Actualizado 12/07/2009 19:10

Burqa pierde adeptos mientras afganas optan por chador

Por Golnar Motevalli

HERAT, Afganistán (Reuters/EP) - Las ventas de burqas del comerciente Nehmatullah Yusefy cayeron a la mitad desde que los talibanes fueron derrocados en el 2001 por lo que pronto tendrá que abastecerse de otros estilos de vestimenta islámica para compensar las pérdidas.

Yusefy ha vendido el atuendo azul pálido con el que las mujeres se cubren de pies a cabeza y que fue la vestimenta obligatoria durante el austero dominio de los talibanes islamistas en Afganistán por los últimos diez años.

Pero lo ha hecho a regañadientes.

"Pienso que, Dios mediante, la burqa no se venderá tanto. Entonces venderé el chador namaz e incluso tal vez el mantau chalvar", dijo Yusefy, parado tras el mostrador de su pequeño puesto que forma parte de una serie de tiendas de venta de burqas en el principal mercado de la ciudad de Herat.

El chador namaz es un vestido largo y holgado de tela negra o con estampados sombríos muy usado en Irán. Deja ver el rostro de la mujer pero cubre el resto de su cabeza y cuerpo hasta los tobillos.

El mantau chalvar es un abrigo largo que se usa por sobre los pantalones y es popular entre las mujeres de la capital, Kabul, quienes son comparativamente más libres para vestirse como gusten. Siempre se usa con un pañuelo que cubre la cabeza y que es atado firmemente por debajo de la pera.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, condenó recientemente la burqa y dijo que no era bienvenida en Francia porque era un símbolo del sometimiento de las mujeres.

"No podemos aceptar que algunas mujeres en nuestro país estén prisioneras detrás de una reja, aisladas de la vida social, privadas de su identidad", dijo Sarkozy en momentos en que algunos legisladores pedían la prohibición de la burqa en Francia.

El chador namaz, que es abierto en el rostro, podría ser mejor recibido en los bulevares de París.

"Espero, si Dios quiere, que las cosas en Afganistán progresen más, que la gente sea más abierta y más sensata, para que una mujer, una hermana, una madre, puedan andar por el mercado libremente", dijo Yusefy y agregó que nunca ha pedido a su propia esposa y sus dos hijas que usen la burqa.

Yusefy, quien vende entre cinco y 15 burqas al día, planea con el tiempo diversificarse hacia el cada vez más popular chador namaz, usado por cerca de la mitad de las mujeres de Herat, y espera duplicar su clientela y sus ventas apuntando a este creciente mercado.

Si bien en Kabul nadie se inmutaría al ver un mantau chalvar, en Herat todavía llama la atención. Para muchos, incluso el chador namaz es considerado atrevido.

"NO PUEDO RESPIRAR"

En los jardines del santuario de un venerado poeta sufí, las primas Margol y Amirejan Abdulzai conversaban mientras caminaban entre arbustos de rosas y lápidas de mármol.

Margol se había levantado la burqa sobre la cabeza porque podía relajarse más en el espacio cerrado y tranquilo. Amirejan vestía un chador namaz negro decorado con flores blancas.

"Cuando uso la burqa tengo una sensación realmente mala. No me gusta usarla. Mi familia no está feliz de que use el chador namaz, me dicen que siempre use una burqa. Pero no me gusta, me angustia, no puedo respirar bien", dijo Amirejan, de 18 años.

Margol, quien tiene poco más de 20 años, dijo que estaba acostumbrada a la burqa y que la usa desde que tiene unos 15. Su familia prefiere que la utilice y no aprueba que camine por las calles mostrando el rostro.

"Mi familia dice que tengo que usarla, me dicen que el chador namaz es malo. Te das cuenta de que si no usas la burqa y tu cara está al descubierto, la gente simplemente dirá chismes sobre ti", dijo Margol mientras reía.

"Pero sí me ocasiona fuertes dolores de cabeza, coloca una enorme presión sobre mi cabeza, especialmente si está muy ajustado", agregó la joven.

Su prima Amirejan dijo que preferiría usar un mantau chalvar y descartar su chador namaz si pudiese elegir.

"Ahora dicen que Afganistán es libre y que las mujeres deberían poder respirar más. Pero no, tu madre, tu tía y tu familia todavía te dicen que debes usar la burqa (...) no me gusta, quisiera ser libre, no bajo una burqa", agregó Amirejan.

De vuelta en su negocio, Yusefy pensó que las miradas pícaras podrían ser la razón por la que las mujeres se sientan obligadas a usar la burqa.

"Sí, los hombres no deberían mirar, tal vez ellos tienen la culpa por mirar. Si una mujer viene al mercado sin cubrirse, unos cien pares de ojos la estarán mirando (...) porque así son las cosas aquí", dijo Yusefy.

¿Pero acaso los hombres no necesitan algo que les cubra los ojos y les impida mirar a las mujeres?

"Bueno, no, no se los puede detener. Los hombres siempre mirarán fijo. Es parte de la cultura, la cultura es diferente, cada país es diferente", aseguró el hombre.

Yusefy quita una burqa de un gancho de metal de la pared de su negocio y la da vuelta para mostrar el panel de crochet cubierto con una tela azul traslúcida a través del cual muchas mujeres afganas ven el mundo.

"Hay una muy buena vista desde aquí dentro", dijo.