RÍO DE JANEIRO, 14 Dic. (Notimérica) -
El Gobierno de Dilma Rousseff no ha querido valorar excesivamente las manifestaciones que este domingo se celebraron en todo Brasil a favor del 'impeachment' contra la presidenta, y se ha limitado a destacar que son "normales" en democracia, mientras que la oposición asume que se necesita más presión popular.
El ministro de la Secretaría de Comunicación Social, Edinho Silva, dijo al acabar la jornada que las manifestaciones están "dentro de la normalidad en un país democrático que respeta la legalidad y que respeta las instituciones".
A pesar del tono prudente del Gobierno, compañeros de filas del Partido de los Trabajadores de São Paulo se mostraron algo más optimistas al ver que las protestas no han logrado la adhesión esperada.
El diputado Paulo Teixeira (PT-SP), por ejemplo, dijo que la sociedad cada vez más se está dando cuenta de que se trata de "un movimiento golpista" y se está distanciando, según recoge el diario 'O Globo'.
Para su colega Lindbergh Farias del PT de Río de Janeiro (PT-RJ) la clave está en que el 'impeachment' se ha desencadenado como consecuencia de una "venganza personal" del presidente de la Cámara de los Diputados, Eduardo Cunha, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño de Río de Janeiro (PMDB-RJ), contra el PT, lo que incomoda a muchas personas que a pesar de que no están satisfechas con Rousseff creen que el movimiento atenta contra las reglas de juego.
La baja participación --según la prensa local salieron a la calle 83.000 personas en el total de ciudades donde hubo protestas-- no ha desanimado a la oposición. El diputado del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) Bruno Araújo cree que las manifestaciones son la muestra de que la gente continúa movilizada y confía en que crezca la presión a medida que el proceso avance en la Cámara.
Para el líder de otro partido opositor, Demócratas (DEM), Mendonça Filho, las protestas fueron una especie de "calentamiento", pero confiesa que será necesaria una mayor movilización en las calles para que el 'impeachment' salga adelante en la Cámara, especialmente cuando se retome la tramitación parlamentaria, posiblemente ya después de Carnaval.