LIMA, 22 May. (Reuters/EP) -
El Gobierno peruano confirmó ayer la muerte de uno de los principales mandos de la guerrilla maoísta Sendero Luminoso en la selva del centro del país, tras un enfrentamiento con fuerzas de seguridad, según informó ayer el ministro de Defensa, Antero Fores-Aráoz.
El guerrillero Juan Laguna, conocido como "Piero", fue abatido el pasado domingo tras un enfrentamiento con una patrulla del Ejército en un área de la región Huánuco, unos 410 kilómetros al noreste de Lima, en el que se apresó a otros dos subversivos y se incautaron armas de guerra.
Flores-Aráoz explicó que el cadáver de Laguna no pudo ser recuperado ya que otros guerrilleros lo retiraron de la zona de combate. Sin embargo, su identidad ha sido confirmada por los militares que participaron en el enfrentamiento.
"Hay mucha información respecto a él y además las personas que estuvieron en las columnas del Ejército lo pudieron ver", dijo el ministro peruano a los periodistas a su salida de un consejo de ministros en el palacio presidencial.
La zona donde se produjo el combate se ubica en el Valle del Huallaga, una de los principales áreas productoras de cocaína, donde Sendero Luminoso opera asociada a los narcotraficantes, según datos del Gobierno peruano.
PERÚ, SEGUNDO PRODUCTOR MUNDIAL DE COCAÍNA
En noviembre de 2006, un hombre que se identificó como el camarada "Artemio", máximo líder de Sendero Luminoso, advirtió en una entrevista con una televisión local de que la guerrilla continuaría con sus acciones armadas.
"Artemio" exigió al presidente peruano, Alan García, que acepte negociar una salida política a su lucha y que conceda una amnistía a los rebeldes presos, pero el mandatario peruano descartó cualquier acuerdo con la guerrilla. Desde que García asumió el Gobierno en 2006, los "narcoterroristas" mataron al menos a 16 policías y cuatro funcionarios antidrogas, según las autoridades.
Sendero Luminoso, que fue una escisión del Partido Comunista Peruano (PCP), comenzó su lucha armada en 1980, pero tras la captura en 1992 de su máximo líder, Abimael Guzmán, y otros importantes dirigentes, quedó prácticamente desaparecido como amenaza real contra el Estado. Desde entonces, la guerrilla se refugió en zonas remotas de Perú y según fuentes oficiales unos 400 hombres insisten en la lucha armada, financiados por el narcotráfico.