Actualizado 25/07/2009 01:49

Zelaya hacia frontera, disturbios del lado Honduras

Por Esteban Israel

LAS MANOS, Honduras (Reuters/EP) - El depuesto presidente Manuel Zelaya enfilaba el viernes en una caravana hacia la frontera nicaragüense con Honduras en su segundo intento por retomar el poder, mientras fuerzas de seguridad hondureñas lanzaban gases lacrimógenos a sus partidarios.

Decenas de hondureños que marchaban al encuentro de Zelaya en la frontera con Nicaragua fueron dispersados con gases lacrimógenos cuando intentaban romper un cerco militar en el municipio hondureño de Las Manos, a donde más tarde el depuesto mandatario tenía previsto llegar, dijo un testigo de Reuters.

"Este golpe hay que revertirlo y yo pienso hacerlo en forma pacífica con mi presencia en Honduras", dijo Zelaya -que fue expulsado de la presidencia por militares el 28 de junio- en la localidad nicaragüense de Yalagüina, una parada a mitad del camino hacia la frontera en Honduras.

A pesar de que los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad ya habían comenzado en territorio hondureño, Zelaya se mostró esperanzado en que los soldados lo dejaran entrar al país y pidió diálogo con la cúpula militar.

"El pueblo me va a rodear y los soldados van a bajar las armas", dijo Zelaya, un empresario maderero liberal que a mitad de su mandato giró a la izquierda y se alió al presidente venezolano Hugo Chávez, irritando a empresarios y políticos incluso de su propio partido.

Pero, el presidente de facto instalado después del golpe, Roberto Micheletti, aclaró que las puertas están cerradas.

"Yo le hago un llamado para que evite esa provocación y desista de su pretensión de provocar violencia. Hay una orden de arresto contra él por parte de los tribunales", dijo al periódico chileno La Tercera.

Pese a haberlo expulsado del país, el Gobierno de facto dice querer encarcelarlo por supuestamente haber violado la Constitución al querer realizar una consulta popular que abriera paso a la reelección presidencial.

Zelaya, vestido con su usual atuendo de vaquero, iba al volante de un jeep blanco acompañado del canciller de Venezuela, Ricardo Maduro y dijo que más tarde se sumaría el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega.

Zelaya dijo que, si no logra ingresar al país por Las Manos, tiene a su disposición helicópteros para intentar llegar por la frontera con Guatemala o El Salvador.

Sus partidarios en Las Manos, unos 100 kilómetros al sureste de Tegucigalpa, dijeron que su plan era restituirlo en el poder.

"No tenemos armas pero estamos dispuestos a agarrar piedras o palos para pasar a recibir a Zelaya", afirmó Merlin Roberto Rivera, un trabajador de una hacienda de 24 años de Olancho, el estado natal del mandatario derrocado.

Muchos en Honduras temían que su retorno desate violencia. Un joven murió el 5 julio cuando soldados abrieron fuego contra manifestantes que esperaban a Zelaya en el aeropuerto de Tegucigalpa en su primer intento de retomar el poder.

DECISION APRESURADA

El Gobierno de facto instalado tras el golpe tenía a militares y policías en máxima alerta en la frontera preparados para detener a Zelaya.

"Tenemos un plan estratégico para cumplir esa orden" de arresto, dijo Salomón Escoto, director nacional de la policía hondureña, en rueda de prensa.

Sindicatos y opositores al golpe realizarán el viernes nuevos cortes de carreteras en Tegucigalpa, en el segundo día de un paro general que ha transcurrido hasta ahora sin incidentes.

"Zelaya debe venir al país según nuestro concepto después de las elecciones (presidenciales de noviembre), que las almas estén calmadas y presentarse ante las autoridades", dijo el ministro interino de Defensa de Honduras, Adolfo Zedillo, a la cadena colombiana Caracol.

"Nosotros esperamos que si toma la decisión (de ingresar al país) lo haga por la puerta grande", agregó.

Zelaya emprendió su regreso después de dar por agotadas las conversaciones de ambas partes en Costa Rica y pese a la resistencia de Estados Unidos, que apoya su restitución pero continúa apostando por una solución negociada.

"Obviamente nosotros le hemos aconsejado que no cruce", dijo un diplomático estadounidense de alto rango en Tegucigalpa.

El retorno de Zelaya desafiando la orden de arresto implica un revés para Estados Unidos en la pulseada por la influencia en América Latina contra el venezolano Chávez.

El secretario general de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza, dijo que la decisión de Zelaya era "apresurada", y recordó que el Gobierno de facto todavía no comunicó oficialmente su rechazo a un acuerdo diseñado por el presidente costarricense, Oscar Arias.

El Congreso en Tegucigalpa planeaba discutir el lunes la propuesta de Arias.

"Debemos realmente buscar la mayor discusión, pero de manera transparente para que la decisión que tome el Congreso nacional sea lo que mejor convenga a Honduras, pero dentro de la Constitución de la República y sus leyes", dijo José Alfredo Saavedra, presidente del legislativo.

Pero, la viceministra interina de Relaciones Exteriores, Martha Alvarado, dijo a Reuters que el retorno de Zelaya al poder -meollo de un acuerdo formulado por Arias- está fuera de discusión.

El depuesto presidente, un empresario maderero al que le faltaban siete meses para terminar el mandato, dijo sin embargo que el diálogo está agotado y no tiene nada que perder.

El Gobierno de facto adelantó el toque de queda el viernes para las 12 del mediodía (1800 GMT) hasta las 6.00 hora local (1200 GMT) del sábado en la frontera con Nicaragua.

Los presidentes del Mercosur acordaron el viernes desconocer cualquier acto que emane del Gobierno interino en Honduras, incluyendo la celebración de elecciones, agudizando su presión para que Zelaya sea reinstaurado en el poder.