Actualizado 22/08/2015 12:41

Con 9 años logra ser universitario de Químicas de la UNAM

   MÉXICO DF, 21 Ago. (Notimérica) -

   Carlos Santamaría Díaz, a sus 9 años de edad, es el alumno más joven de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde de lunes a viernes cursa la diplomatura de bioquímica y energía molecular en el horario de cinco a nueve de la tarde porque la educación primaria solía aburrirle.

   Aprendió a leer a los tres años y medio con un juego de letras, y antes de los seis meses siguientes que acontecieron ya recitaba los meses del calendario, se interesaba por la astronomía y por aprender y aprender de todo y más. A los cinco años los libros le resultaron insuficientes, y es entonces cuando descubrió Internet, la tabla periódica y la química, la disciplina que a juicio de su padre, Fabián Santamaría Plascencia, ingeniero mecánico de profesión, "es una verdadera fiesta para él".

   A Carlos no le han terminado de salir todos los dientes de la boca, come golosinas y chocolate, monta en bicicleta, juega con sus primos --también mejores amigos-- y le encantan los videojuegos, especialmente, los clásicos de Súper Mario Bros. Aunque sus altas capacidades cognitivas no han sido fáciles de llevar para sus padres, quienes han escuchado en repetidas ocasiones: "no se adapta ni pone atención, se distrae y no tenemos ni idea de qué le pasa".

   El joven universitario ha estado en escuelas públicas y privadas, e incluso extranjeras, se aburría y sus profesores nunca le comprendieron. "Me dormía, siempre era lo mismo en clase, con temas repetidos y cuando hablaban de temas que yo ya conocía, lo decía y no me creían. Me llegaron hasta a echar de clase", dice el joven universitario en el portal de su institución.

   Carlos debe compaginar la universidad con cuarto de primaria, aunque dadas sus malas experiencias en la escuela, comenzará este año en una institución española a distancia que le garantiza que el 50 por ciento de su calificación serán ejercicios trimestrales y el resto, un examen que presentará en la Embajada española. Este programa, avalado por la Comunidad Económica Europea, le permitirá continuar con su diplomatura en la UNAM.

   Para ser aceptado en la UNAM, una de las universidades más importantes del país, realizó el examen de admisión con el doctor de ciencias químicas, Eduardo Rodríguez San Miguel, en tan solo 15 minutos de entrevista. Actualmente, ya ha cursado dos de los tres años de la diplomatura en química analítica ('Espectroscopia infrarroja y de masas', y 'Principios de equilibrio en disolución').

   Carlos, que no toma apuntes en clase ni repasa lo visto en casa, logró un 9 el examen sin estudiar, aunque su padre le advirtió que con algo de esfuerzo hubiera obtenido un 10. Hace bromas referidas a la ciencia --al estilo de la serie 'The Big Ban Theory'--, y no tiene respuesta al porqué de su interés en la química y la bioquímica.

   "Es que a veces de pronto estoy soñando, pero es como si tuviera los ojos abiertos... Me gusta estar aquí (en la UNAM), en todo el medio; siento que puedo estudiar bien. A veces veo la tele o estoy con mis juguetes, hago muchas cosas. Investigo cosas así, de química o bioquímica, por ejemplo en este módulo me ponen tres pespectros y me preguntan qué compuesto químico es, y no me dan ningún dato, pero todo lo que está difícil yo lo resuelvo", explica el niño al preguntarle por sus sueños.

   El sistema educativo nacional de México no detectó el desarrollo cognitivo de Carlos, ni tampoco tiene programas especializados de apoyo para quienes necesiten una mayor atención. La UNAM, la institución universitaria, es quien le ha devuelto la sonrisa a este menor, que ya no siente el estrés de la escuela primaria y estudia lo que realmente le gusta, disfrutando "de las cuatro horas de clase, "bien despierto".