Actualizado 05/10/2007 16:44

España.- Interpol trabaja en Argentina y Uruguay para resolver el robo de mapamundis de la Biblioteca Nacional


MADRID, 5 Oct. (EUROPA PRESS) -

Interpol trabaja en Argentina y Uruguay para determinar la autoría del robo de los valiosos mapamundis de la Biblioteca Nacional (BN). En este sentido, analiza si César Gómez Rivero, ciudadano español de origen uruguayo y residente en Argentina, fue el autor del robo de estos documentos o si, en cambio, alguien ha suplantado su identidad para realizar esta sustracción, informaron a Europa Press fuentes próximas a la investigación.

Asimismo, la Guardia Civil está en contacto con la policía británica ya que una de las pistas que sigue la Benemérita apuntaría a que los mapamundis podrían haber pasado por Londres. De ser cierta esta sospecha, el siguiente destino de los incunables podría haber sido Australia, por lo que los investigadores españoles están en contacto con las autoridades de dicho país, señalaron las citadas fuentes.

ANTECEDENTES

El pasado 24 de agosto, la Biblioteca Nacional informó de este robo que se realizó "burlando las estrictas medidas de seguridad en vigor en la BN desde principios de los noventa". La institutición, dirigida entonces por Rosa Regàs, comunicó que se habían sustraído las páginas correspondientes a dos mapamundis grabados e ilustrados que forman parte de sendos ejemplares de la edición incunable de 1.482 de la obra de Ptolomeo Cosmografía.

Asimismo, a través de un escueto comunicado indicaba que los ejemplares se guardan en la Sala Cervantes, a la cual sólo acuden los usuarios que poseen el carnet de investigador. De dicha edición de la Cosmografía se conservan actualmente cerca de 120 ejemplares en las más importantes bibliotecas del mundo.

La BN informó además de que "inmediatamente" se procedió a precintar ambos volúmenes "para preservar las posibles pruebas y a denunciar el hecho ante la Unidad de la Guardia Civil especializada en Patrimonio Histórico", que inició la investigación para recuperar las páginas sustraídas.

Cuatro días después de este comunicado, la Biblioteca Nacional hizo público que había detectado también hojas arrancadas en cuatro ejemplares de obras de los siglos XVI y XVII.