Actualizado 02/06/2014 15:26

Juan Carlos I, el rey que guió la transición democrática en España

El Rey en la renuncia de su abdicación
Foto: TWITTER/@CASAREAL

MADRID, 2 jun (Reuters/EP)

   El rey Juan Carlos I, el monarca que guió la transición de España hacia la democracia tras la dictadura de Franco y marcó una época con su estilo abierto y cercano, anunció el lunes la abdicación en favor de su hijo Felipe de Borbón.

   El monarca de 76 años, muy querido por los españoles durante la mayor parte de su reinado, ha sufrido un descenso de popularidad en los últimos años tras ser blanco de las críticas por una serie de escándalos relacionados con su vida privada y por la imputación por delitos relacionados con la corrupción de su hija Cristina y su yerno, Iñaki Urdangarin.

   Juan Carlos I será recordado por su crucial intervención el 23 de febrero de 1981, cuando su condena del golpe de Estado que se estaba desarrollando en el Congreso de los Diputados supuso el inicio del fracaso de la sublevación de los militares contrarios a los rápidos cambios que se estaban produciendo en España tras la dictadura franquista.

   "La Corona, símbolo de la permanencia y la unidad de la patria, no puede tolerar en forma alguna acciones o actitudes de personas que pretendan interrumpir por la fuerza el proceso democrático que la Constitución votada por el pueblo español determinó en su día a través de referéndum", dijo a la nación en el discurso televisado aquella noche.

   Su defensa de la joven democracia lo ayudó a convertirse en uno de los reyes más populares de Europa y a tener en España una corriente de adeptos al 'juancarlismo' a la que se sumaron incluso políticos republicanos que valoraban su estilo abierto y campechano.

  "A todos nos deja una impagable deuda de gratitud", dijo el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante el anuncio institucional de abdicación del Rey el lunes. "Ha sido el mejor portavoz y la mejor imagen del Reino de España por todos los rincones del mundo y un defensor infatigable de nuestros intereses en todo aquello que pudiera contribuir a mejorar el bienestar de los españoles. Renuncia al trono una figura histórica, tan estrechamente vinculada a la democracia española que no se puede entender la una sin la otra", agregó.

   Juan Carlos de Borbón fue proclamado Rey en noviembre de 1975, cuando habían pasado sólo dos días de la muerte del dictador Francisco Franco, iniciándose así la transición a una monarquía parlamentaria que ha logrado consolidarse con el paso de los años, pero sobre todo, a raíz del fallido golpe de Estado.

   "Si el Rey no hubiera estado el 23 de febrero, el golpe militar hubiera triunfado, de eso no tengo ninguna duda", dijo el veterano líder comunista Santiago Carrillo, exiliado durante la dictadura franquista, pocos años antes de morir en 2012.

   La monarquía ha contado en sus décadas de reinado con un trato amable por parte de los medios de comunicación que algunos historiadores consideraban necesario para proteger a la joven y frágil democracia.

   Ese trato, visto por los críticos como censura, llegó a su fin en 2012, a raíz de un viaje privado del Rey a Botsuana cuando el país estaba al borde de un rescate financiero y que sólo trascendió porque el monarca se rompió la cadera.

SU LADO MÁS HUMANO Y LOS ÚLTIMOS ESCÁNDALOS

   Juan Carlos Alfonso Víctor María Borbón y Borbón-Dos Sicilias nació el 5 de enero de 1938 en Roma, donde su familia se había exiliado tras la proclamación de la II República en 1931. Posteriormente vivió en Estoril y a los 10 años llegó a España por primera vez, donde continuó su formación académica y militar.

   Uno de los episodios que marcaron su juventud fue la muerte de su hermano menor Alfonso, de 15 años, en 1956 en la casa familiar de Portugal. Un comunicado que contó con el visto bueno de Franco dijo que Alfonso murió mientras limpiaba un arma junto a su hermano.

   Sin embargo, el historiador Paul Preston, en su biografía de 2003 sobre el monarca, dijo que es un hecho ampliamente aceptado hoy que el dedo de Juan Carlos estaba "en el gatillo" cuando se disparó el arma.

   El monarca se casó el 14 de mayo de 1962 en Atenas con la princesa Sofía de Grecia y a finales de esa década, en 1969, fue designado sucesor a la Jefatura del Estado, con lo que se saltó un eslabón en la línea sucesoria, su padre, el conde de Barcelona. Don Juan de Borbón no renunció a sus derechos dinásticos hasta mayo de 1977.

   Apasionado de la vela y el esquí, ha mostrado su lado más humano en numerosas ocasiones, emocionándose en la boda de su hija menor, la infanta Cristina, o consolando a los familiares de los fallecidos en los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid.

   Uno de los momentos de su reinado que pasaron a la historia fue la airada contestación del soberano al presidente venezolano, Hugo Chávez, en la Cumbre Iberoamericana celebrada en Chile en 2007.

   El "¿Por qué no te callas?" que le espetó al líder venezolano, saliéndose de su tradicional papel institucional, fue objeto de críticas y alabanzas, y provocó un interminable torrente de creatividad, surgiendo canciones, camisetas y miles de chistes sobre el asunto.

   La separación de su hija mayor, la infanta Elena, y la muerte de Érika Ortiz, hermana de la princesa de Asturias, lo marcaron en el ámbito privado ese año, pero sus peores momentos llegaron a partir de 2009, con la imputación por presunta corrupción de Urdangarin, esposo de su segunda hija.

ANTE LA JUSTICIA

   La imputación del duque de Palma por el presunto desvío de fondos públicos a una fundación sin fines de lucro provocó críticas sin precedentes. En febrero de 2014, la infanta Cristina declaró como imputada por un presunto delito de fraude fiscal y lavado de dinero.

   El Rey ha tratado de evitar que el escándalo, la primera imputación judicial de un miembro de la familia real, salpicara a la institución, apartando a los duques de Palma de los actos oficiales y afirmando que todos los españoles eran iguales ante la ley.

   Los medios comenzaron a canalizar el malestar ciudadano hacia un monarca que veían lejano, y las voces en favor de la abdicación se elevaron a raíz de saberse que viajaba frecuentemente acompañado de una aristócrata alemana, Corinna Sayn-Wittgenstein.

   "Lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir", dijo compungido el Rey a una cámara de televisión cuando fue dado de alta en el hospital tras ser operado de la cadera a raíz del accidente en Botsuana.

   Fue el primero de una serie de gestos para reconducir la situación, que incluyeron desglosar el presupuesto de la Casa Real, bajarse el sueldo como medida de ahorro, una mayor transparencia de la arcaica institución y la delegación de numerosas funciones en el heredero, el futuro Felipe VI.