Actualizado 15/07/2011 20:45

EEUU recibió en 2010 más de 5.500 peticiones de asilo de mexicanos que huían de la violencia de los cárteles

EL PASO (ESTADOS UNIDOS), 15 Jul. (Reuters/EP) -

Las autoridades estadounidenses apenas aceptaron durante el año pasado el tres por ciento de las más de 5.500 peticiones de asilo realizadas por ciudadanos mexicanos, de acuerdo con los datos suministrados por el Gobierno de México.

En concreto, sólo 165 solicitudes fueron aprobadas en 2010 de un total de 5.551, un récord de peticiones que supone un incremento de más del 30 por ciento en comparación con el año 2006 cuando el actual presidente mexicano, Felipe Calderón, llegó al poder e inició una guerra contra el narcotráfico.

La violencia de los cárteles de la droga en Ciudad Juárez y alrededores ha provocado una ola de peticiones de asilo a Estados Unidos, un proceso largo y complejo que sólo resulta exitoso si los afectados demuestran un "temor bien fundado" de que son víctimas de una persecución por razón de raza, religión, nacionalidad, ideología o pertenencia a un determinado grupo social.

Sin embargo, las demandas están motivadas frecuentemente por un temor generalizado a la violencia y al crimen que azota a amplias áreas de México y, por ello, según han explicado varios funcionarios, dichas solicitudes fracasan a la hora de cumplir con los más estrictos criterios para obtener el asilo.

Las cifras de muertos rondan los 40.000 desde que Calderón asumió la presidencia en 2006. México se ha convertido en uno de los más importantes enclaves de los cárteles del narcotráfico que mantienen una encarnecida lucha por el control del mercado de la droga que se vende en Estados Unidos, principal consumidor mundial de estupefacientes.

CIUDAD JUÁREZ

Tan sólo en Ciudad Juárez, al sur de El Paso (Texas), próxima a la zona fronteriza con Estados Unidos, más de 9.300 personas han sido abatidas a tiros, mutiladas o decapitadas, desde que a principios de 2008 los cárteles rivales de Juárez y Sinaloa emprendieran una guerra sin cuartel por una de las principales rutas para llevar las drogas desde México a territorio norteamericano.

Este conflicto desencadenó aún más violencia con padillas locales vinculadas a estos cárteles luchando entre sí, extorsionando y secuestrando, además, a personas ajenas a sus disputas. A esta coyuntura parecen, incluso, haber sucumbido numerosos miembros de la Policía Federal y el Ejército, acusados por los residentes de haber perpetrado asesinados y abusos.

En este contexto, se registran casos en los que los individuos que poseen ya de un visado estadounidense o una tarjeta que le autorice cruzar la frontera realicen su solicitud de asilo una vez han llegado a territorio estadounidense. Otros, en cambio, piden asilo a los mismos inspectores de aduana norteamericanos que permanecen apostados en los puestos fronterizos.

Esta ola de demandantes incluyen a periodistas, policías encargados de frenar la violencia y a activistas que piden hacer justicia. Tal es la envergadura de estos procesos en la zona de El Paso que abogados de inmigración y grupos pro Derechos Humanos se han aliado para defender a estos solicitantes de asilo durante el arduo proceso de concesión del permiso.

"Tenemos nuevos demandantes diariamente", ha asegurado un abogado especializado en inmigración, Carlos Spector, que, antes de 2008, estos casos se reducían al cinco por ciento, pero que, a día de hoy, representan más de la mitad de sus causas.

Un ejemplo de esta situación es Marisol Valles, una estudiante de criminología de 20 años que se convirtió en una celebridad a gran escala al aceptar el cargo de jefa de la Policía de la localidad de Praxedis G. Guerrero, cerca de Ciudad Juárez. Asumió la dirección policial en octubre de 2010. En marzo del año siguiente, apenas seis meses después, la Jefatura de la Policía se vio obligado a despedirla tras permanecer varios días sin acudir a su trabajo. Valles había huido a Texas para pedir asilo junto con su marido e hijo pequeño después de recibir varias amenazas de muerte.