Actualizado 10/08/2015 16:49

Cuando las paredes de Nicaragua hablan

LEÓN (NICARAGUA), 09 (EUROPA PRESS)

   Los murales de la ciudad de León (Nicaragua) destacan la historia de la revolución sandinista y suponen todo un ejemplo de arte en la calle y en los edificios, con imágenes que reivindican el pasado combatiente para acabar con la dictadura somozista.

   En la plaza de los Mártires, junto a la catedral, figura una de las pinturas más grandes y simboliza varios episodios patrióticos, como la lucha de Augusto César Sandino, que logró que las tropas estadounidenses salieran del país. Sus acciones fueron la base ideológica para la fundación, años más tarde, del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de la mano de Carlos Fonseca.

   Pero el mural de la plaza de los Mártires, repleto de imágenes violentas y que hace honor a la memoria histórica de un pueblo, finaliza con una mirada optimista en la que se espera una vida mejor, como muestran dos escolares de espaldas cogidos de la mano que avanzan hacia una montaña soleada.

RIGOBERTO LÓPEZ

   Uno de los hijos predilectos de León es Rigoberto López Pérez, que el 21 de septiembre de 1956 asesinó al primero de los cuatro Somoza, Anastasio Somoza García, y posteriormente cayó en una lluvia de balas. Junto al mismo punto en que acabó con el dictador, en la Casa del Obrero, un mural recuerda la hazaña.

   Esa misma tarde, Rigoberto López se dedicó a estar con su madre y, antes del tiranicidio le escribió una carta que acabó convirtiéndose en una de las epístolas más famosas del país. Hablaba de una patria libre y confesaba que si perecía en el intento de conseguirla no se culpara a nadie. Después se vistió con camisa blanca y pantalón azul, por lo que su madre diría después que quiso morir con los colores de la bandera nacional en su cuerpo.

   La carta finaliza así: "Lo mío no ha sido un sacrificio sino un deber que espero haber cumplido. Si usted toma las cosas como yo las deseo, le digo que me sentiré feliz. Así que nada de tristeza que el deber que se cumple con la patria es la mayor satisfacción que debe llevarse un hombre de bien como yo he tratado de serlo. Si tomas las cosas con serenidad y con la idea absoluta de que he cumplido con mi más alto deber de nicaragüense, le estaré muy agradecido. Su hijo que siempre la quiso mucho. Rigoberto".

MASACRE ESTUDIANTIL

   León, la segunda ciudad más importante de Nicaragua después de Managua, rebosa pasado estudiantil, con luchas sangrientas por una educación de calidad. El 23 de julio de 1959, en León hubo una manifestación en solidaridad con una protesta estudiantil anterior y a favor de la autonomía de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua acabó en una nueva masacre, con cuatro muertos y cientos de heridos.

   Los cuatro mártires, víctimas de las metralladoras y el gas lacrimógeno de la Guardia Nacional somozista, fueron Erick Ramírez Medrano, Sergio Octavio Saldaña González, Mauricio Martínez Santamaría y José Rubí Somarriba. Tres días después la Junta Universitaria les otorgó el título de Doctor Honoris Causa a cada uno de ellos.

HÉROES

   También la imagen de Egdar José Munguía Álvarez, más conocido como 'La Gata Munguía', aparece en las céntricas calles de la ciudad, recordando así su lucha contra el régimen de Somoza en el ámbito estudiantil y universitario.

   Es relevante la frase de 'La Gata Munguía' que dice: "Los verdaderos Héroes no son los que esperan vivir de la revolución, los verdaderos Héroes son los que dieron la vida por la libertad y la revolución". Murió el 14 de septiembre de 1976 en combate en Yaosca, en el departamento de Matagalpa.

MUSEO DE LA REVOLUCIÓN

   El icono de la lucha latinoamericana, El Che Guevara, también aparece en varias ocasiones, como en el interior de un edificio universitario, con Sandino y Fonseca, o en el Museo de la Revolución, a menudo frecuentado por exguerrilleros, como el propio guía.

   También en el museo se explica la historia del último siglo de Nicaragua, desde la instauración de las dictaduras de los Somoza, hasta la revolución sandinista de 1979 y la contrarrevolución de la década de los 80.

   Los murales del patio exterior, de rojinegro como la bandera del FSL, o de sombras de combatientes al acecho, respiran, como el resto de la ciudad, revolución.