Actualizado 07/08/2012 09:05

México.- El Movimiento Progresista pide una sesión extraordinaria del IFE para fiscalizar los gastos de campaña


MÉXICO DF, 7 Ago. (EUROPA PRESS) -

Los representantes del Movimiento Progresista ante el Instituto Federal Electoral mexicano (IFE) han solicitado al órgano electoral que convoque una sesión extraordinaria para aprobar un procedimiento extraordinario de fiscalización a los partidos políticos por sus ingresos y gastos de campaña.

La solicitud ha sido presentada ante el consejero presidente del IFE, Leonardo Valdés, por los representantes del Movimiento Progresista, el Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano. El objetivo de la misma es investigar los casos de Monex y Soriana, empresas que, según los partidos izquierdistas, habrían aceptado tarjetas emitidas por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) que podían cambiar por comida o por dinero en efectivo.

Asimismo, han pedido que se consideren los resultados de la monitorización de medios impresos, anuncios, visitas de verificación a los partidos, eventos de campaña, y otras actividades que puedan señalar el total al que ascendió los gastos de campaña de cada formación.

"Y si durante las diligencias de verificación la Unidad advierte la existencia de errores u omisiones técnicas, notificará al partido político que haya incurrido en ellos, para que en un plazo de 3 días contados a partir de dicha notificación, presente las aclaraciones o rectificaciones que considere pertinentes", recoge el proyecto entregado a Valdés.

Este lunes, el excandidato presidencial Andrés Manuel López Obrador ha dejado claro que no negociará con el opositor PRI ningún acuerdo de cara a los resultados de las elecciones celebradas en México el pasado 1 de julio porque solamente está dispuesto a aceptar la invalidación de esos comicios.

"Estas elecciones ni fueron libres ni fueron auténticas", ha afirmado el candidato de izquierdas en un acto público celebrado el domingo en el estado de Puebla (centro-este), donde volvió a referirse al recurso de invalidez presentado hace unos días ante las autoridades electorales.

"Solo hay un acuerdo y es que se invalide la elección presidencial porque no vamos a permitir de ninguna manera ningún acuerdo que se construya sobre el pantano, la inmundicia", ha dejado claro. "Lo principal aquí es defender el voto de los mexicanos", ha enfatizado López Obrador.

PRUEBAS

En su denuncia ante el Tribunal Electoral, el Movimiento Progresista --coalición que lidera López Obrador-- solicita impugnar los comicios al haberse presentado irregularidades graves como la compra de unos cinco millones de sufragios por parte del PRI.

"Tenemos las pruebas contundentes para que no quede ningún pretexto, para que no se pueda utilizar ninguna argucia legal para declarar válidas las elecciones", ha afirmado. Pero además el PRI, que gobernó durante siete décadas hasta el año 2000, creó "empresas fantasmas para financiar" la supuesta compra de sufragios. "De todo eso hay evidencias", ha aseverado el líder izquierdista en medio de aplausos.

López Obrador ha asegurado que "el cúmulo de irregularidades que se han documentado con el uso de tarjetas para manipular el voto" a favor de Peña Nieto "obligará al Poder Legislativo a elegir un presidente interino para luego convocar a elecciones nuevamente".

El dirigente de izquierda emprendió en el año 2006 acciones similares contra los resultados de los comicios en los que perdió por una diferencia de menos de un punto porcentual frente al actual presidente mexicano, Felipe Calderón. En esa ocasión, se autoproclamó jefe de Estado lo que perjudicó su imagen, que ya se había deteriorado por sus supuestos vínculos con el mandatario venezolano, Hugo Chávez.

Esta vez, López Obrador ha dicho que enfrentará el "fraude" de manera muy diferente y ha pedido a sus simpatizantes que no den un mal ejemplo. "Nada de violencia, nada de provocación porque sólo recurren a la violencia aquellos que no tienen razón y nosotros sí la tenemos", ha insistido.

Peña Nieto resultó vencedor en las elecciones con el 38,21 por ciento, sumando más de 19,2 millones de votos, mientras que López Obrador obtuvo el 31,59 por ciento, unos 15,8 millones de sufragios, según datos del IFE.