Actualizado 31/07/2009 00:50

Gobierno facto Honduras busca tiempo, más protestas

Por Gustavo Palencia y Gabriela Donoso

TEGUCIGALPA (Reuters/EP) - El Gobierno de facto de Honduras ganaba tiempo en la crisis desatada por el golpe de Estado, pidiendo nuevas conversaciones para salir del conflicto tras fallidas negociaciones con el depuesto presidente Manuel Zelaya, aunque sigue oponiéndose a devolverle el poder.

Roberto Micheletti, nombrado presidente por el Congreso luego de que Zelaya fue derrocado en un golpe de Estado el mes pasado, pidió que un enviado especial viaje a Honduras "para cooperar en el inicio de un diálogo en nuestro país".

Mientras, el descontento continuaba y protestas de cientos de simpatizantes de Zelaya fueron retomadas el jueves con marchas y cortes de carretera en el norte de Tegucigalpa, que fueron dispersadas con gases lacrimógenos por las fuerzas de seguridad causando algunos heridos, según testigos de Reuters.

Otros tantos fueron detenidos durante la protesta.

Uno de los manifestantes fue herido en la cabeza por una bala, de acuerdo con el médico Edwin Vago del Hospital Escuela, que estaba atendiéndolo y que aseguró a Reuters que se encontraba en estado grave.

"Es una tragedia para nosotros, estos soldados están actuando de una manera brutal, esto sólo nos recuerda la dictadura de (el presidente de facto chileno Augusto) Pinochet", dijo Lidia Castro, una comerciante de 40 años.

Bajo la presión de Estados Unidos, Micheletti suavizó su tono y dijo que muchos hondureños podrían jugar un papel en la resolución de la crisis de la nación centroamericana, pero su mano derecha en el Gobierno volvió el jueves a dejar en claro que el regreso de Zelaya al poder no es negociable.

"La posición del Gobierno en ese aspecto es firme, inclaudicable. El arreglo, si alguno ha de haber, pasa porque el presidente Zelaya no puede ser reinstalado en la Presidencia de la República", dijo a Reuters el ministro interino de la presidencia, Rafael Pineda.

"El presidente Micheletti ha dicho que para evitar el derrame de sangre de Honduras (...) estaría en la posición de renunciar con la única condición que su renuncia no signifique el retorno de Zelaya a la presidencia", subrayó.

Micheletti sugirió al presidente costarricense y mediador en la crisis, Oscar Arias, que envíe a Honduras al ex presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) Enrique Iglesias para dar nuevo aire a las conversaciones. Arias dijo el jueves que Iglesias viajará a Costa Rica el fin de semana.

"Este diálogo debería incluir a todas las partes de la sociedad civil, nuestras iglesias, grupos profesionales, grupos de estudiantes, asociaciones de empresarios, medios, partidos políticos", dijo en un comunicado leído en televisión.

Washington ha pedido que regrese Zelaya al poder para que cumpla su mandato hasta enero, al igual que casi toda la comunidad internacional, y el martes revocó las visas diplomáticas de cuatro miembros del Gobierno de Micheletti.

Pero no sólo el Gobierno de facto ha rechazado la vuelta de Zelaya, la Corte Suprema y el Congreso -que apoyaron el golpe- también se oponen firmemente a su regreso a la presidencia.

GOBIERNO GANA TIEMPO

Mientras tanto, Honduras sigue con su agenda de celebrar elecciones presidenciales en noviembre -como estaba previsto antes del golpe- pese a que su validez está en duda y a que organismos internacionales como la OEA han dicho que no reconocerán al ganador.

"Poco a poco las personas van a irse convenciendo que es preferible esperar estos seis meses, expresar su protesta por la vía de los votos", dijo Pineda a la televisión hondureña.

El Congreso de Honduras programaba el jueves un periodo de consultas con organizaciones y partidos políticos del país para analizar una amnistía a Zelaya, incluida en la propuesta de Arias.

La amnistía busca el perdón al mandatario depuesto por su supuesta violación a la Constitución al intentar realizar una referendo para allanar el camino a la reelección, argumento que fue utilizado por sus opositores para orquestar el golpe.

Zelaya la semana pasada se instaló en la frontera de Nicaragua con Honduras tras dar por fracasada la mediación de Arias. Incluso cruzó unos pocos metros simbólicamente dentro de su país -donde tiene órdenes de arresto- para volver a retroceder a Nicaragua.

En una entrevista con una televisora hondureña, Zelaya dijo que podría formar un gobierno en cualquier territorio de su país, dejando entrever que buscaría otro camino de ingreso.

Pero el jueves ya había abandonado la localidad fronteriza de Ocotal rumbo a la capital nicaragüense Managua, de acuerdo con su personal de seguridad.

Una fuente con estrechos lazos con el Gobierno de facto dijo que Micheletti podría estar dispuesto a considerar el regreso de Zelaya si se dan garantías de que el presidente derrocado no trata de hacer descarrilar la democracia.

"Como está planteada, la propuesta sería rechazada por todos los poderes que hay en el país", dijo la fuente. "Le está diciendo a Arias 'Ayúdeme a convencer a mi pueblo'", agregó.

Arias confirmó los contactos telefónicos con Micheletti y dijo que el mandatario de facto pidió la presencia de un representante de confianza.

Aliado del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, Zelaya se enfrentó con el tribunal y el Congreso al tratar de celebrar un referendo para cambiar la Constitución. Sus críticos dicen que buscaba extender su mandato, una acusación que él niega.