Actualizado 09/03/2015 23:20

¿Quiere Cristina Kirchner perder las próximas elecciones?

La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner.
Foto: REUTERS

BUENOS AIRES, 9 Mar. (Notimérica) -

   La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, vive momentos de disputa con parte de su propio partido y no deja de torpedear la candidatura presidencial del gobernador de Buenos Aires, el oficialista Daniel Scioli. ¿Quiere Cristina Kirchner que su partido pierda las elecciones presidenciales para seguir concentrando el poder?

   En el camino hacia las elecciones presidenciales de octubre hay un primer peldaño el próximo agosto, cuando se producirán las elecciones primarias simultáneas --es decir, a las primarias concurren los precandidatos de todos los partidos en la misma votación, no por separado.

   Como Cristina Kirchner ya no puede presentarse a la reelección, el principal nombre dentro del partido del Frente para la Victoria (FpV) --el partido 'peronista' fundado por el matrimonio Kirchner-- es el de Scioli.

   Sin embargo, aunque Scioli llegó a ser vicepresidente de Néstor Kirchner entre 2003 y 2007, cada vez se hace más evidente la fractura entre éste y Kirchner. El principal problema es que Scioli representa al 'peronismo tradicional' y la presidenta vería peligrar la continuidad del proyecto 'kirchnerista'.

   El 'kirchnerismo', bajo este punto de vista, sería un 'peronismo' radical refundado sobre las raíces del populismo típico del personalismo latinoamericano del siglo XX. Se autoproclama como la expresión de la democracia 'nacional y popular', que no son sino los eufemismos para nacionalista y populista.

   El 'peronismo tradicional' o 'federal', en cambio, prefiere mantener un talante menos agresivo, si bien en la práctica esa diplomacia política no es más que la máscara democrática para el sostenimiento de regímenes provinciales cercanos al caciquismo decimonónico, según algunos explican.

   Esta relación entre gobernadores provinciales y la presidenta es la que ahora trae más disensión en el seno del FpV. El pasado viernes, la presidenta despidió a un referente del 'peronismo tradicional' que ejercía un importante cargo dentro del Ejecutivo y que trabaja para la candidatura de Daniel Scioli, Juan Carlos Mazzón.

   En los papeles, el cargo de Mazzón era coordinador general de Asuntos Políticos Institucionales de la Unidad Presidente, lo que en la práctica significaba armar las listas electorales del oficialismo en todo el país, garantizando el equilibrio entre todas las corrientes 'peronistas' y una buena relación con los gobernadores provinciales.

¿SOBREVIVIRÁ EL 'KIRCHNERISMO'?

   La continuidad del proyecto 'kirchnerista' no está asegurada con Daniel Scioli, hombre del 'peronismo tradicional' que trata de mostrarse desvinculado del núcleo duro del 'kirchnerismo', al que tampoco puede repudiar sin perder parte de su base electoral.

   Por ello, Cristina Kirchner ha intentado llevar al foco de atención mediática a su precandidato 'kirchnerista', el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, exponiéndolo como protagonista en la compra de nuevos trenes chinos.

   Sin embargo, las encuestas demuestran que Randazzo no tiene serias opciones de desbancar a Scioli como candidato del FpV. Aun así, Kirchner sigue en una campaña que parece buscar el desgaste de Scioli y que lo podría perjudicar no tanto contra Randazzo, sino contra el propio Mauricio Macri, el rival no-peronista.

   Esta insistencia parece insinuar que Cristina podría estar buscando, de hecho, que Scioli perdiera en un eventual 'ballotage' contra Macri. Las consecuencias de esta derrota serían en realidad un éxito personal para la actual presidenta, ya que le permitiría aparecer como figura principal de la oposición.

   Frente a un Scioli derrotado, el 'peronismo' no tendría una nueva figura de poder sobre la cual nuclearse salvo la de Kirchner, que deja la Presidencia sin haber perdido una elección presidencial, por más que su índice de aceptación esté muy bajo en la actualidad.

   Es más, como figura principal de la oposición --quizás en el Congreso Nacional o en el de la provincia de Buenos Aires-- no sólo seguiría siendo el centro de poder del 'peronismo', sino que podría volver a presentarse a las elecciones presidenciales de 2019.

   En cambio, si ganase Scioli --o incluso el 'peronista' disidente Sergio Massa--, todos los referentes del 'peronismo' tendrían una fácil transición hacia esta nueva figura de poder y el proyecto 'kirchnerista' perdería buena parte de su influencia, bajo riesgo incluso de desaparecer o de convertirse en un movimiento social de asociaciones políticas.

   En definitiva, podría darse el caso de que el mejor candidato de Kirchner no esté dentro de su propio partido, sino en la oposición. Bajo cierta luz, Mauricio Macri podría ser el candidato de la mandataria.