Actualizado 29/03/2017 22:43

Casi un 10 por ciento de las mexicanas desarrollará cáncer de mama antes de los 75 años

   CIUDAD DE MÉXICO, 19 Oct. (Notimérica) -

Cada 19 de octubre de celebra el Día Internacional contra el Cáncer de Mama, una enfermedad que, si bien es de sobra conocida por todos, se sigue presentando como uno de los grandes retos de la medicina, ya que desarrolla diferentes tipologías que requieren un tratamiento especial e individual frente a los demás.

   Entre los países iberoamericanos más afectados por su incidencia, destaca México, donde una de cada 11 mujeres desarrollará cáncer de mama antes de que cumpla 75 años. Así lo señala un estudio de la Universidad Iberoamericana León, ubicada en dicho país, el cual revela que esta es la segunda causa de muerte en la población femenina de 30 a 54 años.

   Actualmente, el cáncer de mama es un problema de salud pública que sufre un incremento anual del 1-2 por ciento, de tal manera que nueve de cada 100.000 mujeres mexicanas mueren por esta enfermedad. Solo el 5 por ciento de los diagnósticos son hereditarios. Por tanto, el 85-90 por ciento de los casos tienen su origen en anomalías genéticas vinculadas al proceso de envejecimiento de las mujeres, según indica la organización 'Breast Cancer'.

   El problema principal de México respecto a otros países se centra en que sólo se detectan estas dolencias en estadios tempranos en un 5 y un 10 por ciento de la población, frente al 50 por ciento de enfermedades reconocidas en los países desarrollados.

   Asimismo, se prevé una elevación de más de 1.500 casos por año hasta el próximo año 2020, teniendo en cuenta los fatales datos recogidos durante períodos anteriores: en 2010 murieron 5.200 mujeres por cáncer de mama, de las cuales el 30 por ciento podrían haber sobrevivido si se hubiera detectado a tiempo.

   Si bien las causas que producen el cáncer de mama son desconocidas, se conocen ciertos factores que aumentan el riesgo de padecer esta enfermedad. Entre ellos, aparecen los antecedentes personales y hereditarios, que el primer embarazo haya sido con una edad mayor a los 35 años, la obesidad, la exposición a radiación ionizante, el uso de estrógenos, el consumo excesivo de alcohol y la llegada tardía de la menopausia.

   También, dentro de estos factores de riesgo físicos y ambientales se acentúa una dieta rica en grasas, el tabaquismo, la escasa actividad física y deportiva y una dieta pobre en fitoestrógenos, es decir, aquella carente de soja, legumbres y semillas.

   Uno de los objetivos primarios del estudio del cáncer de mama se centra en su descubrimiento en etapas primarias, realizando exámenes clínicos y autoexámenes de palpación para buscar los nódulos de los senos, sobre todo en edades cercanas a los 40 años de edad, acompañadas por otros métodos más fiables y concretos.

PROBLEMA MUNDIAL

   El cáncer de mama es el tumor maligno más frecuente en las mujeres de los países industrializados y en vías de desarrollo --además de ser el de mayor mortalidad entre las mujeres-- que no solo afecta físicamente, sino que también lo hace a nivel mental.

   De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta enfermedad representa el 16 por ciento del total de los tipos de cáncer femenino a nivel mundial, de forma que cada año se estima que se presente más de un millón de casos nuevos.

   Este tipo de diagnóstico surge a partir del crecimiento descontrolado de las células mamarias, de manera que, de no ser estudiado a tiempo, las células cancerígenas pueden invadir el tejido mamario sano circundante y llegar a los ganglios linfáticos de las axilas.

   De ser así, pueden llegar a acceder a otras partes del cuerpo. Por tanto, se establece una tabla de estadios, basada principalmente en las proporciones del tumor, que van desde el estadio 0 (cuando las células cancerígenas permanecen dentro del conducto mamario) hasta el estadio IV, que indica que el cáncer se ha metastatizado hacia otras partes del cuerpo.

   Para evitar llegar a este punto, existen varios métodos de detección temprana. El más común de ellos es la autoexploración, una modalidad consistente en trazar círculos concéntricos que abarquen todo el seno para detectar cualquier anomalía. Este estudio debe realizarse en los días posteriores al último período menstrual.

   Por otro lado, es recomendable la realización de la mamografía, un proceso doloroso en el que dos planchas de plástico comprimen la mama para facilitar la visualización de los tejidos que la componen. Es el tipo más extendido aunque presenta dificultades en varias ocasiones, por ejemplo, si la paciente tiene implantes mamarios.

   La biopsia es el tercer procedimiento fundamentado en la extracción de tejido y fluidos con el fin de examinarlos. Es el más efectivo, ya que no admite margen de error, sin embargo se realiza cuando la lesión es muy evidente, de forma que no hace sino aportar más datos cuando la enfermedad es visible.

   Además, la termografía es una técnica alternativa basada en el análisis de imágenes infrarrojas, completamente inofensiva y simple. A través de ella se detectan variaciones en la temperatura de la piel durante un período de tiempo determinado.