Actualizado 06/03/2015 23:01

Los crímenes más sangrientos de 'Z-42', el último líder de Los Zetas

Omar Treviño
Foto: FACEBOOK

MÉXICO DF, 6 Mar. (Notimérica) -

   Omar Treviño, que fue detenido el pasado miércoles acusado de liderar la organización criminal Los Zetas, es considerado uno de los narcotraficantes más sanguinarios de México. A él se le atribuyen crímenes como el asesinato de 72 migrantes en San Fernando (Tamaulipas) y el incendio del Casino Royal en Monterrey (Nuevo León), en el que fallecieron 52 personas.

   También se le considera autor de las agresiones a diplomáticos estadounidenses en México y del asesinato del que fuera jefe de Seguridad del fronterizo estado de Tamaulipas Ricardo César Niño Villarreal, un general del Ejército que fue ejecutado el pasado 3 de noviembre en la carretera que une Monterrey con Nuevo Laredo.

   En México, Treviño tiene abiertas once causas penales por cometer delitos contra la salud, secuestros, robos, operaciones con recursos de procedencia ilícita, delincuencia organizada, asesinatos, portación de armas de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas y tráfico de armas.

   Mientras que en Estados Unidos, los primeros cargos en su contra datan de 2001, cuando fue acusado de lavado de dinero y de conspiración para la distribución de marihuana y cocaína desde Nuevo Laredo, en el estado mexicano de Tamaulipas, a la población de Laredo en Texas (Estados Unidos).

   De hecho, se calcula que en 2005 transportó de una a otra ciudad 307 libras (139 kilogramos) de marihuana y ocho de cocaína (3,6 kilogramos). Según informa el diario 'Milenio', la droga era empacada en viviendas de seguridad en México y protegida por sicarios, quienes también evitaban que grupos rivales se hiciesen con el control de las rutas que utilizaba esta organización criminal.

   Estados Unidos también consideran que, hasta 2010, Treviño era supervisor de cédulas del Cártel del Golfo, La Compañía y Los Zetas y que a partir de 2003, transportó, en numerosas ocasiones, armas desde Dallas a México.

   Los bienes de 'Z-42' y los de su hermano 'Z-40', que también dirigió esta organización criminal, fueron confiscados en Estados Unidos y valorados en más de diez millones de dólares. En este país, el que fuera el último líder de Los Zetas se enfrenta a una condena de entre 10 años de cárcel y cadena perpetua.