Actualizado 16/08/2016 08:44

La Batalla de los Niños: el origen del Día del Niño en Paraguay

Niño cogido por su madre en Paraguay
REUTERS
Batalla de Acosta

   ASUNCIÓN, 16 Ago. (Notimérica) -

   "La única riqueza en este mundo son los niños, más que todo el dinero y el poder", decía el escritor estadounidense Mario Puzo. La infancia --o la niñez-- es una etapa clave en el desarrollo de los menores, un momento en el que el aprendizaje se mezcla con los juegos y la diversión.

   Sin embargo, muchos niños son privados a la fuerza de esta etapa, marcados por la pobreza y la violencia, que "restringe dramáticamente las posibilidades de desarrollar capacidades y plasmar oportunidades a lo largo de toda la vida", tal y como destaca un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés).

   Este fue el caso de los niños soldado de Paraguay, que perdieron sus cortas vidas luchando con valentía en la de Batalla de Acosta Ñu --también conocida como la Batalla de Campo Grande o la Batalla de los Niños--, en el marco de la Guerra de la Triple Alianza, que enfrentó a Brasil, Argentina y Uruguay contra las fuerzas paraguayas.

   En 1869, el ejército paraguayo estaba de retirada y las tropas ocupaban Asunción. A pesar de todo esto, el entonces presidente de la nación, Francisco Solano López Carrillo, tenía las cosas claras: se debía luchar hasta el final.

   Por ese motivo no es de extrañar que se hiciera uso de las últimas fuerzas --cerca de 500 hombres y unos 3.500 niños-- para vencer un conflicto que estaba perdido de antemano, ya que se enfrentaban a más de 20.000 soldados de la alianza. Brasil continuó con su campaña en Paraguay y acabó con la vida de Solano López tan solo un año después, en 1970, poniendo fin al conflicto.

   Con el fin de recordar la vida de esos menores, obligados a combatir a edades muy tempranas, cada 16 de agosto se celebra el Día del Niño en Paraguay, una fecha que pretende recordar la importancia de respetar los derechos de los pequeños, generaciones que supondrán el futuro del mundo.

   La Organización de las Naciones Unidas (ONU) coincide en señalar agosto como el mes para celebrar la infancia, aunque cada nación ha optado por señalar un día propicio para este festejo. En el caso de Venezuela, por ejemplo, el Día del Niño se lleva a cabo el tercer domingo de julio, mientras que en Uruguay el segundo domingo de agosto.

LA MASACRE DE ACOSTA

   Ante una clara ausencia de efectivos --ya que muchos hombres habían perecido en la guerra o estaban prisioneros--, Paraguay convocó a los más pequeños, a niños de entre 5 y 6 años, así como a adolescentes, para que combatieran junto a mujeres y ancianos.

   Algunos menores se vieron obligados a luchar con barbas postizas para ocultar su corta edad, otros se abrazaban a las piernas de los soldados brasileñas clamando que les dejaran vivir. No obstante, la política de la Alianza era clara: no se perdonaba la vida de los menores.

   La batalla se prolongó durante 8 largas horas, ya que la resistencia de los paraguayos fue feroz. Miles de menores murieron en el acto --la mayor parte de ellos degollados por los soldados--. Esta supuso la primera gran derrota de los paraguayos, que pondría meses después fin a la cruenta guerra.

   Durante la tarde, cientos de madres salieron a la selva en búsqueda de sus hijos y con el fin de socorrer a los pocos supervivientes, pero la crueldad todavía no había terminado y el conde D'Eu, mandó incendiar la maleza, acabando con la vida de las madres y sus pequeños.

   Además, también mandó quemar el hospital de Piribebuy --que estaba llenó de jóvenes y niños--. Los crímenes cometidos en la Batalla de Acosta son considerados como algunos de los más brutales realizados en Latinoamérica.

   Durante numerosos siglos, las sociedades han aceptado el uso militar de niños en la guerra, aunque casi nunca en unidades exclusivas. La política de Paraguay de hacer uso de menores en la Guerra contra la Alianza ha sido muy criticada por historiadores posteriores, como el brasileño Francisco José Corrêa Martins, que señala que se envío a menores que no estaban preparados a combatir contra individuos experimentados en el uso de armas.