Publicado 13/04/2015 00:19

Las protestas contra Dilma Rousseff pierden fuelle

Demonstrators take part in a protest against President Dilma Rousseff in Sao Pau
PAULO WHITAKER / REUTERS

RÍO DE JANEIRO, 13 Abr. (Notimérica) -

La segunda ola de protestas contra el Gobierno de Dilma Rousseff ha perdido intensidad respecto a las mismas manifestaciones del pasado 15 de marzo, a pesar de que se han reproducido en más de 400 ciudades de todo el país.

Convocados por movimientos apolíticos, cientos de miles de manifestantes se han congregado en las principales avenidas y plazas del país para pedir el 'impeachment' de la Presidenta, a la que acusan de conocer el esquema corrupto de Petrobras, ya que ella era presidenta del Consejo de Administración de la empresa cuando se forjó la trama.

Sin embargo, los organizadores no han conseguido revalidar el éxito de las primeras marchas y el número de manifestantes ha sido levemente menor: 25.000 en Brasilia, alrededor de 20.000 en Río de Janeiro o 3.000 en Belo Horizonte.

En São Paulo, donde se ha registrado más afluencia, se ha llegado a los 275.000, según la Policía Militar. Pero si en la anterior convocatoria varias estaciones de metro de la Avenida Paulista tuvieron que cerrar por la gran afluencia de manifestantes, en esta ocasión no ha habido aglomeraciones.

No se han registrado incidentes importantes a lo largo de toda la jornada, que ha transcurrido en un ambiente pacífico y festivo, bañado en los colores verdes y amarillo de la bandera de Brasil y con un mucha variedad en las proclamas: desde pancartas contra la corrupción y pidiendo la salida del Partido de los Trabajadores (PT) a voces más minoritarias pidiendo una intervención militar.

El principal partido de la oposición, el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), no ha mandado a ninguno de sus representantes a las calles, aunque sí ha lanzado un comunicado a última hora de la tarde en el que decía situarse al lado del pueblo que "legítimamente manifiesta su repudio e indignación contra la corrupción sistémica que avergüenza al país y exige salidas para el agravamiento de la crisis económica".

EL AMBIENTE EN EL PLANALTO

La menor afluencia de personas a las protestas ha cambiado el ambiente en la calle, y el clima en el Palacio del Planalto también ha sido diferente; con Rousseff recién llegada tras la cumbre de las Américas en Panamá, no hay previsión de declaraciones oficiales o encuentros con la prensa para valorar las manifestaciones.

El pasado 15 de marzo el responsable de la Secretaría General del Gobierno, Miguel Rossetto valoró ante los medios las protestas y causó cierta polémica al decir que la mayoría de los que salieron a protestar no son votantes de Rousseff y que las peticiones de 'impeachment' tienen en realidad tintes de golpismo.

Sin embargo, el hecho de que haya habido menos manifestantes no da un respiro al Ejecutivo de Rousseff: una encuesta de Datafolha divulgada este sábado por el diario 'Folha de São Paulo' muestra que el 63 por ciento de los brasileños están a favor de la apertura de un proceso de 'impeachment' y la reprobación a su gestión continúa siendo muy alta.

El número de electores que considera el Gobierno de Rousseff "malo o pésimo" osciló del 62 por ciento al 60 por ciento, pero con los dos puntos de margen de error que tiene la encuesta el porcentaje se mantiene estable. Un 13 por ciento de los encuestados lo considera "bueno u óptimo", la misma proporción que hace un mes.

En este último mes Rousseff ha afrontado grandes derrotas en el Congreso, en temas sensibles como la reducción de la mayoría de edad penal y la 'tercerización' de los trabajadores.

Además, la presidenta ha tenido que reformular su equipo, colocando a su vicepresidente, Michel Temer, al mando de la articulación política, en un intento de mejorar su relación con su principal partido aliado, el Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB), que le está poniendo grandes obstáculos a la hora de gobernar.