Actualizado 05/09/2006 16:49

EEUU.- La puertorriqueña Esmeralda Santiago narra en 'El amante turco' su crecimiento en la cultura norteamericana

Santiago es una de las pocas voces que escribe en inglés acerca de la experiencia de la inmigración puertorriqueña en Norteamérica


MADRID, 5 Sep. (EUROPA PRESS) -

La escritora puertorriqueña Esmeralda Santiago publica la tercera parte de sus memorias bajo el título 'El amante turco' (Editorial Alfaguara). Esta biografía narra sus años de madurez como emigrante en los Estados Unidos y completa la trilogía que comenzó narrando sus años como adolescente en su nuevo país bajo los títulos 'Cuando era puertorriqueña' y 'Casi una mujer'.

Santiago es una de las pocas voces latinoamericanas que ha plasmado en inglés la experiencia de la inmigración puertorriqueña en norteamérica consiguiendo el éxito literario en su país adoptivo. La escritora declaró que a través de su literatura trata de "llevar a la isla lo que es ser puertorriqueño en Estados Unidos y explicar a los americanos lo que es ser puertorriqueño en norteamérica". Sus libros se utilizan en las escuelas y universidades norteamericanas como objetos de estudio acerca de "la identidad y como aprender a desenvolverse en la cultura ajena".

Ella misma es un ejemplo de la inmigración, del crecimiento entre dos culturas y de la realización personal desde la pobreza hasta el éxito intelectual."Para todo inmigrante irte de tu patria es un proceso de creación", afirmó, una transformación, que a diferencia de otras personas, ella vivió "consciente en todo momento" lo que le dio la capacidad de "controlar el proceso" y "decidir que iba a ser", declaró.

MEZCLA DE CULTURAS

'El amante turco' cuenta el proceso de madurez de la escritora marcado por un continuo "salto de una cultura a otra". Tras las puertas de su casa se encontraba con una "extensa familia tradicional" protectora de las tradiciones y fuera vivía una "realidad abierta a la libertad y a todas las posibilidades". Ella que siempre sintió que "podía hacer lo que quisiera", escapó de su casa con Ulvi Dogan su amante turco con tan sólo veinte años.

El libro narra el proceso de madurez que sigue la escritora desde su escapada, las vivencias de su amor insatisfecho y la transformación interior que sigue para "inventar la mujer que iba a ser". Todo ello distribuido en 35 capítulos narrados con un lenguaje cercano al 'spanglish' y repletos de inmersión y dualidad cultural. La historia comienza en el suburbio neoyorquino de Brooklin, pasa por las playas de Miami y finaliza en el ambiente universitario de Harvard, todo un recorrido por la Norteamérica de los años 70.

Santiago explicó que a las familias latinoamericanas en Norteamérica "todavía viven como si estuvieran en sus países". Sin embargo, afirmó que éstas "proveen el cariño que no se encuentra en la cultura norteamericana". Su obra refleja su "amor por la libertad norteamericana" y a su vez, la "necesidad física de mi familia".

SUEÑO AMERICANO

"Soy el producto de las posibilidades que ofrece Estados Unidos", afirmó la escritora, que al llegar al país del norte se incorporó a una escuela pública en la que "existía la oportunidad de explorar cualquier cosa". Se siente de la generación que cumplió los sueños que "nuestros padres tenían para nosotros", así lo atestigua su éxito literario y su paso por la Universidad de Harvard.

En una época de cambios culturales, se incorporó de lleno a los movimientos feministas que le aportaron el sentimiento de "tener opciones" y la suya fue "luchar". Sin embargo, Santiago declaró que "no existe todavía la futura presidenta de Estados Unidos" a la vez que criticó la "dificultad de ser norteamericano" en la actualidad. La escritora, que tiene familiares luchando en Irak, declaró que "el régimen bushista" no representa a la sociedad norteamericana.

Según afirmó, ese "montón de hombres viejos blancos junto a Condi que quiere ser uno de ellos" no son la imagen de un país repleto de "gente joven, emprendedora y liberal". Santiago explicó que en Estados Unidos el problema de la inmigración no se conoce como "un problema mundial". Ni los políticos, ni la prensa "miran hacia afuera", Europa aparece "de vez en cuando" pero no saben que "hay un mundo en su propio hemisferio".