Actualizado 07/02/2008 19:55

Guatemala.-Una superviviente del genocidio maya cuenta al juez que su marido la rechazó pues pensó que la habían violado

Otros cuatro testigos de Guatemala relatan en la Audiencia Nacional las "violaciones masivas y masacres" provocadas por el Ejército


MADRID, 7 Feb. (EUROPA PRESS) -

Una mujer que sobrevivió al genocidio maya que se produjo en Guatemala entre los años 1978 y 1984 relató hoy al juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz que, tras librarse de la quema colectiva que sufrió su familia y otras 150 personas de su aldea, su marido la rechazó al pensar que los soldados la habían violado.

El titular del Juzgado Central de Instrucción número 1, que instruye este caso en virtud de la jurisdicción universal correspondiente a los delitos de lesa humanidad, escuchó hoy este testimonio y el de otros tres supervivientes de la masacre, que le relataron las violaciones masivas y masacres llevadas a cabo por el Ejército y los denominados Patrulleros de Autodefensa Civil (PAC).

La mujer, una de las diez víctimas que han testificado desde el pasado lunes en la Audiencia Nacional, relató que unos treinta soldados "vestidos de tigre" asaltaron su aldea un domingo, aprovechando que era día de mercado. Después, confinaron a sus habitantes en dos casas, una en la que fueron reunidas 150 personas y otra en la que fueron encerradas las 30 que no cabían en la primera, entre las que se encontraba ella.

Según explicó, los soldados prendieron fuego entonces a la otra vivienda, que se encontraba repleta de gente. "Oían los gritos y el olor de las personas en la otra casa, cuando se estaban quemando", señala la declaración judicial de la mujer. Ella, no obstante, pudo sobrevivir junto a otras dos jóvenes, que posteriormente fueron violadas por los soldados. Después se escondió en el maíz y consiguió sobrevivir a las matanzas.

Sin embargo, su marido no se alegró de su retorno a casa, sino que le dio una paliza, la rechazó y se fue con otra mujer, al pensar que los militares la habrían violado: "Ya no la quería, decía que ella había pasado la noche con los soldados".

MATANZAS Y VIOLACIONES MASIVAS

Otra de las víctimas, una ama de casa de 54 años de edad y madre de cinco hijos, relató ante el juez que fue sometida a violaciones masivas por parte de soldados en varias ocasiones, una de ellas cometida por un destacamento de más de 150 militares. "Mis hijos pequeños vieron como me sacaban y me llevaban a una pendiente, me tiraban sobre un alambre de púas y me violaban uno por uno", recordó.

Las masacres desarrolladas en la aldea donde vivía con su familia provocaron la muerte de su marido --al que oía gritar mientras le torturaban desde el escondite donde se encontraba-- y de su madre, que murió en el incendio de su casa donde fue amarrada por los soldados que la mataron. Además, uno de sus hijos quedó paralítico a consecuencia de los golpes recibidos.

Otro testigo, un agricultor de 37 años, explicó que militares y miembros de la PAC llevaron a cabo en su aldea "violaciones masivas" e incursiones en las que llegaron a matar a 80 personas en un solo día. Además, confinaron a los niños en fincas de trabajo sin apenas darles de comer, lo que provocó la muerte de casi 600, casi cinco al día.

"ESTO NOS PASÓ A TODA GUATEMALA"

Por su parte, la cuarta testigo que declaró ante el juez señaló que tenía 15 años en el momento en que comenzaron las matanzas. Asimismo, recordó como las visitas rutinarias de miembros del Ejército se tornaron con el tiempo en represiones violentas de todo tipo. "Al principio venían a la aldea y regalaban dulces a los niños, pero cuando llegó el día ya no regalaban nada", dijo.

En la localidad en la que ella vivía no había escuela y sus padres le dijeron que, por ser mujer, se tenía que dedicar "a limpiar y hacer la comida". Esta testigo --que se casó con 17 años y tuvo ocho hijos-- narró a Pedraz que en una ocasión y cuando su familia estaba escondida del Ejército, tuvo que salir huyendo de los soldados cinco días después de haber dado a luz.

"Yo todavía tenía jabón en el pelo cuando tuvimos que salir corriendo, ya a salvo, mi marido me preguntó donde estaba el nene, yo le dije que no lo había traído y mi marido tuvo que volver para traer a mi bebé cuando los soldados ya estaban cerca, así fue nuestra vida", relató.

De igual modo, trasladó al juez sus sentimientos al revivir estas experiencias. "Cuando empiezo a contar todo esto me duele mucho porque tengo un gran dolor en el corazón, pero lo tengo que hacer porque, aunque es muy doloroso para mí, esto nos pasó a toda Guatemala", concluyó.