Actualizado 04/09/2016 10:29

Caos e inseguridad, la expansión de las bandas criminales en una caótica Venezuela

Venezuela inseguridad crímenes
REUTERS

   CARACAS, 4 Sep. (Reuters/Notimérica) -

   El eco del rastrilleo de armas se reproduce en una casa en un barrio pobre en el oeste de Caracas donde se refugian siete secuestradores, quienes se mantienen vigilantes mientras el líder de la banda alardea de los ataques con granadas contra policías y del crecimiento de su riqueza y poder.

   La economía socialista de Venezuela sufre una inflación de tres dígitos, una grave escasez de bienes básicos y un tercer año de recesión. En medio del caos, las organizaciones de este tipo se han fortalecido y han sacado ganancias.

   Los delincuentes, el Gobierno y los criminólogos coinciden en que las bandas están uniéndose con antiguos rivales y comprando armas de gran calibre para abarcar territorios más extensos en la capital y fuera de ella, en un país con una de las mayores tasas de homicidio del mundo.

   "Ya la mayoría de los otros barrios son nuestros panas (compañeros). Hacemos negocios entre nosotros", dijo el líder de la banda, de 33 años de edad, quien se identificó únicamente como 'Anderson' y estaba sentado en un escritorio con la cara oculta detrás de un pasamontañas negro.

   Además reveló que la rampante inflación está forzando a los grupos a ser aún más activos para conseguir cubrir los elevados costes de armas, drogas y hasta alimentos.

   "Antes hacíamos un trabajo mensual, ahora todas las semanas tenemos que hacer algo porque está 'arrecho' (difícil) para conseguir plata", agregó 'Anderson' antes de que un teléfono sonara para anunciarle una entrega de drogas.

   En este contexto, el incremento y empoderamiento de las bandas criminales supone otro factor desestabilizador para el presidente Nicolás Maduro, que se enfrenta a una alta impopularidad y a un proceso revocatorio que avanza lentamente.

   Respecto al 'modus operandi' de estos grupos, en el caso de la banda de 'Anderson', esta acecha a las víctimas durante varios días antes de secuestrarlas y les pide entre 5.000 y 10.000 dólares en un plazo de 24 horas. El año pasado, esta organización criminal asesinó a unas 10 víctimas de las decenas que secuestró, por lo general porque las familias no pagaron a tiempo.

   En los primeros seis meses del 2016, el número de secuestros contabilizados por la Policía científica se elevó en un 170 por ciento, en comparación con el mismo período del año anterior, según cifras del criminólogo Fermín Mármol.

   El número total de secuestros sería mucho mayor, ya que la mayoría de las víctimas no los denuncia ante las autoridades por temor a represalias o complicidad interna.

   Aunque algunas bandas se han unificado, aún existen disputas internas por territorios y en Venezuela se ven cada vez más escenas de violencia, similares a las que protagonizan los cárteles de la droga en México. Como prueba de ello, la Policía mostró fotografías a Reuters de cuerpos mutilados o decapitados colgados de puentes.

   Ante esta escalada de violencia e inseguridad, Maduro ha respondido con operativos frontales de militares y policías. No obstante, grupos de Derechos Humanos aseguran de que estos encuentros conducen a ejecuciones y detenciones arbitrarias.

   En este sentido, algunos criminólogos incluso advierten que esa política fomenta que las bandas se armen aún más. La fiscal general nombrada por Maduro, Luisa Ortega, advirtió en julio que el despliegue de la Operación Liberación del Pueblo (OLP) generó más violencia y múltiples reportes de abusos.

SUPUESTA "CONSPIRACIÓN" DE EEUU Y LA OPOSICIÓN

   Mientras 'Anderson' hablaba, sus hombres de confianza lo custodiaban, agitando rifles de alto alcance y pistolas, chequeando los cargadores de municiones y oteando los tejados y callejones empinados cercanos. La música fluía alrededor.

   Tienen buenas razones para estar en guardia.

   Hace dos semanas, en la cercana urbanización de El Valle, dos facciones se enfrentaron durante horas. El saldo fue de seis líderes muertos. El lado victorioso difundió un video de uno de los criminales descargando unas 30 balas en la cabeza de otro.

   En un país altamente polarizado, una de las pocas cosas en las que coinciden el Gobierno y la oposición es que el crimen organizado es grave y creciente. El índice de homicidios el año pasado fue de 58 muertes violentas por cada 100.000 habitantes, según cifras oficiales.

   Incluso desde dentro de las prisiones, los líderes son capaces de coordinar golpes a nivel nacional con delincuentes como 'Anderson', que comenzó su vida criminal a los 13 años y pasó diez años en prisión por asesinato.

   Maduro sostiene que el aumento desde el 2014 de la actividad de las bandas, a quienes él llama paramilitares, es parte de una conspiración de la oposición y Estados Unidos para desestabilizar su Gobierno.

   Sus adversarios culpan a las políticas oficiales y a los grupos armados pro-gubernamentales o "colectivos", que se han multiplicado en los últimos cinco años.

   En el estado Miranda, gobernado por la oposición, es uno de los más violentos del país. El secretario de Seguridad, Elisio Guzmán, apunta al 2013 como clave para el fortalecimiento de las bandas, cuando el entonces viceministro de Maduro, José Rangel Ávalos, negoció la creación de "zonas de paz" en la que los criminales deponían sus armas a cambio de trabajos y recursos.

   En una entrevista en el 2015 con medios locales, Rangel Ávalos negó haber cedido el control de territorios. "El dinero lo convirtieron en armas nuevas y vehículos", sentenció.

   "Casi se han convertido en una guerrilla, una guerrilla delictiva", agregó el comisario, cuyos agentes portan pistolas nueve milímetros mientras que las bandas tienen armamento bélico que, tal y como reconoce el Gobierno, proviene de la corrupción en las Fuerzas Armadas.

   Al respecto, 'Anderson' reveló que trabajan con la Guardia Nacional y la Policía Militar para abastecerse. "Están en su negocio con nosotros. Le compramos armas largas a ellos, chalecos (antibalas), lo que sea. Y nos avisan si van a mandar pacos (policías)", zanjó.