Actualizado 03/07/2016 17:13

Catatumbo, el destino de las balas de las guerrillas colombianas

ELN
REUTERS

   BOGOTÁ, 3 Jul. (Notimérica) -

   La región colombiana de Catatumbo es testigo desde hace ya seis meses de cómo los guerrilleros utilizan fusiles de alta precisión para defender sus intereses. Los responsables de las muertes de hasta siete policías, por el momento, han comenzado a utilizar contra los cuerpos de seguridad armas de tamaña agudeza y estrategias que atemorizan a los agentes.

   José Hernández Figueroa fue el último alcanzado en el año 2015, el patrullero se encontraba en la garita de la estación del municipio de Hacarí cuando una bala le atravesó el pecho. Este asesinato fue responsabilizado a la 'Compañía Diego' del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

   Los ataques a la policía no cesarían con el fallecimiento de Hernández, 2016 llegó cargado de ataques. Otaré, en el municipio de Ocaña, presenció el ataque de unos guerrilleros --presuntamente del ELN-- a un grupo de policías.

   Los atacantes en esta ocasión lo hicieron a 'quemarropa' ante lo que no sobrevivió Yefri Darío González, un patrullero de 25 años procedente del Zulia. Estos hechos atemorizaron a todos los cuerpos de seguridad de la zona y, según cuenta un policía a 'El Espectador', se dan ellos mismos la vida al resguardarse "sin dar papaya fuera de la garita".

   La estación policial de La Playa de Belén sufrió el 4 de marzo una oleada de disparos. El cuartel no estuvo en paz hasta pasado algo más de una hora. Nuevamente, el Ejército de Liberación Nacional fue a quien se atribuyó el ataque en el que esta vez no hubo muertes aunque un patrullero de 24 años, Luis Alberto Ayala, fue herido de gravedad.

   Un mes más tarde, el domingo tres de abril, el comandante de la estación de El Tarra, Jaier Vanegas, falleció tras un tiro exacto en el pecho. El intendente fue trasladado con gran rapidez al hospital de Cúcuta pero no fue posible su salvación.

   Teorama, tan solo dos días después de los sucedido en El Tarra, sería testigo de cómo las balas pusieron fin a la vida de Milton Javier Méndez Parra, un auxiliar de 22 años. Según narra 'El Espectador', el asesino aprovechó unos instantes en los que el individuo se quitó el casco y acertaron con suma precisión a su cabeza. En esta ocasión el crimen se le atribuyó al Ejército Popular de Liberación (EPL) colombiano.

   Arlex Rancés Ardila murió el primero de mayo, consecuencia de las heridas sufridas en un ataque de los 'Pelusos', una disidencia del EPL. Su patrulla abordó a unos identificados ante la sospecha de que estaban repartiendo propaganda, durante la operación uno de ellos fue abatido y Rancés fue herido de muerte.

   Fuentes anónimas de la policía cuentan a 'El Espectador' cómo los guerrilleros utilizan cualquier oportunidad para encañonar a los cuerpos de seguridad. La situación ha provocado tanto pavor que "la gente no los saluda", afirman fuentes.

   Otro de los casos en los que se aprovechó el mínimo resquicio para atacar fue en San Calixto el 19 de junio, la EPL disparó contra un comando que había salido del cuartel a comprar víveres e inmediatamente después contra el cuartel. Los dos ataques se cobraron sendas víctimas: el comandante de la estación, Jonathan Anturi, y un patrullero, Lenier Ballesteros.

   El defensor del pueblo de Catatumbo, Alfonso Caijao Cabrera, declaró en su último recorrido por la región que la única forma de tener esperanza y poner fin al conflicto es que todos se monten "en el vehículo de la paz".