Actualizado 24/04/2016 22:26

Los ecuatorianos suplican ayuda tras el devastador terremoto

Ecuador Terremoto
REUTERS

PEDERNALES, 22 Abr. (Reuters/Notimérica) -

   Miles de ecuatorianos clamaban el jueves por agua, medicinas y comida, cuatro días después de que el peor terremoto en casi 70 años los dejara a la deriva tras azotar al país dejando más de 600 víctimas.

   El Gobierno de Rafael Correa dijo que no se trata de falta de ayuda, sino de fallas en la distribución de las abundantes provisiones, prometiendo solucionar el problema lo antes posible.

   Pero mientras tanto, en la ciudad de Pedernales, casi totalmente destruida por el sismo de magnitud 7,8, la mayoría se quejaba por la falta de atención.

   José Rodríguez, de 24 años, condujo más de dos horas desde la pequeña ciudad de Calceta a un punto de almacenamiento de alimentos en las afueras de Pedernales. "No está llegando a nosotros", dijo, dando su dirección y número de teléfono a un militar. "Venía aquí para ver si me dan algo, pero es imposible".

   Un funcionario del Gobierno le pidió a otro solicitante, José Basulor, de 55 años, mantener la calma. "Yo sí tengo paciencia, ¡pero los niños no!", gritó.

   El clamor de los pobladores de Calceta se replicaba a lo largo de los 200 kilómetros de litoral afectado donde, sobre calles en las que solían levantarse casas, edificios y hoteles, ahora se apilaban toneladas de escombros y hierros retorcidos.

   Y, a pesar de la rápida reacción del Gobierno para albergar a más de 25.300 personas en campos de fútbol y aeropuertos, el calamitoso estado de las vías dificultaba el traslado de la ayuda que llegaba del exterior sin cesar.

   "Por allí corren rumores de que falta el agua", dijo Correa el miércoles en rueda de prensa. "¡El agua sobra! El problema es la distribución", reconoció.

   Los cuellos de botella disminuyeron el jueves después de que el Gobierno decidiera ir casa por casa, en vez de tener puntos fijos de distribución, para entregar una mochila con vituallas, una botella de agua y un mensaje de aliento para cada familia.

   "Todo ese modelo (de casa por casa) nos está dando un resultado importante", dijo el ministro del Interior, José Serrano, que llegó a Cojimíes para supervisar las entregas.

   En Manta, la segunda ciudad más afectada por el sismo, ya se podía ver una mejor organización en la distribución de alimentos con la ayuda de fuerzas de seguridad, que colocaban un sello y un número en el brazo de las personas para agilizar la entrega.

   "Dentro de todo está bien organizado con militares y policías. Aquí llevamos algo para comer", dijo Manuel Macías, un obrero de la construcción de 27 años, quien recibió alimentos tras esperar cuatro horas en una fila, bajo el ardiente sol y el fuerte hedor que inunda la ciudad.

EN BUSCA DE LIQUIDEZ

   Correa, al mando del socio más pequeño de la OPEP desde el 2007, decretó el miércoles alzas temporales de impuestos para hacerle frente a los estragos del terremoto y agregó que vendería activos del país y emitiría deuda para costear la reconstrucción, que estimó en miles de millones de dólares.

   El mandatario dijo que si el precio del petróleo sube, el incremento de dos puntos porcentuales del IVA --de 12 a 14 por ciento-- podría acortarse a menos de un año, como inicialmente estaba planteado.

   Además, barajó la posibilidad de que entre los activos a vender pudiera estar la hidroeléctrica Sopladora, en el sureste del país y con capacidad para generar 487 megavatios (MW). La planta está aún en fase de operación experimental.

   Minutos después, el mandatario dijo que espera poder colocar "pronto" los bonos en el mercado internacional para levantar liquidez destinada a reconstruir la zona devastada por el sismo y reactivar la economía.

   "Ojalá no nos suba el riesgo país por el terremoto que sufrimos y podamos colocar pronto esos bonos", dijo la noche del jueves durante una rueda de prensa desde Manabí.

   Anteriormente, el ministro de Economía, Patricio Rivera, había dicho que con las medidas tributarias esperaban recaudar entre 650 y 1.000 millones de dólares, y que las nuevas disposiciones no afectarán a los damnificados por el terremoto en las provincias de Manabí y Esmeraldas, al noroeste del país.

   Las medidas impositivas tendrán que ser aprobadas por la Asamblea Nacional, de mayoría oficialista, en un máximo 30 días.

   Mientras tanto, las reacciones a los anuncios de Correa eran encontradas. "Es una medida extrema, pero no me opongo", dijo Fiorella Vera, una relacionista pública de 28 años en Guayaquil, la ciudad más grande del país. "Si tengo que pagar un poco más de mi sueldo o del IVA lo haré (...) en lo que no estoy de acuerdo es en vender los activos y en endeudarnos aún más".

   Ponerse de pie no le será fácil al país andino, cuya economía ya estaba golpeada por los bajos precios del petróleo, su mayor fuente de ingresos. "Estamos enfrentando lo más duro, pero es sólo el comienzo", dijo Correa la noche del jueves. "La reconstrucción de las zonas afectadas durará años y costará miles de millones de dólares".

   Al pasar revista a los pueblos más afectados, el mandatario dijo que muchas vidas se hubieran podido salvar si los precarios edificios hubiesen respetado las normas de construcción, endurecidas tras el terremoto de magnitud 7 que dejó más de 300.000 fallecidos en Haití en el 2010. "Es una oportunidad para planificar mejor nuestras ciudades", manifestó.

   Además, el gobernante de 53 años llamó a los países que han brindado su ayuda a que no dejen de visitar Ecuador para evitar afectar a la industria turística que, el año pasado generó ingresos por unos 1.700 millones de dólares.

   Pero por el momento, parecía difícil reactivar el turismo inmediatamente ante los riesgos de posibles brotes de virus. De hecho, los cientos de rescatistas usaban mascarillas para combatir el mal olor a descomposición y los miles de militares desplegados para mantener el orden eran vacunados antes de movilizarse a la zona cero.

   A pesar de que las autoridades llamaron a la calma en días previos y dijeron que no habían detectado la presencia de vectores, la organización CARE International dijo el jueves que las enfermedades transmitidas por mosquitos como, el Zika y el dengue, eran una "amenaza inmediata" para los supervivientes del terremoto.