LOS ÁNGELES, 1 Abr. (Notimérica) -
Andrew Getty, de 47 años de edad, y heredero del magnate del petróleo Jean Paul Getty, fue hallado muerto este martes en su mansión de Los Ángeles, en California (Estados Unidos), si bien aún no se ha determinado si la causa del óbito ha sido natural o accidental.
Según diversos medios locales, la Policía ha abierto una investigación para conocer las condiciones en las que se ha producido el fallecimiento del heredero de la fortuna de la familia, que llegó a ser la más rica del mundo, según París Match.
Una fuente policial dijo a Los Ángeles Times que Getty fue encontrado desnudo de cintura para abajo en el baño de su casa, en Hollywood Hills, y parecía haber sufrido algún tipo de trauma. Sin embargo, no está claro si la lesión fue causada por una caída o por otra causa.
Según el mismo diario, hace unas dos semanas, Andrew Getty había solicitado una orden restrictiva contra una mujer, si bien su abogado no ha desvelado la identidad de la misma.
Los padres del fallecido, Ann y Gordon Getty, confirmaron la muerte de su hijo en un comunicado en el que pidieron privacidad durante un "momento muy difícil".
Una mujer que fue descrita como una amiga de Andrew Getty fue la que al parecer descubrió el cuerpo y llamó al 911 aproximadamente a las 14:18 horas, según dijeron las autoridades.
Andrew Getty, de 47 años, era nieto del magnate del petróleo Jean Paul Getty, y es uno de los cuatro hijos de Gordon, uno de los tres hijos del rico petrolero.
Su muerte es la última desgracia en caer sobre una familia rica, pero en la que la tragedia se ha cebado. El quinto hijo de Paul Getty, y el único que tuvo con su quinta esposa, murió a causa de un tumor cerebral en 1958, cuando sólo tenía 12 años, mientras otro hijo murió por un presunto suicidio en 1973.
Ese mismo año, Jean Paul Getty III --primo de Andrew Getty-- fue secuestrado en Italia cuando tenía 16 años y permaneció retenido más de cinco meses hasta que su familia pagó 2,8 millones de dólares, después de que recibiera una macabra señal de lo que podían hacer sus captores, que enviaron la oreja derecha que le habían cortado al chico.