MÉXICO DF, 14 Ene. (Notimérica) -
Los familiares y compañeros de los 43 'normalistas' desaparecidos el pasado 26 de septiembre en Iguala (Guerrero) escogerán el día y la hora en la que entrarán a los cuarteles militares de este estado del suroeste de México, tras los enfrentamientos que se produjeron el pasado lunes entre familiares y soldados, al negar éstos a los manifestantes la entrada a las instalaciones militares.
Se trata de un gesto histórico por parte del Gobierno mexicano que quiere demostrar que las Fuerzas Armadas ni detuvieron, ni cremaron a los estudiantes desaparecidos, como señalan algunas versiones.
La Procuraduría General de la República (PGR) ha asegurado que las zonas militares están abiertas a todos los ciudadanos y que el ingreso "se deberá hacer de manera ordenada y con respeto" a las instituciones, según informa el diario mexicano 'Milenio'.
Esta decisión ha sido tomada tras el diálogo que mantuvieron este martes el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, con los representantes de los familiares de los estudiantes desaparecidos, después de que la comunicación entre ambos estuviese suspendida durante un mes.
En el citado encuentro, los padres de los 'normalistas' desaparecidos han asegurado que el Estado mexicano ha rechazado realizar una investigación para esclarecer el nivel de responsabilidad del Ejército en este caso y han aportado diez testimonios que involucran a esta institución en la matanza de Iguala.
Por su parte, el director de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR, Tomás Zerón, ha asegurado en una rueda de prensa que no hay pruebas que involucren al Ejército en la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa y ha destacado que se han agotado las líneas de investigación, tras tomar declaración a 385 personas, entre ellas 36 militares.
Sin embargo, hace unas semanas, los investigadores Jorge Antonio Montemayor, del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y Pablo Ugalde, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), dijeron tener la hipótesis de que los jóvenes fueron incinerados en los crematorios del Ejército y en privados.
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