra.

   Así, el 8 de enero de 1979 se firmó en Montevideo el acta que aceptaba la mediación de la Santa Sede. El fallo papal, conocido el 12 de diciembre de 1980, también benefició a Chile, ya que las islas quedaron bajo su dominio aunque se le otorgó a Argentina un sector de la zona económicamente exclusiva.

   En 1984, Argentina aceptó el laudo tras realizar una consulta popular no vinculante donde prevaleció el sí a la aceptación de la decisión papal.

TRATADO DE PAZ

   En noviembre de 1984, durante la presidencia de Raul Alfonsín, primer presidente democrático argentino después de la Dictadura Militar que había gobernado Argentina desde 1976, se firmó en Roma el Tratado de Paz y amistad con Chile.

   Por este tratado, considerado como una transacción, se tuvieron en cuenta el Tratado de Límites de 1881 y las propuestas de la mediación papal, ratificando el compromiso de solucionar cualquier conflicto por medios pacíficos.

   El tratado incluyó la delimitación marítima, un procedimiento para la solución de controversias, estipuló derechos de navegación y precisó los límites en el estrecho de Magallanes. En cada uno de estos puntos reafirmaba también los derechos de ambos países en la Antártida.

   De los territorios disputados, Chile obtuvo el reconocimiento por parte de la Argentina de la soberanía chilena sobre las islas que se encuentran desde el eje central del canal Beagle hacia el sur; a cambio Chile renunció a la mayor parte de los espacios marítimos que a tales islas les otorga el derecho internacional, y además reconoció como de soberanía argentina a las islas del canal Beagle ubicadas desde su eje central hacia el norte.

   Además ambos países intercambiaron derechos de navegación en la zona y Argentina renunció a sus aspiraciones en el estrecho de Magallanes.

   Durante la presidencia argentina de Carlos Saúl Menem, se firmó el 2 de junio de 1999 un acuerdo de límites, que los congresos de ambos países ratificaron, y que zanjó definitivamente el problema limítrofe, estableciendo como divisoria la línea de las altas cumbres de 1881 y quedando las islas cuestionadas en posesión chilena.