Actualizado 18/06/2015 23:09

La reducción de la mayoría de edad penal avanza en el Congreso de Brasil

Cámara de Diputados Brasil
Foto: WIKIMEDIA COMMONS

RÍO DE JANEIRO, 18 Jun. (Notimérica) -

   La polémica propuesta para reducir la mayoría de edad penal de los 18 a los 16 años en Brasil ha avanzado un paso más después de que este miércoles una comisión de la Cámara de Diputados aprobara el texto, con la oposición de los partidos de izquierda y del partido del Gobierno, el Partido de los Trabajadores (PT).

   El texto pretende que los adolescentes que cometan crímenes violentos, como violaciones, robos seguidos de muerte, violencia contra niños y ancianos, tortura o tráfico internacional de drogas, cumplan condena como si fueran adultos, y no en centros de menores como hasta ahora.

   La propuesta salió adelante a pesar de que llevaba 22 años esperando a ser aprobada, y en ello ha influido el escaso poder que tiene el PT en la Cámara al estar en minoría y la presión que principalmente el Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB) -su principal socio de Gobierno- ha llevado a cabo para convencer a los diputados.

   Finalmente el texto se aprobó con una amplia mayoría, 21 votos a favor y seis en contra, y se mostraron favorables los diputados del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), la principal formación de la oposición, a pesar de que en las últimas semanas algunos de sus líderes se habían mostrado en contra de la propuesta y parecían dispuestos a estudiar alternativas con el Gobierno.

   Los que defienden que los adolescentes deben ser tratados como adultos creen que la criminalidad va a disminuir: "Los crímenes bárbaros que ocurren hoy en el país no pueden quedar impunes", dijo el diputado relator de la propuesta, Laerte Bessa (Partido da República), mientras que la denominada 'bancada da bala', los diputados que representan los intereses de la industria armamentística, celebraban la aprobación con cánticos habituales en los estadios de fútbol.

   Múltiples organizaciones internacionales, como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, se han mostrado en contra de la propuesta al considerar que el foco debe ponerse en la educación y en la prevención, y no en el castigo, más aún teniendo en cuenta el precario sistema carcelario brasileño.

   El PT de Rousseff tendrá que esforzarse ahora si no quiere que el texto se apruebe definitivamente, aunque el camino es largo: la semana que viene pasará al plenario del Congreso, donde necesitará 308 votos en dos votaciones, y luego pasará al Senado, donde se someterá a otras dos rondas de votaciones.