Actualizado 28/11/2014 13:57

La "revolución social pacífica" y el "aburguesamiento" de Brasil

Embajador de Brasil
Foto: NOTIMÉRICA

MADRID, 25 Nov. (Notimérica) -

   Brasil es el quinto país del mundo en extensión territorial, el quinto más poblado y la séptima mayor economía, patrones de los que solo gozan otros dos países: Estados Unidos y China. El PIB brasileño supone cerca de la mitad de todo el PIB de Sudamérica pero, pese a su crecimiento, ahora es el momento de dar la talla; de no conformarse con estas buenas cifras y terminar con la desigualdad en el país. Ese, junto a continuar potenciando las grandes inversiones extranjeras, es el gran reto al que se enfrenta la recientemente reelegida como presidenta del Gobierno, Dilma Rousseff.

   Desde 2001, gracias a las políticas públicas sociales, Brasil ha reducido la pobreza en más de un sesenta por ciento, lo que suponen más de 36 millones de personas que se han incorporado a la clase media. Su tasa de paro, situada en un 4'7% -la más baja de su historia- permite a Brasil alzar la cabeza y presumir de una situación envidiable de pleno empleo. El país está viviendo, como ha asegurado este martes su embajador en España, Paulo Cesar de Oliveira Campos, "una revolución social pacífica de grandes proporciones".

   Es una revolución entendida desde el "sentimiento de pertenencia a Brasil" que comparten todos sus ciudadanos, cuyos retos y perspectivas en materia económica, política y social van dirigidos en la misma dirección: la integración de todos y la solidaridad tanto con sus vecinos como con el resto de países desfavorecidos -muchos de ellos en África- en los que Brasil fomenta la cada vez más necesaria cooperación Sur-Sur. Eso sin olvidar la cooperación triangular, igual de necesaria en un contexto de crecientes recortes en el hasta hace pocos años poderoso mundo occidental. A este respecto, Oliveira, preguntado por la reducción de la ayuda al desarrollo (AOD) por parte del Gobierno de España, reclama la "búsqueda de técnicas originales", de manera que el ejecutivo que dirige Mariano Rajoy y otros que atraviesan circunstancias similares presten, al menos, sus infraestructuras y conocimientos ya asimilados mientras los países emergentes, encabezados por los BRICS, aportan el capital. "Entender Brasil como actor solidario significa comprender el rol que queremos tener en el mundo", resalta. 

   La redistribución de la renta, que ha permitido al 20% de la población más pobre aumentar sus niveles de ingresos en más de un 30%, ha dado pie en la última década a lo que el embajador brasileño en España denomina el "aburguesamiento" de las clases más pobres. Un conjunto de medidas que el diplomático admite, con voz firme, que han favorecido la reelección de Rousseff.

LA "RATIFICACIÓN" DE LA DEMOCRACIA

   "Dilma supone la ratificación de la democracia. No solo representa la reelección del Partido de los Trabajadores (PT), sino la de la democracia plena, madura y pujante". Y eso a pesar de que el segundo mandato de Rousseff, para el que se necesitó una segunda vuelta, fue logrado por un pequeño margen de votos (51,64% contra el 48,36%) frente a su opositor, el liberal Aécio Neves, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB).

   A pesar de que "los titulares fueron muy críticos" con este resultado, es un error pensar que se debe a que el país está dividido, explica Oliveira. La razón, admite, es que los dos candidatos que fueron a la segunda vuelta llevaban en sus programas más afinidades que divergencias, por ejemplo en materia de ampliación de programas sociales o el mantenimiento del control fiscal.

LA IMPORTANCIA DEL SOCIO ESPAÑOL

   La todopoderosa Brasil es una gran potencia en materia de exportación; líder mundial en la venta al extranjero de minerales, azúcar o carne de vacuno, entre otras. Además, su parque industrial, cada vez más desarrollado y diverso, cuenta con una red de telecomunicaciones moderna y un sistema bancario de los mas avanzados del mundo.

   Las multinacionales que se implantan en el país debido a la seguridad con la que Brasil protege a sus inversores cada vez son más numerosas y prueba de ello son las empresas del IBEX 35. Todas las compañías que conforman el selectivo español tienen negocios en el país latinoamericano, convirtiendo a España, gracias a este y otros factores, en el segundo país del mundo con mayor inversión allí. "España es un socio fiable dispuesto a trabajar en conjunto para buscar soluciones comunes a problemas globales", asegura Oliveira. Un socio tan fiable que se calcula que invertirá, antes de 2016, más de 60.000 millones de euros en Brasil.