MADRID, 17 Feb. (Notimérica) -
Ernesto Colman es un uruguayo que llegó a España en 1989 huyendo de la hiperinflación en Argentina y que tras montar una clínica dental en Madrid no paró de triunfar en los negocios, hasta conseguir hacer una gran fortuna y aunar un lujoso patrimonio que lo llevó a figurar en la lista Forbes con una fortuna de alrededor de 600 millones de dólares.
Sin embargo, el sueño de Colman parece haberse terminado. El empresario ha sido detenido, junto a otros directivos, acusado de dirigir una trama que la Fiscalía ha calificado de "organización criminal" y que consistía en exigir a sus franquiciados que parte del pago lo hiciesen en metálico para no declararlo. Así, sacaban el dinero de España y lo reinvertían en propiedades.
En el marco de la 'operación Topolino' la Policía ha incautado un avión, decenas de coches y fincas, según han informado a Europa Press fuentes de la investigación. Se han practicado ya catorce detenciones en España.
En el innumerable patrimonio de Colman --quien podría haber estado dispuesto a cerrar el negocio para marcharse con el dinero-- se encontraban más de 200 fincas repartidas por toda España, 36 vehículos de alta gama, una empresa de alquiler de aviones, chalés, viviendas, caballos, helicópteros y hasta un pueblo abandonado en la localidad española de Lleida.
Las primeras pesquisas de los responsables de la 'Operación Topolino' cifran el fraude en torno a los 10 millones de euros (11 millones de dólares).
El uruguayo, que llamó la intención por su 'éxito' a la revista Time que lo bautizó como McDentist, contaba con diversas clínicas en distintos países europeos, pero en España abrió más de 350.
De las más de 400 clínicas que abrió en Estados Unidos hoy no hay rastro, ya que fracasaron completamente. Uno de los dueños de las franquicias estadounidenses fue el que regresó a España y acabó denunciando a Colman. Otros dueños se fueron sumando a la demanda que golpearía al empresario.
Pero esta no es la primera vez que la compañía de Colman se ve enturbiada por la polémica. Ya en 2012 el Consejo General de Dentistas denunció una campaña publicitaria emitida por la entidad que calificaron de "denigrante para la profesión" y que podría "resultar engañosa" además de ofrecer según el Colegio de Odontólogos de Valencia y la asociación de consumidores FACUA, "tintes xenófobos".