A demonstrator holds a homemade mortar during a march called "Together we are a
REUTERS / OSWALDO RIVAS

MANAGUA (NICARAGUA), 14 Jul. (EUROPA PRESS) -

Las calles de Managua han lucido prácticamente desiertas durante la mayor parte de la mañana de este viernes, con motivo de la huelga general convocada por la oposición nicaragüense para protestar contra el Gobierno del presidente, Daniel Ortega.

Apenas podían verse peatones por las avenidas y los callejones de la capital del país. En las carreteras, aunque el tráfico era mucho menor que en un día normal, sí podía observarse un flujo continuo de vehículos. Muchos taxistas decidieron parar. El transporte público, en cambio, ha permanecido operativo durante toda la jornada.

"El paro nacional es una forma de presión más fuerte. Con todo el pueblo de Nicaragua en huelga, Ortega siente más presión. Como él no quiere salir del poder, tenemos que hacer más paros, más protestas, más marchas. Y decirle al Gobierno que no tenemos miedo", ha asegurado un estudiante opositor encapuchado en las barricadas de la Universidad Nacional Autónoma de Managua.

Los grandes comercios han estado cerrados toda la jornada. La mayoría de los centros comerciales echaron el cerrojo. Galerías Santo Domingo, uno de los mayores establecimientos de la capital, estaba totalmente desértico. También han cerrado la mayoría de gasolineras.

Sí han acudido a sus puestos de trabajo los funcionarios. El sector público ha laborado como en un día normal. Especial ajetreo se ha vivido frente a las oficinas de Migración. Muchos nicaragüenses han decidido salir del país por la crisis económica desatada tras casi tres meses de protestas en las que han muerto al menos 264 muertos, según la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH).

"El paro nacional es triste y doloroso para muchos nicaragüenses. Aquí hay muchas personas que tienen temor por grupos criminales y grupos delincuenciales que están armados y amenazando a los dueños de negocio porque si abren sus tramos, les queman sus negocios y los matan", ha lamentado Marvin Urbina, un comerciante del mercado popular capitalino Roberto Huembes, donde al menos la mitad de los pequeños empresarios han decidido abrir.

"Hay que ser un poco más consciente y dejar de promover estas medidas violentas. Lo hacen con una intención de golpear al Gobierno pero a quien están golpeando realmente es al pueblo", ha añadido el hombre de negocios.

La calma que vivía Managua se rompió a la una de la tarde, la hora a la que Daniel Ortega convocó a sus simpatizantes en la Plaza de las Victorias, uno de los puntos de reunión más importantes de la capital.

Decenas de miles de seguidores del presidente se congregaron en el lugar para marchar hacia la vecina ciudad de Masaya, situada a 27 kilómetros al sur de Managua, celebrando el 39 aniversario del 'Repliegue', un movimiento táctico que favoreció la victoria de los revolucionarios contra la dictadura de Anastasio Somoza.

Con miles de banderas rojinegras del oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) los congregados en la Plaza de las Victorias apoyaron a Ortega. Los comerciantes de la zona ofrecieron camisetas con las caras del 'Ché Guevara', Fidel Castro y el presidente nicaragüense. "¡Viva Daniel!", "¡Queremos la paz!" y "¡Viva Nicaragua libre!", gritaba la multitud.

"Las protestas van a ser buenas siempre que se hagan de manera cívica. Sin andar destruyendo, sin andar quemando, lo que a todo el pueblo de Nicaragua le corresponde. Es injusto que vayan a quemar una ambulancia cuando al que afectan es al enfermo. Es injusto que destruyan una calle cuando es el mismo pueblo el que tiene que pagar para restituir la reparación de esas calles. No podemos confundir las protestas con el vandalismo. Seamos cívicos", ha afirmado el simpatizante oficialista Jorge Sanarrusia sobre los manifestantes opositores.

"Muevan lo que está pasando a cualquier país del mundo. A España. A Costa Rica. Vas y quemas una calle y eso se llama terrorismo", ha aseverado.

"Las bases sandinistas y las fuerzas del FSLN está demostrando una vez más al imperialismo y a las ratas oligarcas de Nicaragua, que siempre se han prestado al servicio de la CIA y de las fuerzas enemigas de los nicaragüenses, que el pueblo tiene la razón", ha dicho Héctor Vallecillo, otro de los presentes en la Plaza de las Victorias.

"Desde que los golpistas comenzaron a interrumpir Nicaragua, el país ha dejado de avanzar. Teníamos avances en turismo y crecíamos al 5% . Esa gente no sabe el daño que le ha hecho a Nicaragua", ha señalado, por su parte, el joven José Francisco Saavedra.

Rodeado de decenas de simpatizantes y un fuerte operativo policial llegó a la Plaza de las Victorias Daniel Ortega, conduciendo su propio vehículo y acompañado de la vicepresidenta y primera dama, Rosario Murillo. Fue entonces cuando la comitiva partió hacia Masaya.

Ortega ha hablado desde la comisaría de la ciudad vecina a la capital, que fue sitiada por los manifestantes durante semanas.

"Estamos viviendo en estos días dolor y tragedia. Estamos en este sitio donde hermanos y hermanas junto al comisionado Avellán sufrieron durante 55 días los asedios y los ataques. Yo estuve comunicándome con él y estuve diciéndole no le disparen porque la gente que atacaba, la mayoría era gente humilde, gente empobrecida, le pagaron para que viniera a atacar a la Policía", ha señalado el presidente.

"El veneno se desató en estos días de abril y desató la violencia más irracional que nos podíamos imaginar, pero tenemos que defender y recuperar la paz que teníamos, gracias a Dios venimos avanzando en el proceso de recuperar la paz, pero tenemos que avanzar también en el proceso de reconciliación", ha dicho Ortega.

El presidente cree que quienes se manifiestan contra su Gobierno son "terroristas" pagados por otros países.

La oposición cree, en cambio, que Ortega controla de manera autoritaria todos los poderes del Estado, incluido el electoral, y que los civiles armados progubernamentales, junto a la Policía Nacional, han sido los causantes de la gran mayoría de las muertes de unas protestas que iniciaron en condena de una reforma a la Seguridad Social pero que pronto se convirtieron en un desafío al Gobierno.

La violencia continúa en Nicaragua. Al menos cinco personas fueron asesinadas en la tarde de este jueves en la localidad de Morrito, al sur del país. Cuatro de ellas eran policías y el quinto, un profesor de primaria.

Las versiones sobre el suceso son contradictorias. La Policía asegura que fue un ataque contra una delegación de oficiales mientras los manifestantes dicen que fue un acto en defensa propia tras ser atacados.

La Policía Nacional ha detenido este viernes al líder opositor campesino Medardo Mairena en el aeropuerto de Managua y ha sido acusado de ser el responsable directo de la masacre de Morrito.

En paralelo a la huelga y a la concentración sandinista, civiles armados progubernamentales han atacado este viernes la Universidad Nacional Autónoma de Managua, donde se atrincheran al menos 200 universitarios opositores. Los jóvenes han reportado varios heridos.

"Solicitamos que se detenga el ataque a la Unam y se proteja la vida de los estudiantes. Es inadmisible el uso de la fuerza contra la Universidad. Cualquier desalojo a la Universidad debe de ser negociado", ha afirmado Luis Almagro, Secretario General de la Organización de Estados Americanos, durante la sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la institución que discutió ayer la crisis de Nicaragua.

La Organización de Estados Americanos (OEA) ha finalizado su sesión conociendo una resolución en condena de los abusos de Derechos Humanos en Nicaragua, reclamada por las misiones de Estados Unidos, Argentina, Canadá, Chile y Perú.

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