MANAGUA, 31 Oct. (EUROPA PRESS) -
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, defendió ante la Asamblea Nacional la reelección presidencial y el establecimiento de un sistema parlamentarista en Nicaragua. "En los países donde hay sistemas parlamentaristas no hay ningún temor a la reelección", dijo Ortega.
"Porque al final de cuentas es el pueblo el que decide, y si sos tan malo como dicen que sos, no te preocupes, el pueblo no va a votar por vos, pero deja que el pueblo sea quien decida", explicó el presidente. Ortega agregó que los críticos que rechazan la imposición del sistema parlamentarista en Nicaragua inventan cualquier tipo de excusa, como la reelección, pero de lo que se trata es de darle mayor poder al parlamento, informó hoy el diario nicaragüense 'La Prensa'.
Ortega dijo que está dispuesto a subordinar el poder Ejecutivo para buscar el consenso en el Parlamento y exhortó a los diputados a no temerle a la reelección presidencial, porque según él, un cambio de sistema político garantizará la estabilidad política en Nicaragua, porque el primer ministro y todo el equipo de ministros tendrán que rendir cuentas al Parlamento.
"¿Qué es más seguro y qué nos da más seguridad a todas las fuerzas políticas, un régimen presidencialista o un régimen parlamentario, donde independientemente de quien sea el primer ministro o el presidente, las cuentas se rinden aquí y se le subordina a este parlamento y es nombrado por este parlamento el primer ministro y los ministros?", se preguntó Ortega.
Asimismo, el mandatario recordó que históricamente los presidentes de Nicaragua se han creído monarcas, y puso de ejemplo al ex presidente Enrique Bolaños quien se negó a acatar las reformas constitucionales aprobadas con ayuda de los diputados del Partido Liberal Constitucionalista (PLC). "Eso es la peor señal de estabilidad que pueda dar el país; en cambio, si aquí realmente queremos fortalecer la democracia, entonces olvidémonos de los reyes", sugirió Ortega.
Sin embargo, los diputados de la Asamblea Nacional criticaron las pretensiones de Ortega de instaurar un cambio de sistema político, porque consideran que no existen las condiciones políticas ni sociales para ejecutar ese tipo de reformas.