MÉXICO DF, 14 Nov. (Reuters/Notimérica) -
Aunque el chef vasco Andoni Luis Aduriz y el mexicano Enrique Olvera ya son reconocidos como unos de los mejores cocineros del mundo, ahora se enfrentan a un nuevo reto culinario: abrir un restaurante en el naciente mercado gastronómico de Cuba.
La pareja de cocineros planea montar un local en La Habana, una de las ciudades que ha experimentado un florecimiento culinario en los últimos años.
Mugaritz, el restaurante de Aduriz que se encuentra en el País Vasco y tiene dos estrellas Michelin, ha sido considerado como el sexto mejor del mundo este año por la revista británica 'Restaurant'. Pujol, de Olvera y situado en la Ciudad de México, ocupa la vigésima posición.
Mientras los restaurantes del Estado y sus empresas asociadas gozan de una flexibilidad para importar artículos de lujo, los restaurantes privados de Cuba tienen que luchar a menudo para encontrar ingredientes en supermercados y otros comerciantes de la isla.
Sin embargo, estos dos famosos chefs están dispuestos a combatir con este desafío. "¿Y por qué no La Habana? La gente tiene una forma de entender la vida maravillosa y el reto de cocinar con las limitaciones que puede ser un lugar como La Habana, ¿por qué no vamos a soñar que puede existir la posibilidad de hacer algo especial?", señaló Aduriz a Reuters.
COCINA SIN BARRERAS SOCIALES
En cuanto a los ideales comunistas del Gobierno cubano, los cocineros también se han propuesto crear una experiencia gastronómica que no distinga las clases.
"La gastronomía no es un privilegio de gente con dinero, sino de gente inteligente, ¿por qué no soñar con un restaurante donde podamos conseguir que se mezclen todas las clases sociales y la gente no se pregunte quién es?", subrayó Aduriz.
Por otro lado, el chef vasco aseguró que se encuentran "en un momento donde no solamente" quieren hacer una cocina que "esté buena, (sino) una cocina con sentido, una cocina creativa o de vanguardia que aporte cosas".
A pesar de que ambos cocineros tengan claro su objetivo, aún no saben cómo lo harán para que el restaurante sea viable económicamente. La pareja, que todavía no tiene fecha para la apertura del local, está en las primeras etapas del proyecto y tiene que estudiar las reglas de funcionamiento del negocio en Cuba.
Hasta hace poco, La Habana presentaba un puñado de alternativas para salir a comer, pero ahora la ciudad tiene un gran abanico de opciones culinarias para turistas y extranjeros, incluyendo diplomáticos, y un creciente número de cubanos que tienen acceso a la moneda dura.
"Estamos viviendo los comienzos de algo que aquí no existía hace poco", confesó Pilar Fernández, quien abrió su segundo restaurante, Casa Pilar, en La Habana hace un mes.
"Eso va a crear una escuela dentro del mundo de la gastronomía. Con el tiempo estos muchachos jóvenes con una nueva formación acabarán siendo buenos chefs de cocina", detalló.
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