Actualizado 21/12/2009 23:38

Clima.- Cuba acusa a Obama de mantener una actitud "imperial y arrogante" en Copenhague y tacha de fracaso la cumbre


LA HABANA, 21 Dic. (Reuters/EP) -

El ministro de Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, acusó este lunes al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, de asumir una actitud "imperial y arrogante" durante la cumbre sobre cambio climático de Copenhague y calificó de "fracaso" el acuerdo de mínimos alcanzado en la misma.

"En esta cumbre hubo un solo Obama, imperial, arrogante, que no escucha, que impone posiciones, que incluso amenaza a los países en desarrollo", dijo el canciller.

El jefe de la diplomacia cubana aseguró que Obama trató de imponer un acuerdo "ambiguo y engañoso" y "de cocinar un documento que venía de Estados Unidos a espaldas de los pueblos del mundo", presionando a los países en vías de desarrollo.

Asimismo, Rodríguez tildó de "fracaso" el acuerdo suscrito en Dinamarca, que compromete en términos generales a los países asistentes a no elevar la temperatura del planeta más de dos grados centígrados respecto a la época preindustrial.

"La cumbre de Copenhague fue un fracaso y un engaño a la opinión pública mundial. La causa de ello es la evidente falta de voluntad política de los países desarrollados", afirmó Rodríguez en una conferencia de prensa.

La misma postura de rechazo a la cumbre han mostrado otros países latinoamericanos como Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Brasil que también responsabilizaron a Washington de acabar con las esperanzas de llegar a un acuerdo preciso para frenar el calentamiento global del planeta.

RELACIONES BILATERALES

En los últimos meses, Cuba ha endurecido su postura frente a Estados Unidos por considerar que Obama ha incumplido su promesa de mejorar las relaciones bilaterales con la isla, manteniendo las políticas hostiles de Washington hacia toda América Latina.

Obama se comprometió a "relanzar" las relaciones de Washington con La Habana y tomó algunas medidas iniciales como la eliminación de las restricciones a las visitas familiares y la flexibilización del embargo económico a la isla, que dura ya 47 años.

Estas políticas propiciaron un ambiente más amistoso que reactivó los intercambios culturales y deportivos, y llevó a ambos países a reanudar en julio el diálogo sobre el flujo migratorio.