Detención del expresidente Lula
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SAO PAULO, abr 8 (Reuters/Notimérica) 

El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ha pasado su primera noche en la cárcel de los 12 años a los que ha sido condenado por una condena de corrupción, mientras sus aliados esperaban que una serie de protestas y decisiones judiciales llevasen a su liberación.

El encarcelamiento de Lula, el primer presidente de clase trabajadora de Brasil, crea una gran incertidumbre en las elecciones de octubre, ya que él lidera los sondeos de opinión. El muy probable que su condena le impida participar.

Pero esta semana la Corte Suprema podría reconsiderar su propio fallo de 2016, que indicó que el condenado podría comenzar a servir una sentencia de prisión si su condena era ratificada en una primera apelación, la decisión que posibilitó que un juez brasileño ordenara el encarcelamiento de Lula. Si se revirtiera esa decisión, Lula sería puesto en libertad.

Varios jueces del principal tribunal han solicitado públicamente en semanas recientes que se revise ese fallo y se revierta, una medida que los críticos dicen sería un golpe enorme contra los esfuerzos anticorrupción sin precedentes de Brasil durante los últimos años.

El proceso de apelaciones puede llevar años o incluso décadas en el complejo sistema legal brasileño.

Lula, que aún enfrenta seis juicios más por cargos de corrupción, se entregó a la policía este sábado por la noche, después de horas de resistencia.

Los brasileños han visto imágenes televisadas en todo el país de una caravana de vehículos todoterreno de la Policía que llevaban a Lula a un helicóptero y luego a un avión en el aeropuerto de Sao Paulo, desde donde fue trasladado a la ciudad sureña de Curitiba, donde comenzó a cumplir su sentencia.

Pasó la primera noche de los 12 años de condena en una celda especial de 15 metros cuadrados en el cuartel de la Policía Federal en Curitiba, donde han cumplido sus sentencias políticos y empresarios de alto perfil de la investigación de corrupción 'Lava Jato'.

Lula no tendrá permitido interactuar con otros reclusos en el edificio, incluyendo su exministro de Hacienda, Antonio Palocci.

"Su espíritu es lo suficientemente fuerte para aguantar y él está seguro de que el pueblo brasileño continuará movilizándose por su libertad", ha declarado Paulo Teixeira, un legislador del Partido de los Trabajadores (PT) que representa a Sao Paulo.

Ha sostenido que el rechazo de la Corte Suprema a la petición de Lula de seguir libre hasta agotar sus apelaciones era "vergonzoso", así como que creía que crecerían las protestas en respaldo del líder.

Este domingo por la tarde, y durante el largo período en el que Lula ha estado bajo investigación, no habido manifestaciones populares masivas en Brasil, solo algunas protestas esporádicas y aisladas de partidarios del exmandatario. Ocho personas han sufrido lesiones en una protesta en las afueras del edificio de la Policía Federal cuando llegó este.

Un sondeo del mes pasado de la firma de sondeos 'Datafolha' halló que más del 80 por ciento de los brasileños pensaban que Lula conocía la corrupción en su Gobierno, aunque solo algo más del 50 por ciento aseguró querer verlo en prisión.

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