Actualizado 28/07/2009 01:44

EEUU insiste retorno Zelaya, que sigue en frontera

Por Iván Castro

OCOTAL, Nicaragua (Reuters/EP) - Estados Unidos insistió el lunes en que el derrocado presidente de Honduras Manuel Zelaya debe volver al poder, mientras el mandatario depuesto seguía instalado en la frontera pese a las advertencias de Washington de que eso no ayuda a su retorno.

Casi un mes después de un golpe de Estado que lo expulsó del país, el Departamento de Estado estadounidense volvió a subrayar su postura, pero no se comprometió a endurecer las sanciones contra el Gobierno interino de Honduras, a pesar de sus amenazas de congelar la ayuda financiera.

Zelaya, cercano aliado al presidente izquierdista venezolano Hugo Chávez, había exhortado a Estados Unidos a endurecer la mano con Honduras para facilitar su vuelta al poder. Hasta ahora, Washington sólo ha cancelado la asistencia militar al empobrecido país por 16 millones de dólares.

"Queremos la restauración del orden democrático y eso incluye el regreso de mutuo acuerdo del presidente democráticamente elegido, es decir de Zelaya", dijo el portavoz del Departamento de Estado Ian Kelly en Washington.

Zelaya llegó el viernes pasado a la frontera con Honduras manejando un jeep a la cabeza de una caravana desde la capital nicaragüense y cruzó la militarizada línea limítrofe unos metros, para luego retroceder a tierras de Nicaragua.

Ese desafío al Gobierno interino que asumió tras el golpe y que tiene una orden de arresto sobre él, generó las críticas de la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton.

"Todas las partes han de centrarse en una solución política pacífica", dijo Kelly a periodistas.

El derrocado mandatario permanece en la localidad nicaragüense de Ocotal, cerca del punto fronterizo Las Manos mientras del lado hondureño se mantenía un fuerte operativo de policías y soldados que impedía por cuarto día consecutivo el acceso de sus partidarios a la frontera.

En Tegucigalpa el Congreso -que apoyó el golpe de Estado del 28 de junio- se preparaba para debatir una propuesta del mediador costarricense Oscar Arias, que exige la vuelta de Zelaya al poder. Pero su aval parece improbable, considerando que el Gobierno interino no está dispuesto a permitir el regreso.

"La verdad es que él fue removido por un gobierno civil democráticamente electo, porque los poderes independientes judicial y legislativo de nuestro gobierno encontraron que él violó nuestras leyes", escribió el presidente de facto Roberto Micheletti en un editorial publicado en el diario estadounidense Wall Street Journal.

Zelaya tiene órdenes de captura en Honduras por supuestamente haber violado la Constitución según el Gobierno interino, un presunto delito usado como argumento para el golpe de Estado que desató la mayor crisis política en América Central en 20 años.

Ahora los legisladores también analizarán una propuesta de amnistía para los delitos políticos que le atribuye al depuesto mandatario, según el vicepresidente del Congreso, Ramón Velásquez.

"Esta tarde pensamos tener ya una resolución del Congreso, para que el Ejecutivo lo use en las pláticas que está realizando el Gobierno con los mediadores", agregó a Reuters.

EXODO DE SIMPATIZANTES

Muchos de los partidarios de Zelaya que intentaron unirse a él en la frontera regresaban el lunes a sus casas, frustrados por los controles policiales que impedían su avance.

Apenas unos 200 simpatizantes quedaban el lunes en la ciudad de El Paraíso, a unos 12 kilómetros de la frontera con Nicaragua, delante de un retén con policías antimotines y soldados armados con rifles de asalto.

Otras 500 personas que burlaron el cerco militar caminando durante horas por las montañas, se replegaron con Zelaya a la localidad nicaragüense de Ocotal.

Alrededor de 350 manifestantes, cansados y hambrientos tras días a la intemperie, fueron asistidos con alimentos y primeros auxilios en El Paraíso, dijo el representante de la Cruz Roja de Honduras, Carlos Rodríguez.

Zelaya dijo la noche del domingo que se quedaría en Ocotal "el tiempo que sea necesario" hasta recuperar el poder.

El Gobierno de facto lo acusa de haber violado la Constitución al intentar realizar una consulta popular que abriera paso a la reelección y considera que la manera en que lo sacó del poder fue legítima, aunque su expulsión a punta de fusil despertó indignación en la comunidad internacional.

Los opositores al Gobierno de facto reanudaron las protestas en Tegucigalpa y otros puntos del país.

Manifestantes incendiaron en la madrugada dos automóviles de la policía en una zona rural de Honduras, en una señal de que los ánimos están caldeados en la empobrecida nación centroamericana.

El domingo, durante el funeral de un joven muerto en la frontera con Nicaragua en circunstancias aún poco claras, partidarios de Zelaya golpearon a dos policías e incendiaron una patrulla, dijo un fotógrafo de Reuters en el lugar.

Dirigentes del Frente Nacional de Resistencia contra el golpe dijeron que mantendrían la presión en las calles.

"La movilización en la frontera es sólo una vía, nuestra lucha es general para derrotar a los golpistas", dijo Juan Barahona, líder del movimiento que días atrás bloqueó carreteras en diferentes puntos del país.

El regreso de Zelaya es resistido por los empresarios e incluso por sus copartidarios, alarmados por su cercanía al presidente Chávez, a quienes muchos hondureños ven como culpable de la actual crisis política.

(Con reporte adicional de Sean Mattson en Ocotal, Marco Aquino, Gustavo Palencia, Tomás Bravo y Esteban Israel en Tegucigalpa; escrito por Marco Aquino; editado por Silene Ramírez/Marion Giraldo)