Actualizado 01/08/2009 00:13

Gobierno facto de Honduras podría enfrentar violencia

Por Gabriela Donoso

TEGUCIGALPA (Reuters/EP) - Al Gobierno de facto de Honduras, que se mantiene desde hace un mes en el poder a pesar de las presiones internacionales, se le están acabando los ases de la manga que le hicieron ganar tiempo en la crisis política interna y ahora podría enfrentar estallidos de violencia.

El presidente interino Roberto Micheletti, que asumió tras el golpe de Estado del 28 de junio que derrocó a Manuel Zelaya, mantiene su férrea oposición al retorno del gobernante -como reclama la comunidad internacional- y ese es el punto toral de las negociaciones para superar la crisis en el dividido país.

Aunque las dos partes aseguran una y otra vez estar dispuestas a conversar, nadie cede un paso sobre la vuelta del depuesto presidente, algo que ya hizo fracasar a tres rondas de negociaciones y mantiene la situación estancada.

Pero las protestas a favor de Zelaya siguen caldeando el ambiente en Tegucigalpa y el Gobierno interino parece estar perdiendo la paciencia poco a poco con las manifestaciones mientras la policía está tomando un rol más agresivo.

"El riesgo está ahí, presente. En la medida en que el tiempo va pasando y la situación se va volviendo sin una salida, habrá ciertos sectores que buscarán ese camino, el de la violencia", dijo el analista Efraín Díaz, presidente de la organización hondureña Centro de Desarrollo Humano.

Fuerzas de seguridad dispersaron el jueves una manifestación con gases lacrimógenos y balas, dejando un saldo de dos personas heridas, una de ellas de gravedad.

"Los indicativos que uno está viendo son que la tolerancia aparente que mostraba el Gobierno (interino) está concluyendo en el caso de las manifestaciones", observó la analista política Delma Mejía.

"Creo que los próximos 15 días serán cruciales. El Gobierno está haciendo ya uso de la fuerza para disolverlos y eso puede tener dos efectos: o logra intimidar a la población o logra recrudecer las acciones de la población", enfatizó.

AMBOS DEBEN CEDER

Mientras tanto, el Gobierno de facto ha pedido una comisión con enviados internacionales para estudiar la situación en Honduras y el Congreso pospuso para la próxima semana su decisión sobre una propuesta del mediador, el presidente costarricense Oscar Arias, para facilitar la vuelta de Zelaya.

En la vecina Nicaragua, el derrocado Zelaya busca reunir simpatizantes para su causa y asegura que volverá por las buenas o las malas, después de haber cruzado brevemente la frontera la semana pasada en un desafío al Gobierno interino.

Zelaya, que tiene una orden de arresto en su país por supuestamente violar la Constitución al intentar una consulta que hubiera permitido la reelección, fue criticado por organismos internacionales y países aliados porque su regreso apresurado podría desatar un derramamiento de sangre.

"Mel Zelaya no puede regresar (a la presidencia) ni Micheletti puede quedarse mucho más en el poder, ambos deben propiciar elecciones anticipadas y tal vez esa sea la solución", opinó Christian Lueth, jefe de la oficina de Foundation for Freedom en Honduras.

Aunque las partes no dan muestras de flexibilidad, estirar la cuerda hasta las elecciones previstas para el 29 de noviembre no es muy viable en una empobrecida nación que necesita la ayuda internacional para su gasto social.

Arias propuso que Zelaya regrese con un Gobierno de unidad nacional con una comisión externa que verifique los compromisos de las partes, para que el depuesto presidente pueda cumplir con los seis meses de mandato que le restan.

"Creo que esa es tal vez la única luz en el camino que permita que esa transición de aquí a enero pueda ser lo menos traumática posible", señaló Díaz. "Parece haber ya demasiadas maniobras dilatorias y muy contradictorias", agregó.