Actualizado 26/01/2018 12:47

El rechazo al matrimonio homosexual y el conservadurismo religioso marcan la campaña electoral de Costa Rica

EVANGELICOS COSTA RICA
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   SAN JOSÉ, 26 Ene. (Notimérica) -

   El abrupto ascenso de un predicador evangelico ha roto con la tranquilidad del proceso electoral de Costa Rica. A 10 días de la celebración de los comicios presidenciales en el país, las encuestas dan amplias posibilidades a Fabricio Alvadado, de 43 años, de pasar a la casi segura segunda ronda, aunque cada día los comicios son variantes.

   Un sondeo publicado el martes apuntaba al único diputado del partido evangélico Restauración Nacional y al candidato conservador, el abogado Juan Diego Castro, a la cabeza de los resultados del próximo 4 de febrero, con un 17 y un 16 por cierto --respectivamente-- de las preferencias analizadas en la encuesta realizada por el Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica.

   Por detrás, el candidato del tradicional Partido Liberación Nacional (PLN), Antonio Álvarez Desanti, con un 11 por ciento de la intención de voto según el CIEP en su estudio, realizado mediante 1.0013 entrevistas telefónicas entre los días 15 y 17 de enero y con un margen de error del 3,1 por ciento, recoge 'Reuters'.

   Las fechas en las que se recogieron los datos coinciden con lo que los expertos denominan con un 'shock religioso'. Se trata de un efecto rebote del conservadurismo ante la decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), del día 9 de enero, que conminó a todos los países miembros a garantizar una figura del matrimonio entre personas del mismo sexo, así como garantizar la igualdad de derechos a las parejas homosexuales.

   La reacción popular ante el dictamen de la corte ha sido negativa. Tal y como recoge el diario español 'El País' de una encuesta realizada por el CIEP de la UCR, dos tercios de la población repudia tanto el fallo como el matrimonio igualitario, un sentimiento que se ha visto acrecentado por la presión ejercida por la Iglesia católica y evangélica nacional --las dos principales tendencias en Costa Rica-- tras el veredicto.

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   Estos hechos explican el ascenso de Alvarado, defensor del concepto tradicional de familia y quien ha indicado que de ser mandatario podría proponer la salida de Costa Rica de los miembros del CIDH --cuya sede está en San José--, pasando de representar el 3 por ciento de intención de voto al 17 por ciento en tan solo un mes.

   Sin embargo, y a pesar de su 'éxito', el porcentaje actual no será suficiente y tampoco se conoce hasta cuándo podría durar el 'shock'. El 27 por ciento de indecisos que recoge el CIEP a menos de un mes de las elecciones indica la necesidad, casi segura, de una segunda vuelta electoral. Ninguno de los candidatos podrá obtener el 40 por ciento de los votos necesario para ganar en la primera vuelta.

   Así, Alvarado se verá las caras, previsiblemente, con Juan Diego Castro. El candidato ha llevado a cabo una campaña con el modo tradicional de hacer política en el país y contra el 'establishment' --mayores influencias en la sociedad--, acercándose también al discurso conservador. Paradójicamente, la política costarricense ha caracterizando al Estado centroamericano al llevarla a una estabilidad democrática que se sale de los niveles habituales en el resto de la región.

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   Por su parte, Antonio Álvarez Desanti, cuenta con el respaldo político del expresidente Óscar Arias, premio Nobel de la Paz de 1987. Igualmente, su discurso gira en torno a la idea tradicional de familia, idea que se asemeja a la de casi todos los candidatos, y rechaza abiertamente el aborto y el concepto de 'ideología de género' --que considera que la relación entre hombre y mujer es una construcción social y cultural únicamente derivada de la sociedad patriarcal--.

   El candidato oficialista, Carlos Alvarado, de Partido Acción Ciudadana (PAC), se ha visto salpicado por las recientes investigaciones por corrupción contra el actual presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, perdiendo paulatinamente el mayor apoyo que tenía en el mes de septiembre. A pesar de que según el citado sondeo cuenta únicamente con un 6 por ciento del apoyo, Alvarado cree que pasará a la segunda ronda pues, como sucedió en 2014, las encuestas también se equivocan.

   Así, queda esperar al día 4 de febrero para ver las primeras señas de lo que se prevé como un cambio de rumbo en la política costarricense, la más estable de toda la región latinoamericana y alabada por su nivel democrático.