Actualizado 15/08/2008 10:26

Paraguay.- Fernando Lugo toma hoy posesión de su cargo con el principal reto de combatir la pobreza

Los paraguayos tienen una moderada esperanza en su gestión y esperan que al término de su mandato, en 2013, la situación mejore

ASUNCIÓN, 15 Ago. (EUROPA PRESS) -

Fernando Lugo jurará hoy su cargo como nuevo presidente de Paraguay, poniendo fin a más de 60 años de gobiernos ininterrumpidos del Partido Colorado tras su histórica victoria en las elecciones del 20 de abril, en las que logró el 40,82% de los votos. Uno de los principales compromisos del ex obispo católico durante la campaña fue liderar un combate frontal a la corrupción y a la pobreza, que afecta a casi un 40 por ciento de los paraguayos.

Lugo fue obispo de la diócesis de San Pedro, en el norte del país, una de las zonas más pobres y donde abundan los campesinos "sin tierras". Era obispo emérito cuando se lanzó a la arena política a fines de 2006, días después de pedir la dispensa al Vaticano, que a principios de 2007 le aplicó la suspensión "a divinis", y el 30 de julio pasado le dispensó de su investidura episcopal.

Hoy jurará su cargo en una ceremonia que reunirá, entre otros el presidente de Venezuela, Hugo Chávez; de Bolivia, Evo Morales; de Ecuador, Rafael Correa; Brasil, Lula da Silva; Argentina, Cristina Fernández; de Chile, Michelle Bachelet, y de Nicaragua, Daniel Ortega. Los grandes ausentes serán el colombiano, Álvaro Uribe, y el peruano, Alan García. España estará representada por el Príncipe Felipe.

SIN CORBATA Y CON SANDALIAS

En sus últimas declaraciones antes de tomar posesión, Lugo afirmó que seguirá con la sobriedad y la austeridad que conocen los paraguayos. De hecho, adelantó que en los actos de investidura de hoy irá vestido de forma sencilla, sin corbata y calzando sus sandalias franciscanas de siempre. "Prefiero sandalias porque son más cómodas, pero si hace frío usaré zapatos", indicó.

El presidente saliente, Nicanor Duarte, encontró un resquicio en la Constitución para evitar tener que participar en la ceremonia de traspaso de mando y entregará los atributos del poder al titular del Congreso, Enrique González. Para ello, acudirá al Congreso a primera hora de la mañana a entregar la banda presidencial y el resto de los atributos de mando al senador González, en una sesión plenaria.

Tras la breve sesión legislativa, que se estima como máximo media hora, los congresistas saldrán al frente del Palacio Legislativo, donde ya están montados grandes escenarios, para la ceremonia de toma de posesión de Lugo. El presidente del Congreso tomará el juramento al ex obispo y le entregará los atributos de mando, tras lo cual serán posesionados los ministros del nuevo gabinete.

PRINCIPALES RETOS

La victoria de Fernando Lugo en las elecciones puso fin a una complicada transición en el país sudamericano que comenzó con la caída del dictador Alfredo Stroessner en 1989 y que estuvo salpicada en los últimos años por varias amenazas de golpe de Estado, por continuos conflictos sociales, algunos asesinatos políticos y sonados escándalos de corrupción, según informa la agencia Reuters.

El nuevo presidente recibe una economía en expansión gracias al aumento de las exportaciones de soja y carne vacuna, con el desafío de extender esa bonanza a los sectores menos favorecidos que generen más puestos de trabajo. En el anterior gobierno, miles de paraguayos dejaron el país, los precios minoristas se dispararon y el índice de pobreza extremos aumentó a casi un 20%.

A partir de hoy, algunos de los problemas a los que deberá enfrentarse Lugo están relacionados con la recuperación de las tierras y la lucha contra el latifundio, la inclusión social en ámbitos como educación y salud, así como el combate a la miseria. De hecho, la brecha social en Paraguay es tan grande que diariamente mueren 21 niños y otros 45.000 están al borde de la desnutrición.

REFORMA TRIBUTARIA

El economista estadounidense Joseph E. Stiglitz, que asesorará a Lugo durante su mandato, aseguró recientemente que el país necesita una reforma tributaria que corrija las inequidades entre los sectores que pagan más y los que pagan menos e incremente las recaudaciones del Estado para el cumplimiento de sus objetivos. "Paraguay comienza este periodo y es importante que se transforme en una nueva era de consensos, de democracias", afirmó el Premio Nobel de Economía 2001.

Stiglitz consideró que el objetivo central del nuevo gobierno debe consistir en lograr un crecimiento económico con reducción de las desigualdades sociales. "Desafortunadamente, las sociedades están marcadas por altos niveles de inequidad, como consecuencia se eleva el índice de personas sin ocupación y aumenta el índice criminal, lo cual representa un problema para el Gobierno", resaltó.

Abogó también por una verdadera reforma agraria pues el país tiene un modelo de economía agrícola. A su juicio, una reforma bien hecha incentivará a los agricultores, ya que tendrán sus propias tierras y en consecuencia la trabajarán más. También se mostró favorable a la competencia como proveedora de incentivos en los mercados. Y para todo ello la transparencia en la gestión es un elemento fundamental.

"MODERADA" ESPERANZA DE CAMBIO

En este contexto de cambio, los paraguayos tienen una "moderada" esperanza en la gestión de Fernando Lugo, según una encuesta de First Análisis y Estudios sobre distintos temas que muestra claramente que entre seis y siete de cada diez consultados consideran que las cosas podrían cambiar con la nueva administración. También queda claro que la cuestión económica es la principal preocupación.

Un 76 por ciento de la población tiene puestas sus esperanzas en Fernando Lugo y cree que las cosas van a mejorar a partir del 15 de agosto. Muchos de los encuestados confían en que al término de su mandato, en 2013, la situación estará mejor. Además, el 59 por ciento reconoce que los resultados solo se verán en uno o dos años, aunque un 24,3 por ciento ya quiere ver resultados.

Además, la esperanza de la ciudadanía en que el nuevo gobierno mejore la situación en educación, salud y empleo es muy similar. Pero lo cierto es que no hay un respaldo ciego al nuevo presidente. Con todo, la mayoría de los consultados cree que a largo plazo disminuirán los niveles de corrupción y los ingresos mejorarán.