Publicado 18/11/2015 11:40

Trasplante de cabeza ¿una realidad en el año 2017?

   MADRID, 18 Nov. (Notimérica) -

   Esta semana salía a la luz la historia del estadounidense Patrick Hardison, un bombero de 41 años al que, tras sufrir importantes quemaduras que le deformaron el rostro, se le realizó el pasado 15 de agosto el trasplante de cara más completo y complejo llevado a cabo hasta ahora.

   Dicha intervención quirúrgica demuestra los grandes avances que se han producido en los últimos años en el campo médico y saca a debate diversas conjeturas relacionadas con las posibles operaciones que se llevarán a cabo en el futuro.

   En este sentido, en febrero de este año, el reconocido neurocirujano italiano Sergio Canavero aseguraba que, de acuerdo con sus previsiones, el primer trasplante de cabeza podría realizarse en el año 2017.

   Pero, ¿está la humanidad tan cerca de dar ese paso de gigante? En el blog de Telefónica 'Think Big' analizaron si realmente sería posible llevar a cabo esta operación quirúrgica a corto plazo y el evidente debate ético que generaría la intervención.

FASES DE LA OPERACIÓN DE TRASPLANTE DE CABEZA.

   De acuerdo con Canavero, el primer paso sería conservar la cabeza y el cuerpo del donante y el receptor en condiciones hipotérmicas. Después, los extremos de la médula espinal del donante y del receptor deberían "unirse" con polietilenglicol, que podría definirse como un tipo de pegamento químico. La conexión entre la médula espinal y el cerebro es la parte de la intervención que más dudas presenta.

   Una vez realizadas estas fases, los cirujanos deberían conectar los vasos sanguíneos y los músculos, a la vez que se usarían electrodos para estimular la médula espinal y favorecer la creación de nuevas conexiones nerviosas.

   Desde esta perspectiva, el procedimiento no parece tan complicado. No obstante, la realidad es que el esquema de Canavero está peligrosamente simplificado, aunque el experto es consciente de ello.

   Por este motivo, el cirujano italiano considera que el paciente debería permanecer en coma durante tres o cuatro semanas, con el fin de prevenir cualquier movimiento y obtener unos buenos resultados. Después, le llevaría aproximadamente un año caminar por sí mismo, un objetivo que podría alcanzar gracias a un intenso trabajo de fisioterapia.

PRUEBAS CON PERROS Y MONOS.

   En el ámbito médico, la idea de Canavero ha sido rechazada por muchos especialistas. Este es el caso del profesor de la Universidad de California Harry Goldsmith, quien explicó a la revista 'Smithsonian' que hay "muchos inconvenientes respecto al procedimiento, como el mantenimiento de una persona en buen estado de salud durante tres o cuatro semanas en coma".

   Por otra parte, existen pruebas científicas que apoyan parcialmente el proyecto del cirujano italiano. Los estudios con modelos como perros y monos sí que han demostrado que el trasplante de cabeza puede ser posible, pero los riesgos de obtener un mal resultado son muy elevados.

   En la mayoría de los casos estos animales sufren complicaciones graves, como la falta de autonomía para respirar o moverse, dificultades que les llevan incluso a la muerte.

¿QUÉ OCURRIRÍA SI A UNA PERSONA LE PONEN LA CABEZA DE OTRA?

   Dejando a un lado las consecuencias y los detalles médicos de la operación, el mayor debate acerca del trasplante de cabeza se genera en el plano ético: ¿qué ocurriría si a una persona le ponen la cabeza de otra?

   Hipótesis como el cambio de personalidad o la posesión de recuerdos del donante son las más comunes. No obstante, la realidad es que a día de hoy aún se desconocen muchos aspectos acerca del funcionamiento del cerebro, por lo que resulta casi inconcebible saber cómo actuaría la cabeza de un fallecido en el cuerpo de otro ser humano.

   Debido a estas razones, algunos expertos consideran que estamos más cerca de realizar un trasplante de cabeza con un exoesqueleto mecánico, con el cual ya ha habido grandes progresos, que sobre otro cuerpo, a causa, en gran medida, de las implicaciones éticas del supuesto analizado.

   En cualquier caso, la humanidad podría descubrir, en menos de dos años, si finalmente el cirujano Canavero estaba en lo cierto.