Actualizado 02/03/2007 18:59

Iberoam.- El vicepresidente de Costa Rica aboga por desconfiar de políticas de "mano dura" para eliminar la inseguridad

Propone combinar la protección, la prevención y el control para favorecer el desarrollo humano y el libre ejercicio de las libertades


MADRID, 2 Mar. (EUROPA PRESS) -

El vicepresidente de Costa Rica, Kevin Casas, manifestó hoy su rechazo y, por tanto, desconfianza de lo que denominó "política de mano dura" o "populismo represivo" a la hora de determinar las posibles soluciones que toman los gobiernos frente a la inseguridad ciudadana, la cual, según aseguró, es uno de los temas que más preocupan a la sociedad latinoamericana.

Así lo expresó Casas en una conferencia en la Casa de América de Madrid, donde aseguró que este tipo de políticas represivas o de mano dura pueden "eliminar a los delincuentes de hoy" pero crea a "los delincuentes de mañana".

Para el vicepresidente segundo y ministro de Planificación y Política Económica, si un gobierno no aplica una política democrática y respetuosa con los derechos humanos, condenará a la población "a recurrir a procedimientos privados de seguridad", es decir, tomarse la justicia por su mano.

Según explicó Casas en su intervención, el desarrollo humano tiene un impacto directo en las causas de la inseguridad, a la vez que ésta afecta al desarrollo humano y a los sistemas democráticos. En su opinión, es "fundamental que la gente más progresista y razonable se involucre en esta discusión porque se corre el peligro de que el tema de la seguridad caiga en manos equivocadas que apliquen sólo la mano dura".

"Una política de tutela de derechos humanos no puede prescindir de procedimientos respetuosos con los derechos humanos. Este punto de partida es esencial en política", añadió.

EL TEMOR, UNA "NORMA DE VIDA"

Por otro lado, Casas afirmó que la inseguridad ciudadana es un "obstáculo para el desarrollo humano y erosiona la cooperación social y el proceso de construcción de las libertades" debido al "efecto en la preservación de la estructura colectiva que necesitamos para construir nuestro proyecto de vida".

Así pues, alertó de que la inseguridad "limita el libre ejercicio de las libertades, limita los recursos disponibles para ejercer esas libertades, limita la posibilidad de tener una vida larga y saludable, y hace del temor una norma de vida, pues los ciudadanos lo acaban aceptando como una actitud".

Todo esto tiene unos efectos directos sobre el Estado y la asignación de los recursos, ya que, según Casas, "obliga a los países a gastar más dinero en medidas de seguridad y se deterioran los valores esenciales", lo cual repercute negativamente en la confianza que depositan los ciudadanos en las instituciones democráticas.

"POBRE OPINIÓN" DE LA POLICÍA

El vicepresidente costarricense subrayó que los niveles de "victimización" en América Latina llegan hasta 28,4 homicidios por cada 10.000 habitantes, según datos de la ONU, mientras que la tasa mundial se sitúa en 10,7. Asimismo, la percepción de inseguridad es una de las más elevadas, y al mismo tiempo los ciudadanos de esta región tienen una "pobre opinión" de la efectividad de la policía y los demás cuerpos de seguridad, e incluso en algunos se ve como una "amenaza".

Casas argumentó que si la inseguridad ciudadana deriva en la utilización de la violencia se debe a que destruye los vínculos sociales y fomenta los esfuerzos comunales de lucha contra la violencia. "El temor fortalece un tipo de asociatividad, pero fundada en motivos de conveniencia más que de confianza. La inseguridad aumenta los niveles de intolerancia a la diferencia, y quien se siente más amenazado es más tendente a utilizar la violencia y se muestra más a favor de gobiernos autoritarios", remarcó.

En su opinión, "no hay soluciones fáciles ni únicas" para acabar con la inseguridad ciudadana, pero hizo hincapié en que "las intervenciones para frenar" este problema han de llegar de distintas fuentes e instituciones, así como de la inversión en prevención oficial, pues es una política "profundamente racional desde el punto de vista económico". Al mismo tiempo, abogó por combinar la protección, la prevención y el control.

"Si no convertimos la seguridad ciudadana en una prioridad, fracasaremos en todo lo demás, y si no ponemos este tema en el centro del debate del desarrollo, América Latina entrará en el mundo de los estados fallidos", concluyó.