Actualizado 04/07/2009 03:26

OEA intenta zanjar crisis política en Honduras

Por Anahí Rama y Gustavo Palencia

TEGUCIGALPA (Reuters/EP) - El jefe de la OEA llegó el viernes a Honduras en un intento por zanjar la crisis política que derivó en el derrocamiento del presidente Manuel Zelaya, mientras miles de personas salieron a las calles para manifestarse a favor y en contra del depuesto mandatario.

A pesar de las órdenes de arresto en su contra, el depuesto mandatario planea regresar el domingo a Tegucigalpa, de donde fue sacado una semana antes a punta de rifle por militares y llevado a Costa Rica.

La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, acompañará a Zelaya en su retorno partiendo desde Washington, donde el sábado una asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA) podría decidir la suspensión del país centroamericano, tal como ocurrió con Cuba en 1962.

Junto a Fernández y Zelaya viajarían el secretario General de la OEA, José Miguel Insulza, el mandatario ecuatoriano, Rafael Correa, y el presidente de la Asamblea General de la ONU, Miguel D'Escoto. Podría viajar también el presidente de Paraguay, Fernando Lugo.

El acercamiento de Zelaya, un empresario agrícola liberal, al presidente izquierdista de Venezuela, Hugo Chávez, provocó crecientes tensiones desde el año pasado en Honduras que derivaron en la actual crisis cuando el mandatario quiso realizar una consulta para abrir paso a la reelección.

La consulta, que iba a realizarse el día que fue derrocado Zelaya, había sido prohibida por un juez.

No parecen existir grandes posibilidades de que con su visita Insulza pueda destrabar la situación y que el Gobierno interino de Roberto Micheletti, que tomó el poder tras el golpe de Estado, ceda en permitir el regreso de Zelaya.

Insulza se entrevistó con miembros de la Corte Suprema de Justicia, con autoridades de la Iglesia Católica y con el embajador de Estados Unidos y diplomáticos de otros países, pero no ha hecho declaraciones públicas.

Sin embargo, el portavoz de la Corte, Danilo Izaguirre, dijo a periodistas que Insulza pidió la restitución de Zelaya y que los ministros le respondieron "que la decisión está tomada y no hay vuelta atrás".

Por su parte, la embajada de Estados Unidos pidió en un comunicado a todos los sectores políticos y sociales del país que "recurran al diálogo como la forma de sacar a Honduras de la crisis constitucional en que se encuentra actualmente, en una manera pacífica, equilibrada y democrática".

RETORNO LUCE COMPLICADO

Micheletti habló el viernes poco antes de la llegada de Insulza ante una multitud reunida frente a la casa presidencial y coreó: "No fue golpe, no fue golpe".

Además refirió que espera que el jefe de la OEA "sea justo, correcto y que se dé cuenta como un pueblo quiere la paz, la democracia y la tranquilidad".

Entre consignas de los manifestantes en contra de Zelaya y de Chávez, Micheletti prometió que las elecciones fijadas para noviembre se realizarán "en cuanto nomás se decida", reafirmando su oferta del jueves de anticipar los comicios.

La presión internacional para restituir a Zelaya ha ido creciendo a medida que pasan los días, con pronunciamientos de Naciones Unidas, Estados Unidos, la Unión Europea y la OEA, que han condenado el golpe de Estado.

Además, Chávez anunció que cortó el suministro de crudo que Venezuela vendía a Honduras en condiciones financieras preferenciales como parte del acuerdo Petrocaribe. Micheletti dijo que el país se apoyará en otros proveedores.

Insulza llegó a Tegucigalpa con pocas esperanzas de lograr la restitución de Zelaya.

"Haré todo lo que pueda, pero creo que es muy difícil cambiar las cosas en un par de días. Hemos hecho prácticamente todo lo que se podía hacer", dijo en Guyana el jueves.

El Gobierno interino ha advertido que si regresa al país, Zelaya será arrestado bajo cargos de abuso de poder -por tratar de realizar la consulta aún cuando había sido declarada ilegal- y hasta narcotráfico.

Uno de los principales aliados de Chávez en Sudamérica, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, dijo el viernes en una entrevista radial que "el retorno de Zelaya tiene que ser incondicional" y que no tiene validez el querer adelantar las elecciones.

"No vengan con 'cantinfladas' (tonterías) de querer adelantar elecciones", dijo Correa, quien junto con la presidenta argentina, Cristina Fernández, ha prometido a Zelaya acompañarlo en su regreso al país.

El presidente de Nicaragua y aliado de Zelaya, Daniel Ortega, dijo el viernes que después de la reunión de la OEA "el día domingo a más tardar, él estaría ingresando a territorio hondureño".

El viraje de Zelaya hacia la izquierda y su acercamiento a Chávez irritó a muchos, entre ellos a grandes empresarios, políticos y a la población en general en un país visto como el más conservador de Centroamérica.

"Aquí estamos para luchar contra el comunismo. La democracia nos ha costado mucho y no se la vamos a entregar a Chávez ni a Fidel Castro", dio Mercedes López, un ama de casa de 58 años en la manifestación en contra de Zelaya.

A pocas cuadras de allí, indignados partidarios de Zelaya que ven el derrocamiento como un complot de grandes empresarios y políticos, marcharon pidiendo la restitución del mandatario.

"La OEA debe obligar a los golpistas a instalar a Mel (Manuel Zelaya) nuevamente en la presidencia", dijo Mario Valladares, un estudiante universitario de 22 años que participó en la marcha con el rostro cubierto por un pañuelo.