Actualizado 14/03/2013 22:27

Francisco: "Cuando caminamos y edificamos sin la Cruz somos mundanos pero no discípulos de Cristo"


ROMA, 14 Mar. (de la enviada especial de Europa Press Laura Ramírez) -

"Cuando caminamos, edificamos y confesamos sin llevar la Cruz de Cristo, obispos, cardenales, Papas, somos mundanos pero no discípulos de Cristo. Hay que tener el coraje de caminar con la Cruz del Señor y edificar la Iglesia sobre la sangre de Cristo y de confesar la única gloria: Cristo crucificado". Estas han sido las palabras de la primera homilía del Papa Francisco con los cardenales en la Capilla Sixtina, que ha durado unos pocos minutos.

De forma didáctica y sin dejar de gesticular con sus brazos, el nuevo Papa se ha detenido en el elemento común de las dos lecturas y el evangelio: El movimiento en el camino, en la edificación de la Iglesia y en la confesión. "Caminar, edificar, confesar", ha remarcado.

Así, ha comenzado explicando que el Señor invita a caminar en su presencia y ha recordado que "la vida es un camino y cuando se para, la cosa no funciona". "Quando ci fermiamo la cosa non va", ha indicado en italiano, idioma en el que ha pronunciado toda la homilía.

Así, ha comenzado explicando que el Señor invita a caminar en su presencia y ha recordado que "la vida es un camino y cuando se para, la cosa no funciona". "Quando ci fermiamo la cosa non va", ha indicado en italiano, idioma en el que ha pronunciado toda la homilía.

Además, ha subrayado que hay que "edificar la Iglesia, la esposa de Cristo sobre la piedra angular", no como los castillos de arena que hacen los niños que se derrumban fácilmente. Y confesar. "Podemos caminar y edificar todo lo que queramos pero si no confesamos ante Jesucristo, la cosa no funciona", ha añadido, al tiempo que ha subrayado que "quien no reza al Señor, reza a la mundanidad del diablo, al demonio".

Durante la Misa, se ha pedido por el nuevo Papa Francisco, que siga acogiendo la invitación de Jesús y sobre su palabra, eche las redes de la salvación en el mar de la vida; por Su Santidad Benedicto XVI, para que sirva a la Iglesia escondido con una vida dedicada a la oración; por los responsables de las naciones, para que actúen no por la fuerza ni por el interés, no dominando sobre las personas sino conscientes de que todo poder viene de Dios; y por los que sufren.