Actualizado 14/05/2018 15:31

Aumenta a 54 el número de muertos por las protestas en Nicaragua mientras el diálogo nacional se aleja del escenario

Manifestación en Nicaragua
REUTERS / JORGE CABRERA

   El Ejército y los Obispos se distancian del presidente Ortega y los disidentes sandinistas creen que el mandatario debe negociar su salida

    MADRID, 14 May. (OTR/PRESS) -

   Crece el pesimismo mientras aumenta la tensión y los muertos en Nicaragua. 54 fallecidos en 26 días de protestas consecutivas mantienen al país sumido en una crisis permanente. La violenta represión a los manifestantes por parte de la policía ha conseguido que el Ejército y la Iglesia marquen distancias cada vez más claras con el presidente Daniel Ortega.

   El diálogo entre Gobierno y opositores parece cada vez más lejano porque no se dan las condiciones y se cumple el plazo de tres días dado por la Iglesia Católica para que el Gobierno negocie una salida política a la crisis abierta desde hace casi un mes.

   Los llamados autoconvocantes han organizado el lunes nuevas protestas para exigir la dimisión de Ortega mientras miles de nicaragüenses volvieron a tomar las calles el domingo para exigir democracia.

   En medio de bloqueos de carreteras, manifestaciones permanentes en al menos ocho departamentos y una feroz represión, miembros destacados del clero han llegado a calificar al Estado de "genocida", responsables del Ejército han asegurado que no ayudarán a la represión al pueblo y disidentes sandinistas apuestan porque el diálogo pase necesariamente por el fin del mandato de la pareja presidencial.

   Los disidentes sandinistas han insistido el lunes en que el mandatario debe negociar su salida del país. En este sentido, la excomandante guerrillera Dora María Téllez y el general retirado Hugo Torres han coincidido en que no habrá diálogo pero que los únicos puntos que deberían abordarse son "la aplicación de la justicia y la salida del Gobierno de Daniel Ortega y de Rosario Murillo (su mujer)", según recoge el diario 'La Prensa'.

    En cuanto al papel que deberían jugar los militares en este contexto, ambos difieren. Téllez ha opinado que el Ejército debe permanecer en sus cuarteles, mientras Torres ha considerado que los militares deben salir a la calle en situaciones extremas, como desarmar a los paramilitares y a los francotiradores de la Policía Nacional. De este modo, el general retirado ha recordado que sería constitucional "porque qué más objetivo estratégico que la paz del país (...) y qué más soberanía popular que la que reclama vivir en paz y democracia".

   Ambos disidentes sandinistas coinciden en que el objetivo del diálogo nacional debe centrarse en la demanda de todos los sectores: justicia y democracia, "entendiendo por democracia la salida inmediata del poder de la pareja Ortega-Murillo".

   Para Téllez, si el presidente no cumple con los términos establecidos por los obispos, cuyo punto principal es el ingreso de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, quedaría claro que no pretende ningún diálogo. "Lo único que queda es decirle: bueno señor, usted tiene 24, 48 horas para salir del poder", ha dicho la excomandante al diario local.

EL EJÉRCITO DICE QUE NO REPRIMIRÁ LAS MANIFESTACIONES

   El Ejército nicaragüense anunció el sábado que no intentará reprimir ningún tipo de manifestaciones estudiantiles contra el Gobierno. "No tenemos ninguna razón para reprimirlas", aseguró el Coronel Manuel Guevara, portavoz de las Fuerzas Armadas. "Creemos que la solución es el diálogo", añadió.

   Haciendo referencia a la presencia de soldados en algunas de las ciudades donde se han producido manifestaciones en las últimas semanas, Guevara ha alegado que "rechaza" la "información manipulada con la que pretenden hacer ver que las estamos reprimiendo".

   Las Fuerzas Armadas instaron en la media noche del sábado a "detener la violencia y otras acciones desestabilizadoras", al tiempo que mostraron su apoyo a los esfuerzos mediadores de la Iglesia.

   Por su parte, el Obispo Silvio Báez, auxiliar de la Archidiócesis de Managua, ha asegurado en su homilía del domingo que el corazón de todos está lleno de dolor por los nicaragüenses "asesinados cruelmente por la dura represión".

   "Quien en una situación como esta, de injusticia social y represión criminal, elige el camino de la pasividad y enarbola la bandera hipócrita de la imparcialidad política se vuelve cómplice del mal, de culturas corruptas y de un Estado genocida", ha sostenido Báez.

   El acto religioso se celebró apenas unas horas después de que la ciudad de Masaya, situada en la zona oriental de Managua y de donde es oriundo Baez, fuera atacada violentamente por turbas sandinistas el sábado, desatando el terror y sumando más muertes a la negra lista de fallecidos.

   El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, aseguró el viernes que está "listo" para iniciar el diálogo nacional que prometió para superar la crisis política desatada por las protestas en su contra.

   Las manifestaciones comenzaron el 18 de abril con la reforma de la seguridad social como detonante pero se extendieron rápidamente entre la población ampliando el pliego de demandas. Fueron duramente reprimidas por las fuerzas de seguridad, con un saldo inicial de más de 40 muertos y decenas de heridos y detenidos. Un nuevo brote de violencia ha añadido más muertos a la lista y el número de fallecidos era de 54 a última hora del domingo.

   Ante la crítica interna e internacional por la desproporción en el uso de la fuerza, Ortega anunció un diálogo nacional que cuenta con la mediación de la Conferencia Episcopal, liderada por el cardenal Leopoldo Brenes, aunque todavía no se ha establecido un calendario.

    La oposición, los manifestantes y los propios obispos han fijado como prioridad de este diálogo nacional la "democratización" de Nicaragua. Sin embargo, los estudiantes han exigido como requisito previo una investigación a fondo para esclarecer las circunstancias de la muerte de los manifestantes.

   Entretanto, los miembros de la Comisión de la Verdad creada por el Parlamento, que controla el oficialismo, tomaron posesión del cargo. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha expresado sus dudas sobre la fiabilidad de estos investigadores y ha anunciado que se mantendrá vigilante.

   Ortega hace públicos llamamientos al diálogo y a la reconciliación, un mensaje que contrasta con la represión empleada en las manifestaciones. Los ciudadanos piden justicia y libertad armados de piedras, palos, banderas, consignas y panfletos, mientras la Policía trata de frenarles a balazos. Más de 50 muertos, la inmensa mayoría jóvenes estudiantes, son testigos de la desproporción entre las dos partes enfrentadas.