Actualizado 02/08/2009 21:42

Crisis del agua acaba con arraigo de granjeros sirios

Por Khaled Yacoub Oweis

SHAIZAR CASTLE, Siria (Reuters/EP) - Hace sólo unas décadas, los peces abundaban en el río Orontes que durante miles de años ha proporcionado agua a las exuberantes planicies sirias, ubicadas en la encrucijada del mundo antiguo.

Pero ahora, las norias del siglo XII del Orontes, unas enormes ruedas de agua famosas por su distintivo crujir, apenas giran en la débil corriente. Las algas cubren la superficie del río y el desierto lo ha ido cercando.

"El río se ha contaminado tanto. La calidad de nuestros productos ha sufrido y apenas hay suficiente para alimentar a mi familia ahora", dijo Mohammad al-Hamdo, un granjero de 80 años.

La peor sequía de Siria en décadas ha forzado la evacuación de cientos de miles de personas y suscitó pedidos de una política hídrica coordinada para Oriente Medio, ya que la región se enfrenta a un clima más seco y reducidas reservas de agua por las represas y la perforación de pozos.

Sin embargo, queda la duda si una política coordinada es posible siquiera en una región desgarrada por tensiones y rivalidades, y donde las políticas hídricas a menudo son consideradas un juego en el que uno gana y otro pierde.

El río Eufrates, que fluye desde Turquía pasando por Siria e Irak, está contaminado y salinizado. La construcción de una represa turca y las demandas de agua de las crecientes poblaciones han reducido drásticamente su caudal.

Mohammed Okla se encuentra entre los 200.000 a 250.000 granjeros sirios que, según se estima, en los últimos tres años se han visto forzados a abandonar la tierra debido a la sequía, de acuerdo a un estudio reciente de Naciones Unidas.

"Perdí dos tercios de mi ganado después de que los pozos de agua se secaron", dijo Okla, quien huyó de la muy afectada provincia de Hasaka al este del país hace cinco meses y ahora vive en una carpa con sus dos esposas y 15 hijos junto al principal vertedero de residuos de Damasco.

La familia de Okla ha pasado de ser productora de trigo y ganado a virtual refugiada. Las moscas recubren los rostros de sus hijos descalzos, que juegan entre restos de metal y basura que sacan del vertedero y usan como juguetes sustitutos.

"Apenas podemos comprar pan y té para alimentarnos. No nos visitó ningún funcionario de Gobierno. No recibimos nada de ayuda", dijo el hombre.

LABRANDO LA TIERRA

Siria es un gran productor de materias primas agrícolas en la región.

Las ventas de trigo, aceite de oliva, ganado, frutas y verduras contribuyen en un 20 por ciento a los 45.000 millones de dólares de su Producto Interno Bruto y aproximadamente la mitad de sus 20 millones de habitantes obtienen ingresos de la agricultura.

Los ríos del país y sus 420.000 pozos de agua, la mitad de los cuales fueron cavados ilegalmente en las últimas décadas, se han estado secando. La sequía y la mala administración de los recursos hídricos han golpeado fuerte a la agricultura, especialmente en la región de Hasakah, lindera con Irak.

La producción de trigo de Hasakah caería a 892.000 toneladas este año, comparado con los 1,9 millones proyectados.

Un reciente estudio de Naciones Unidas dijo que la sequía ahora cubre más del 60 por ciento de la masa terrestre de Siria y que 1,3 millones de personas se han visto afectadas hasta ahora, con el grueso de los evacuados ubicándose en regiones en torno a Damasco, Aleppo y Hamah.

Los casos de desnutrición en la provincia de Hasakah aumentaron 370 por ciento desde el 2006 y 229 por ciento en la región fronteriza de Deir al-Zor sobre el Eufrates, según el estudio.

El destacado economista Aref Dalila dijo que una mala política agrícola, incluyendo el subsidio de la producción del trigo en las últimas dos décadas, contribuyó a la crisis actual.

Dalila, quien pasó 7 años en prisión por criticar la política económica del Gobierno y fue liberado el año pasado, dijo que el estado permitió el cultivo de trigo en zonas semi-secas reservadas para el pastoreo y fomentó la perforación de pozos ilegales que dañaron la capa freática.

"Siria se esforzó para convertirse en un exportador de trigo, lo que es inusual en tercer mundo. Ahora nos vemos forzados a importar trigo y alimento para animales. El pasto y el agua han disminuido", dijo el economista.

El tema es políticamente sensible. El Gobierno, controlado por el partido Baath desde que asumió el poder en el golpe de estado de 1963 y proscribió a toda oposición, ha promocionado su manejo de la agricultura como un triunfo "estratégico."

Pero la política ha sido objeto de inusuales críticas luego de que una cosecha menor a la esperada en el 2008, forzara al Estado a importar trigo por primera vez desde la década de 1990.

"Debemos reconsiderar nuestras prioridades y revisar nuestra política agrícola. La población de Siria está aumentando en medio millón de personas al año", dijo Rim Abed Rabu, director de la división de seguridad hídrica del Ministerio de Medio Ambiente.

"La política de seguridad alimenticia está socavando la seguridad hídrica y la sustentabilidad del desarrollo agrícola", agregó Abed Rabu.

El ministro de Finanzas, Mohammad al-Hussein, dijo al parlamento controlado por Baath el mes pasado que el Gobierno estaba trabajando en un fondo de emergencia agrícola pero no dio ningún indicio de que fuera a abandonar los costosos subsidios que, según los expertos, han agravado el problema.

La agricultura consume tanto como 90 por ciento del agua disponible, y un 60 por ciento del suministro proviene de pozos cuyos niveles han caído bruscamente, elevando el costo de la producción y alarmando a los terratenientes.